busca entre mis delirios

miércoles, diciembre 31, 2008

findeaño

son doce uvas... así tiene que ser, no? pues este año yo, en una pulsión de creatividad y pesudotranscendentalismo voy a introducir un pequeño ritual de acompañante de esa fruta tan insulsamente insípida por sí sola. voy a traeros conmigo, y sin pedir permiso ninguno, durante ese segundo y algo más que dura el recorrido del fruto desde el bol de mi mano izquierda hasta mis internas profundidades. durante los cuartos, me regocijaré con mis dos lobos esteparios, mi querido sevillano al que no olvido en esta travesía y mi amada catalana, que tanto me da en la distancia. me iré con ellos al teatro mágico, a emborracharnos y a fumarnos la vida, porque posiblemente no encontremos mejor lugar que ese en que celebrar la nochevieja. en la primera uva pensaré en él, que tanta vida me ha cambiado y tanta otra me ha regalado en su paso por estos siete años y pico. en la segunda, pensaré en A. porque se fue hace mucho y cada vez la quiero más y más. porque me dio la llave de mi vida y nunca tuve la oportunidad de agradecérselo en persona, aunque lo hago cada día un poquito al acostarme. en la tercera pensaré en la última (y tercera) hada que he conocido en este cuarto de siglo. quizá una de las personas que más brillo irradia con la que he tenido la suerte de compartir un plato de sushi. porque en la otra vida no ha sido una persona, sino tres, porque es tan grande que cabe en ella demasiada vida para una sóla. porque es un encanto, porque conocerla ha sido un placer (más!). y porque me ha cautivado para siempre. en la cuarta traeré a mi Lu misteriosa y a sus puzzles indefinidos cuyas piezas me desgrana y dona con sumo atractivo. en la quinta pensaré en mi madre, porque sin ningún género de dudas y lamentablemente, este año es suyo. en la sexta uva me quedaré con B3, mi otra hadita secreta, sin que ella misma lo sepa. porque es más de lo que jamás intuí que fuera a ser. porque me da más de lo que ella misma cree y porque yo tomo una pizca más de lo que ella deje que sobre. y porque no sería yo ahora mismo sin que ella hubiera aparecido en mi vida. en la séptima pensaré en B4. es una persona importante en mi vida, de las de verdad, y este año ha tenido papel protagonista. le debo todo, lo bueno y también parte de lo malo. pero la quiero tanto. en la octava pensaré en mi hadita gris, la primera de todas las hadas, la más mágica, la que me tocó con su varita sin apenas rozarme y me revolucionó entera. que la quiero tanto que no imagino una vida sin ella. que no me hace falta verla para sentirla aquí y ahora conmigo. en la novena traeré a madrid a mis dos ángeles de la guardia, porque les debo los mayores brotes de alegría y felicidad, porque verlos es todo un regalo, porque me salto las distancias con un saltito coqueto sin miedo ninguno con tal de robarles uno de esos abrazos que tanta vida me recuperan. que son mi segunda familia y todo a la vez. en la décima me acordaré de mi evita, la única persona que conozco que casi muere por mandarme una de esas postales que tantas sonrisas me provocan. porque se ha colado dentro de mi buzón para quedarse eternamente. en la undécima sentiré cerquita a mi sevileña favorita. que sin ella si que no serían lo mismo mis tardes de miércoles. que los viajes en el asiento de copiloto, las canciones de la cadena y todos los estupendos paisajes por los que hemos pasado, valen más que lo que los cinco sentidos puedan recoger. y en la duodécima, sin remedio alguno, me quedaré con mi tío. porque lo extraño a morir. porque le lloro a hurtadillas un poco los días impares sin que él me vea. porque espero que esté bien allá donde descanse.
por eso este 2009 va por vosotros.
tenemos una cita en cada uva. que no falte nadie.

miércoles, diciembre 24, 2008

magia

sucede una cosa extraordinaria con los regalos. algo único, valioso, siempre mucho más que ellos en sí mismos. una ocasión ejemplar, un acto genuíno, irrepetible e inolvidable. es la cosificación de una empatía que te has ganado a pulso sin que apenas te hayas dado cuenta (ni la otra persona tampoco). una comunión de simbiosis conseguida. un minipunto para ti. una hermanación de mentes que hablan entre sí ajenas a nuestras palabras. es ir un paso más allá, cometer un atrevimiento con decisión, correr con los riesgos sin miedo, atreverse intrépidamente, querer, conseguir. es ser tú en el más profundo de los sentidos sin pensar en nadie más que en el/la afortunado/a. el más absoluto gesto de altruismo. la batalla jamás ganada de igual manera al cobarde egoísmo. es llegar a saber lo que otra persona desea, por cómo es y cómo ha sido configurada, lo que tan feliz le puede hacer y reproducir, por un instante tan solo, su cara al desenvolver el pequeño artículo, figurarse el pequeño temblor de sus manos ante lo desconcido, imaginar las opciones posibles que le aparecen por su mente descartando las que "no, no pueden ser" para luego llegar al momento del final descubrimiento, la ilusión concluida en una sonrisa -en el mejor de los casos- seguida de alguna sincera exclamación y ese gesto final que vale por todos los demás del mundo. sentirte especial por un segundo por haber sido capaz de lograr todo eso con un objeto tangible en lo que se tarda en rasgar un papel mal pegado. es coger la varita para hacer con ella lo que más quieres en el mundo, que es llevar la felicidad allí donde más te importa que reine. y no sólo conseguir sentirte realizada por ello, sino, un paso más allá, alimentar la tuya propia sobrepasando el autoabastecimiento. es incuantificable, inconmensurble, indescriptible e incontable, pero es, gracias a tí y gracias a esa varita que tan bien hizo su trabajo. gracias tambien a esas conversaciones que pusieron la semilla. gracias al momento que realizó lo suyo. gracias al papel de colorines que sirvió de coartada. gracias a la amistad que hizo de cómplice astuta.
y es así, como en un paralelismo contorsionista, nos damos cuenta de que, en el fondo, toda relación sigue el mismo proceso que el acto del regalo. ¡la vida misma! pensar en el otro por encima de tí, saber lo que quiere, lo que necesita, lo que le puede hacer feliz o lo que le puede arrancar una asequible sonrisa. buscarlo, como si te fuera la vida en ello. y regalarlo, sin pensar un instante en la recompensa, sino siempre en, y sin perder de vista, el resultado. que cuando haces feliz a otro no queda más en que pensar. que más allá de los conflictos autoimpuestos en nuestras alocadas y caóticas vidas, lo que en el fondo importa es que al final del día nos vayamos a la cama con una sonrisa merecidamente compartida; la tuya y la mía.

viernes, diciembre 19, 2008

lo más

siempre hay alternativas. por eso es imposible aburrirse con esto. siempre hay caminos diversos por los que comenzar una travesía. y hoy mi trayecto es este, no pretendo ir más lejos de adonde yo quiera que las palabras me lleven. admito compañías, puedes tomar mi mano y dejar que te lleve... tengo el mejor sentido de la orientación, pero quizá, sólo quizá, no quiera traerte de vuelta.
este es mi espacio. aquí y ahora, mi momento del día. puedo optar por sorprenderme a mí misma y comenzar a escribir en abstracto y no figurativo, conseguir con ello que nadie me entienda y así, tampoco lo haga yo y quizá, en tamaño brote de inconcruencia, todo parezca más simple de lo que en realidad es. puedo, también, citar a otros que dijeron antes y mejor lo que cualquiera de mis palabras combinadas del mejor modo posible, acertarían a apuntar por si solas. puedo seguir, por no traicionar la tradición, manchando las ideas y los sentimientos en ellas contenidos de censura previa, de esa que no engaña pero oculta, de la que no miente si no es transformando sutil y elegantemente la verdad. puedo balancearme entre las ramas de este bonsai que me eleva del suelo y mirar las estrellas desde ellas y contaros cómo se ve el mundo desde la divagación y daros envidia incuantificable por mi incomparable vista a esta hora de la noche abierta. puedo ir directa al grano, sacarme de dentro hasta la última de mis entrañas, exponerla en este peculiar escaparte y hacerla atravesar por el más potente foco halógeno. y gritar a esta pantalla silenciosa mis más afables verdades. pretender que nadie me ve desde el otro lado y ser libre una vez. puedo hacer lo que me plazca, derecho (auto)otorgado por el texto en honor a mi posición de enunciadora. puedo poseerte, amarte, cantarte, no dejar de mirarte por si se te ocurre escapar, cenarte, bailar arropaditas, serte yo en primicia. puedo reir, sin llorar, por fin. puedo, y eso es lo importante. puedo seguir siendo yo, delirante e hipocondriaca, que escribe para hablarte, que te habla para contarte, que te cuenta para llegarte y que te llega para que te quedes con ella. puedo pasar toda la noche contigo, toda entera, hasta que agunte el cuerpo. puedo decir esto sin pensar en nadie y en cambio pensar en todos a la vez. o en ti, solamente. puedo, puedes; podemos.
hace varios minutos que me tomé la pastilla de las buenas noches. quedan segundos para que mis palabras se derramen sin cuidado entre tus labios y mi almohada. para que se agote la noche y empiece lo más divertido. para que se difuminen los últimos acordes. para que parezca que ya no hay nada después. qué engaño...
es cuestión de dosis ínfimas de tiempo, prácticamente incontable. si la página tarda de más en cargarse, será demasiado tarde. déjame sólo que te diga, ya para terminar, que esta noche ha sido...

lunes, diciembre 08, 2008

viajes interiores


Tiza · Herida


un puñado de días diseminados sin orden concreto; de trenes que vuelan caro; de poliglosia derramada por las esquinas; de abrazos necesitados, regalados, compartidos, conseguidos al fin; de volver a veros necesitando más y más; de cantar bajito sin que nadie me oiga; de abusar de todo lo que me hace feliz; de tenerte cerquita; de concierto, música, pulsiones que se oyen fuera y se sienten por dentro; de sentirme pseudo-groupie bienintencionada por unos instantes irrepetibles en mi vida; de cafés improvisados; de ecuaciones imprevisibles; de besos que tardaban en llegar; de sandwiches de nocilla y fuet; de verte tantas veces y en tantos lugares y no hablarte en ninguno de ellos; de recordarte, sentirte, añorarte; de conspiranoia única; de no parar de contarnos cuentos; de heridas que se curan solas; de entenderlo todo; de sentirme en calma, finalmente; de empezar, ahora que termina el año, con mi mejor pie.

martes, diciembre 02, 2008

navidades

Me he observado y he descubierto un gran hallazgo: escribo, cuando lo hago, siempre para gente que no está. Sea cuál sea el grado y tipo de distancia que los separa de mí (o a mí de ellos), siempre dirijo estas letras y este blog en su conjunto hacia el vacío sideral del espacio-tiempo que nos une.
Hoy hace una semana, en unos minutos se cumplirán con exactitud y concrección los siete días desde que se fuera para siempre. Si bien nunca he llevado bien las despedidas, aquella fue especialmente traumática. Te vi decir adiós durante mucho más de lo que hubiera deseado. Prolongaste la marcha creyendo que con ello quizá garantizaras el quedarte. Y aunque ya estaba preparada para dejarte marchar, no pude evitar que un gran trozo de mi alma se fuera con aquel último suspiro tuyo. Te he dicho desde entonces muchas cosas. Algunas, entre lágrimas atragantadas y un sollozo de fondo inevitable, cuando aún estabas (en cuerpo yaciente) con nosotros. Y sin embargo, a pesar de todo eso ya dicho, tú y yo sabemos que no lo agoté todo. Me queda mucho por decir, mucho por que oigas, mucho por que sepas. Si pudiera te escribiría cada día, para que te dieras cuenta de que a pesar de todo, sigues conmigo. No ha habido en mi vida nadie como tú. Fuiste el más grande, el mejor, mi favorito desde siempre y para siempre, y esa sensación de favoritismo que tú y yo compartimos, que tantos celos generaba entre primas y cercanos, ahora se torna agria y punzante, dolorosa y venenosa. Sufro, no más que nadie, pero sí más que lo que he sufrido nunca. No por haberte visto degenerar y destruirte a cada instante que pasaba, sino por lo que me pesó y me pesa la ausencia, la marcha; el adios. Sé que sabes el gran vacío que has dejado a tu paso. Sé que sientes que estemos pasando por ésto nosotros, pero sé también que sabes, que por mucho que nos esforcemos, no podremos, cuando haya pasado el tiempo del duelo, evitar recordarte como más te gustaba: riendo, cantando, bailando, disfrutando de la vida, que era tu afición predilecta, y viviendo fogosamente, tu más traicionera arma de doble filo. Y estas Navidades van por tí. Como en los viejos tiempos, cuando tú eras jóven y yo una niña inocente que amaba esta festividad, voy a disfrutar de estas fechas a tu salud. Y tú lo verás desde arriba.

jueves, noviembre 27, 2008

"Lo más desgarrador en el recuerdo de un amigo muerto son los gestos y las miradas que todavía nos llegan cuando él ya ha desaparecido"
Gilles Deleuze

sábado, noviembre 22, 2008

christina


Hoy hay concierto en Madrid. Para los/as afortunados/as que puedan acudir, un recadito especial: que cuando suene esto manden toda la adrenalina fuera por mí. Que me mande a través de ella todas las energías que le sobren. Yo las voy a necesitar. Mucho.

jueves, noviembre 20, 2008

de la comunicación

lo que sigue es una confesión y una disculpa al mismo tiempo. últimamente, cuando llego a casa -considerando mi estado de sobresaturación mental después de largas jornadas de periodismo + máster- sólo tengo ganas de delirar con una persona. y es con esa persona precisamente y no con otra, porque con ella el delirio se transforma en conversación virtual, no en simples conceptos abstractos y distantes, lejanos a uno mismo, que le resbalan al interlocutor como gotas de agua sobre un paraguas protector. he encontrado una receptora ideal a mis necesidades y carencias comunicativas. he consiguido que otro alguien sea capaz de recibir y digerir lo que me sale decir en un momento dado. y lo mejor de todo; ¡que genere una respuesta! quizá sea por ese motivo por el que aparezco y desaparezco por aquí. quizá me dé pudor que encontréis en mis palabras algo de lo que huir permanentemente. o peor aún, que no halléis por ningún lado eso tan indispensable en esto de los blogs: el interés. no obstante, como disculpa y promesa, esto es pasajero. volveré a escribir sobre cine, sobre música, literatura, cosas de la vida, modos de vivirla, cosas mías y también un poco vuestras. y volveremos a disfrutar todos juntos. ya veréis.

martes, noviembre 11, 2008

utopía

hoy me han llevado de viaje. tómese este hecho como el regalo que una persona cercana y querida me ha donado con una intención muy clara; llevarme lejos de aquí porque sabía que lo necesitaba. el trayecto fue corto, casi fugaz, se pasó rápido. lo entretuve con palabras de ella que venían a anticipar lo que luego disfrutarían mis otros sentidos sentidos. irremediablemente y por fortuna la estancia se alargó, porque así yo lo quise, durante gran parte del mediodía y la tarde de hoy. y seguramente me quede allí esta noche también. el paisaje es asombroso. debería existir una manera de que pudiera dibujároslo para vosotros. un paseo marítimo que da a un mar (el cantábrico) que reposa tranquilo bajo un cielo azul grisáceo, manchado por pequeñas nubes congestionadas de agua que simplemente pasaban por ahí. y al fondo la imagen visible de una cordillera, bien definida pero aún lejana. una ciudad cualquiera, pero tampoco. era esa, y justo esa, porque ella así lo quiso. y yo ahí remolonee en mi disfrute, a este lado del mar, entre las esculturas del paseo marítimo y escuchando muy en silencio lo que ellas inertes, el mar conjugado con la brisa y mi donante me estaban contando. es lo bueno de los regalos, que diría Marcel Mauss, que al aceptar algo de alguien, aceptamos tambien algo de su esencia espiritual, de su alma.

lunes, noviembre 10, 2008

cinco días en el tambor de una lavadora

¡qué ocurrencias las mías! meterme por voluntad propia en ese cacharro angosto y claustofóbico. si al menos hubiera elegido el programa corto... pero no. la buena noticia es que el centrífugado hizo su efecto con los chorros de lágrimas. al menos tuve la feliz idea de llevarme conmigo uno de esos aparatitos que escupen música supuestamente aleatoria, que en cambio yo creo que están mandados por un alguien invisible que selecciona con alevosía y muy mala leche las canciones que se te vienen encima. al girar y girar se me fueron cayendo de los bolsillos todo lo que durante tanto tiempo había ido coleccionando, guardando, escondiendo. tuve el privilegio por unos días de ver realmente todo lo que en mi vida normal no soy capaz de distinguir y que en cambio la componen y la definen. y eso ayuda, aunque parezca todo lo contrario, a tomar conciencia verdadera de lo que quieres, de lo que no, de lo que te lleva hacia la felicidad y de lo que te arrastra hasta el polo opuesto. nada de que tiempos pasados fueron mejores. nada más de fantasías irrealizables. pura realidad. de ahora en adelante quiero vida tangible, constatable, auténtica. feliz. quiero realidades que me acompañen en cada paso que doy en este camino salvaje.

lunes, noviembre 03, 2008

B.

Rodeada por tantos flancos como salidas de emergencia tiene mi panóptico vital por cada una de las Beatrices que compones mi círculo socio-virtual. Una me canta, otra me enseña-instruye-adepta, otra me escribe y me lee y una última me quiere. Follo con las tres, pero sólo con una fluyen los geles al caer la noche.
Con la que me canta, el sexo es platónico, quizá soñado, algunas veces recreado por mi mente turbulenta. Me dice con sus canciones lo que tantas amantes quieren escuchar, lo que mis cuerdas vocales hubieran matado por revelar y lo que tantas sufridoras -como servidora- han pronunciado excesivas veces. Mi preferida. Le hago el amor con cada canción que adelanta lo que ha de acontecerme en el más próximo futuro. Y es una de mis más agradecidas amantes; aunque le pago, siempre me regala "una más". Siempre que quiero, sea la hora que sea, sea en el lugar en que esté.
Con la que me enseña -y todo lo demás-, aprehendo mientras la penetro con toda la clase de dildos que guarda en su maletín -su preferido, el Jimi, por Jimi Hendrix-. Soy su perra y yo, complacida. Le gusta que entre por cada uno de sus orificios, como los grandes pensadores hacen con las más ávidas mentes. Follar con ella es un gran descubrimiento a cada página, filosóficamente excitante. Es un polvo cósmico. Un mundo nuevo. Como las primeras veces.
Con la que me cuenta, el sexo es casi lo más secundario. A veces tan involuntario, y tan tierno que se resbala por los orificios de lo tangible hasta caer en la más soluble nada. Cariño, lo llaman algunos. Empatía, otros. Nada.
Con la que me quiere, el sexo es conyugal. Somos como aquel matrimonio (separado) que en algún momento llegaron a conectar y que hoy se conocen el uno al otro mejor que ninguna otra persona y que a pesar de todo, no quieren, no son capaces de prescindir de vez cuando de una tormenta orgasmica. Es predecible, sí, pero efectivo, también. Nos corremos en silencio y sin canciones de por medio, sin instrumentos ni grandes parafernalias. Es el amor consumado. El fin del principio.
Nadie me ve, pero ellas me vigilan. Yo lo siento así. Sé que están ahí, y ellas saben que yo les soy fiel a cada una de ellas. Tengo una extraña relación con ese nombre. Creo que me he vuelto yonqui a B.

lunes, octubre 27, 2008

pienso, ergo escribo

I. Toda droga te lleva, eslabón tras eslabón, a velocidad creciente y discontinua hacia la destrucción, hacia la muerte. El medicamento que extraes de su tableta, del bote contenedor, de la caja diminuta, te introduce en el maravilloso mundo de su doble cara, el veneno que atraviesa cada una de las células de tu organismo, conduciéndote así mismo hacia el fin. De lo que sea. Es entonces cuando la cara y la cruz de una moneda que incansablemente no cesa de girar, se confunden y te confunden en la más absoluta de las verdades. Lo que cura mata. Y a veces también al revés. Sólo es recomendable tener conciencia de esta sensación destructiva de cada una de nuestras vidas, y de lo que hacemos en/con ellas.

II. ¿Será real que existe esta ¿crisis?, ¿recesión?, ¿desaceleración? en las economías personales y familiares de los ciudadanos de este país? Y si así fuera, ¿por qué los ricos siguen siendo igual de ricos, y los pobres igual de pobres?

III. Varias propuestas culturales para las frías tardes y lluviosos findes de semana de un mes de noviembre largo: [ARTE] la exposición del Thyssen sobre las vanguardias artísticas de la Gran Guerra (1914); [CINE] Happy go lucky, Leonera; [LITERATURA] Cuentos de guerra de Maupassant, Pequeños poemas en prosa de Baudelaire, Los placeres y los días de Proust, El Aleph de Borges; [MÚSICA] concierto Marlango+Russian Red+Tulsa el jueves en La Riviera, Oh Laura, Anni B. Sweet, Micah P. Hinson, Jane Birkin; [TELEVISIÓN] Little Britain USA, Mad Men, The Mentalist.

IV. Ando de mudanza. De desorden premeditado y con alevosía. LLevo desde el verano vaciando los armarios que alguien llenó por mí. Quitando bultos de las estanterías que no me sirven para nada. Reconstruyo mi cuarto, mi vida, mi propia concepción de mi YO. Estoy mudando hacia una Laura nueva, no renovada, sino más propia, más lo que a mí me de la gana de ser. La sociedad no me habla ya, ha notado que hago oídos sordos.

V. Estoy inmersa -obsesionada, si se prefiere- en el planteamiento del género [ha estado aquí conmigo toda la vida y es ahora cuando me he parado a pensar sobre ello], el biopoder que plantearía Foucault como esa forma tentacular de poder que desborda lo político, jurídico y militar y pasa a constituirse como una fuerza que penetra -la connotación simbólica aquí es esencial- en el cuerpo del ciudadano y demás devenires através de diversos y divertidos juegos de palabras conjugadas distintamente y con acierto por Beatriz Preciado. Consecuencias de mi Máster. Causas de mis comederos de coco en busca de temas para investigación. Calma, todo pasará.

martes, octubre 07, 2008

a flote


... y yo sigo luchando, sin perder nunca mi norte, el que lo fue hace tiempo, y el que sigue siendo hoy. con más garra que nunca, precisamente ahora, lucho por la felicidad, la que está por llegar, la que se ha de recuperar. no sé si sóla, o a contracorriente, pero floto y navego sin dejarme nunca arrastrar.

domingo, octubre 05, 2008

esas palabras!

hay domingos color verde. verde esperanza. verde manzana. verde bonito.
hay domingos de arte y manualidad.
se levanta el telón. una representación cualquiera de una pareja cualquiera se te pone por delante casi de casualidad, no hay escenario, ni platea, una cama en una sala y varias sillas alrededor, los actores -sólo dos- van, vienen, te rozan y tú los hueles, no suben ni bajan, todos a un mismo nivel y tú contemplas, tijeras en mano, pegamento en otra, captando, guardando, riendo, soñando, tragando y recordando esa lectura aleatoria pero precisa sobre el amor. inquieta pero atenta descubres lugares ocultos de tu subconsciente por los que tanto hacía que no pasabas. nunca creíste reconocerte tan fácilmente en tus propias faltas y defectos, ¿es que acaso se notan tanto los tics de una emocionalmente compulsiva kamikace del amor?. una vez asumido el papel dentro de la función y establecidas pues las preferencias y vínculos empáticos con el personaje de la pareja, sólo faltan los pequeños retoques. en el mundo perfecto de la ficción, los defectos son sólo muecas sin importancia, los fallos, simples traspiés. hay unión, no porque sean dos, sino porque son pareja. y sí, al final todo acaba en beso y ellos, juntos para siempre. baja el telón. en el no tan sencillo mundo de la realidad todo parece en cambio un collage torpemente compuesto con bordes mal recortados y esquinas despegadas. ese toque de imperfección que consigue arracar una sonrisa [a veces]. pero hay días en que siguen faltando esas palabras, esas malditas palabras que una tanto espera oir y que parece que no hay boca que quiera pronunciar. se gritan, se cantan, se susurran o se escriben. ese límite realidad-ficción capaz de volverlo todo multicolor y enamorar hasta al último pánfilo de la sala. ese bálsamo contra la estupidez humana, que hace olvidar las insensateces del enamorado, que lo corrige de sus más torpes  errores y lo trae de vuelta a la felicidad de la mano de una oportunidad más. eso, que se espera, pero no se adivina. no se consigue, ni se persigue. no se explica como tampoco se entiende. llega, cuando tiene que llegar y entonces, se queda para siempre.

jueves, septiembre 11, 2008

hope there's someone

que alguien me ate las manos, me cosa la boca, me tapone los oídos y me tape los ojos.
que encierre a las palabras, censure las conversaciones y borre cada una de las letras.
que blanquee los colores, elimine las horas y fulmine el calendario.
que haga que el mundo pare fuera de mí sólo cuatro instantes.
y que me arranque el corazón y lo meta en un tupperware, bien al fondo del congelador.

domingo, agosto 24, 2008

jodida pero contenta

· I ·
No tan deprisa. Aguanten las primeras conclusiones a la espera de una mejor explicación a este título tan sobradamente específico y directo: es el título de una canción que me llegó esta tarde a mi correo por cuenta de alguien que seguramente me entienda y me conozca mejor de lo que ella misma cree. Pero, sí, claro, es también una etiqueta, para qué voy a negarlo, que me pego con descuido en mi espalda, no para que me defina, sino para que me defienda de las interrogaciones y los cuestionarios de los que se acercan para ver qué tal. Tres palabras bastan. Y si las apuras, hasta sobran.

· II ·
Se va el verano deprisa, sin siquiera molestarse en pasar por lo burocrático y necesario del aviso de petición previo a todo proceso de desahucio. Que no se enteran que los inquilinos tenemos que recoger los muebles, terminar de regar las plantas, guardar los tirantes y piratas a buen recaudo y cambiarlos presto por las mangas largas y chaquetas de entretiempo. Eso, y empezar a asumir que de nuevo una se tiene que adaptar. Constantemente adaptándonos al cambio. Como si no fuera más fácil olvidarnos de que existe algo tal como la "etapa" y asumir directamente que hemos de cambiar cada día, cada hora, cada minuto. Por ejemplo, ahora mismo.

· III ·
¡Qué paradójico es el tiempo! Es curioso que me haya dado cuenta tan tarde de cuánto lo he estado perdiendo. El verano que quizá más horas libres he tenido -por causa ajena a mi voluntad, conste en acta- es el que menos me ha servido para sacarles el jugo que tenían dentro. Proust me murmulla no sé qué desde la estantería en que, apretado y congosto, permanece intocable. Su tiempo perdido y el mío tienen en común mucho más de lo que él se piensa y al mismo tiempo, mucho más de lo que yo he logrado adivinar leyéndolo. La serenidad que me produce la quietud e inmortalidad de los libros es lo que me condena precisamente a no leerlos de inmediato. 

· IV ·

Ahora me acuerdo de Sevilla. Un parpadeo rescatado de un caluroso y sudoroso mediodía de
principios de julio me hace acordarme de mi lobo estepario particular. Ese que leí con aquella timidez que te produce desnudar a alguien por primera vez, que te tiemblan las manos y no acabas de atreverte del todo. Pienso en qué habrá sido de él más allá de la última hoja del libro. Si Mozart realmente le estaría esperando, si juega al ajedrez con sus miles de almas y si él sonríe tanto a la vida como ella a él. Si al menos tuviera su email le diría que le estoy esperando donde sea, cuando sea y para lo que sea. Que ser predador en una ciudad así no debe ser asunto sencillo y siempre puede venirle bien una garra amiga. 

lunes, agosto 11, 2008

el verano apesta

copio, traduciendo, con permiso auto-otorgado y no pedido, el título de este post de otro de una amiga mía que parece que siente lo mismo. quizá se huele tambien desde allí. será la empatía... el hedor de esta época concreta llega a todas partes. se cuela por las rendijas que dejan las ventanas en su intención de oxigenar los interiores colapsados de aburrimiento. también por debajo de las puertas, aquellas que se cierran en torno a sí mismas con la esperanza de guardar dentro todo el sopor que una estancia vacía produce. llega a los bares, donde aletargados y taciturnos, todos beben en silencio o jolgorio. es igual, el olor a rancio caliente y más-de-lo-mismo alcanza a todos los sitios donde el ser humano pueda llegar. allá donde le lleven sus pies quemados y cansados, aburridos y heridos. allá donde se le ocurra entretener sus horas con la esperanza, pobre de él, de ver satisfechas unas cuantas horas.
he aquí la gran noticia: da igual lo que hagas, el verano seguirá apestando. huele a sal cristalizada, a cerveza recalentada, a antisépticos y jeringuillas, a cloro enlatado, a bañador mojado dentro de una bolsa de plástico, a libro antiguo con polilla dentro, a pescado fuera de la nevera por demasiado tiempo, a huevo cocido, gazpacho y filete, a camiseta de hace cuatro días.
huele a cambio, a evolución, a la vida que sigue su paso sin mirar hacia los lados. huele a decisiones que otros han de tomar en pos de seguir viviendo. huele a las mías propias, que tomo sin miedo ni dudas, firme y constante; segura. huele tambien a pasos hacia delante. o hacia atrás. huele a rupturas. a casi-rupturas. a trabajos mal pagados. a prostitución becada. a bajas que se alargan y estiran. huele a viajes que unos hacen. a viajes que otros postponen. huele a viajeros poscritos. a amigos nunca olvidados. a promesas postergadas. a libros recién acabados. a conversaciones en la punta de la lengua. huele tambien a abrazos a punto de dar, a besos casi recibidos, a la esperanza que, florecida en primavera, echa ahora sus últimos capullos de flor. huele a planes que se tienen en la cabeza, huele a su sonorización en forma verbal, huele después a rechazo, a desilusión o simplemente, a la página que pasa sin más. 
huele a lo que sigue después de mayo y a lo que toca a la espera de septiembre. ésto que resulta tan grimoso como aquel cuadro de Arcimboldo.

jueves, agosto 07, 2008

perdonen las ausencias

Y las faltas y los silencios. Todos ellos han sido, son y serán por naturaleza inintencionados. Alguien está jugando a hacerme el lío con los hilos de mi destino, a ver si me pone con ellos una doble trampa mortal y me tropiezo sin remedio regalando al gracioso o graciosa juguetón, un piñazo espectacular. Pero de un modo u otro, me mantengo aún en pie. Los hospitales han vuelto a ser mi escenario de los últimos días, ahora desde más dentro, agonizando tras la puerta de quirófano a la espera de noticias de alguien que estaba dentro. Las noticias que iban y venían. Las distorsiones, los nerviosismos. La crisis. He cogido un poco de manía a esto de comunicar. Quiero permanecer en silencio unos días, sólo un par de ellos más. No quiero tener que repetir la historia, no quiero tener que recordarlo. Ahora voy a cerrar los ojos y voy a olvidar las idas y venidas en los 10 taxis que cogí en menos de una semana, las llegadas y salidas de Puerta de Atocha, las bolsas de plástico esterilizadas con ropa que no era mía dentro, los desayunos en aquella lúgubre cafetería, el olor a limpio clínico de los pasillos azulados, el sonido de mi móvil o su vibración desde lo más profundo de mi bolsillo. El verano es para descansar y eso voy a hacer con él, aunque mi estío dure sólo tres días.

viernes, julio 18, 2008

atípica

Termina aquí mi última frase para empezar ahora la siguiente. Mi segundo punto y seguido en estas vacaciones cortas por fuera e inmensas por dentro. Llegué para irme. Ahora vuelvo para volverme a ir. Primero Amsterdam, después Sevilla, mañana Nantes. Madrid ha dejado de existir para mi más que como punto de partida. Mi mochila se encuentra cansada, un poco mareada y, aún sin mucho sentido, sufriendo los achaques de un jetlag infundado. He visitado médicos, he pasado por la sala de urgencias de un hospital. Me he llevado un pinchazo [doloroso] en el culo como castigo por gilipollas. He salido en al menos una decena de fotos de turistas franceses, alemanes y suecos; apareceré en los albúnes de recuerdos de gente con la que no compartí más que una mirada furtiva e inintencionada. He mandado postales por doquier y aún así, todavía me sobran sellos. He hecho de enfermera, de ama de casa, de guía y de amante amada. He cruzado puentes en tantas direcciones como encontré. He reído, llorado, gritado y callado muchas veces todas a un tiempo. He ido tres veces a una misma estación, pero sólo una de ellas como viajera. He vivido en una casa que no es la mía, pero que en cambio me acoje con tanto calor que engaña a mis raíces. He pasado mañanas enteras pegada a Hesse, sin ser capaz de desprenderme de él y me he sometido irremediablemente a la onda electromagnética del facebook. He escrito, delirado, debatido, peleado. He ido y venido, sin ninguna dirección establecida. He paseado, consciente de por donde iba y he acabado encantadamente perdida. He bebido, comido, cenado y desayunado como una reina y en cambio, no me traigo un kilo de más. He conseguido un estupendo bronceado de turista -hombros quemados, brazos negros y piernas como la leche-. Las sandalias me destrozaron los pies y la tripa aún me duele de tanto reir. He vivido, soñado y realizado todo lo que quería para este verano [y un poquito más]. Me he vuelto a enamorar varias veces y he sentido las cosquillitas en el estómago en el anden de una estación, en el salón de una casa y en la butaca de un bar. He aprendido, después de todo, a sacarle provecho a la rutina del no hacer nada, he conseguido llenar de sentido a las horas vacías y he disfrutado, como hacía tiempo, de todo lo que me ha rodeado, sin dejar de agradecer, porque todo esto no es más que gracia de quienes lo propiciaron. Pongo el punto y seguido, y sigo, sin pararme más que a sorber un poco de agua que sacie esta sed que me ruge por dentro. Y sigo, sin pararme.

miércoles, julio 09, 2008

boring

Se me aburren las palabras. Las horas pasan tan lentas en verano que una ya no sabe qué hacer con ellas. El termómetro del puente me canta cada día los mismos números y el camión del butano y su percusión improvisada me despierta cada mañana a la misma hora. El capullo que lleva la música a volúmen insoportable aparca su coche enfrente de mi ventana justo en el momento en que la serie con que entretengo mis mañanas se pone más interesante. La pila de platos acumulados desde la cena descansan roñosos hasta el mediodía. La nevera clama por suministro. La ropa se reseca retorciendose entre las cuerdas y sus pinzas. El facebook me cuenta poco. Los blogs, menos todavía. Ni siquiera en la red hay algo interesante. El mundo anda taciturno y mis vacaciones se agotan a altas velocidades. Parece como si se estuviera riendo de mí. "Ja, tanto tiempo esperándome y ahora mírate...". No hay nada más aburrido que parar de golpe para no hacer absolutamente nada cuando te has tirado todo el año sobrecargada de actividad. Me hastían tanto las mañanas que a veces pienso que quizá debería estar trabajándolas. Pero no. Me vuelvo a la cama a retorcerme en ellas un par de horas hasta que llegue el mediodía. Me pondré a soñar con ese estudio abuhardillado en Cadaqués o aquella cabaña de madera en Cudillero. Y dejaré que el valium siga haciendo su efecto...

domingo, junio 22, 2008

2:30 AM

Es en esa hora en que puedes saltarte las convenciones sociales y cruzar un paso de peatones con el semáforo en rojo, que cantas sin pudor las canciones que escupe tu mp3 sin que nadie te escuche o sin que eso te importe lo más mínimo y te arrastras a tu casa de vuelta de un día intenso y cansado  cuando contemplas sin prisa que sí, es verdad, la luna se ha vuelto naranja y en cambio no se ha acabado el mundo, sino que no hace más que (re)comenzar constantemente. Y sonries al aire, porque quieres y porque puedes.

domingo, junio 15, 2008

esos silencios

"... la sentencia de Georgia nos unió, de repente, en un perfecto silencio de emboscados, y ya no hubo, aquella noche, más palabras, porque ése nos pareció el registro ideal de voz que podía permitirnos ir lentamente conformando, en el más absoluto y atractivo de los silencios, el resto de los rasgos típicamente portátiles. Así pues, enmudecimos todos al comprender que realmente no había necesidad de ninguna conversación audible entre nosotros, pues conversábamos ya desde hacía muchísimo tiempo, aunque no con palabras expresas. Conversábamos en silencio, y nuestra charla era una de las más interesantes que pueden imaginarse; palabras pronunciadas y ordenadas para ser oídas no hubieran podido tener el efecto de este silencio"

Enrique Vila-Matas · Historia abreviada de la literatura portátil, 1985

jueves, junio 12, 2008

hh:mm:ss

no me gusta el tiempo. mucho menos su forma tan tediosamente convencional de agotarse. le estoy cogiendo manía a las manillas analógicas del reloj. más aún al paso irremediable y extremadamente rápido de cifras de lo digital. me aburre que después de cada minuto haya otro más y que eso no signifique otra cosa sino que se ha muerto el anterior y que, por tanto y sin que nadie pueda evitarlo, quede uno menos que vivir.
un minuto que se queda corto. una hora que se hace pequeña. una noche que parece enana y una madrugada que lleva tan deprisa al sol que no nos permite disfrutarla en plenitud. no quiero que pase el tiempo, pero tampoco deseo congelarlo. la contradicción en lo eventual que nadie nunca logrará explicar. necesito una máquina que lo estire a mi placer y lo amolde a cada instante, para que yo pueda seguir saboreándolo hasta que le agote el gusto, para que no deje de sentirlo como el mejor de entre todo el resto.
quiero que siga la media luna brillando, que la música no deje de sonar, que sus ojos no dejen de brillar, que mis palabras salgan por fin de la dura represión de la cordura vocal, que no quede nada sin decir, que no sobre nada sin ser oído y que esta noche sirva para todo, menos para dormir.

miércoles, junio 11, 2008

una de russian red

¿a quién se le ocurre en qué invertir una tarde de miércoles que supere a la agradable tarea de estudiar e intentar infructuosamente digerir sin darte tiempo a tragar los contenidos de ese último examen que tienes el viernes a primera hora y que te tiene absorbida las pocas neuronas que a estas alturas de los examenes te quedan pensativas y activas dentro de tu materia gris?



Russian Red · Just like a wall

uno de los más felices descubrimientos de últimamente -gracias!-.
me apetecía compartirlo con vosotros. sé que a alguno le gustara -si es que aún no lo conoce-. sé que a otros enganchará al menos por unos instantes. pero tenéis que escucharlo. debéis sentirlo.
me encanta la música de verdad, la que suena bien y la que te mueve por dentro. esa que te hace olvidarte de todo durante cinco minutos.
hay días, momentos y épocas en los que sólo alguien como Lourdes, puede sacarte con tres letras una sonrisa. y si no me creéis, dadle al play.

lunes, junio 09, 2008

lección moral

Si no puedes ser veraz con la persona a la que quieres, ¿entonces con quién?.
Si no puedes ser veraz con la persona que crees que te quiere -si tienes miedo de revelarle la verdad, de quedarte completamente desnudo-, ¿dónde encontrarás el lugar y el espacio donde puedas ser completamente libre?.
Ese es el significado del amor, que al menos en presencia de una persona, podamos quedarnos completamente desnudos. Sabemos que ama y que no lo interpretará mal. Sabemos que ama y desaparece el temor. Podemos revelarlo todo, abrir todas las puertas, invitar a entrar a esa persona. Podemos empezar a participar en el ser del otro. Porque el amor es participación: al menos con el amante no seas falso. Empieza con el amante, después con la familia, con los amigos y por último con las personas más lejanas. Comprenderás que ser veraz es tan maravilloso que estarás dispuesto a perderlo todo por ello.

Osho · Intimidad, la confianza en uno mismo y en el otro, 2001

miércoles, junio 04, 2008

futuro(s)

Me encantra trasnochar, entendiendo esto como el viaje a través de la noche. No es simple afición a la noche como estado del día. Ni influjo lunar por esa fase decreciente. Es el viaje lo que me atrae. Ese tránsito que muchas veces emprendemos entre las sábanas, un pijama y la almohada, a través de los sueños y la pérdida de la conciencia, y otras pocas disfrutamos desde la vigilia más absoluta. Asi me encuentro hoy, comenzando mi travesía por los comentarios vertidos en el post anterior -gracias-. La revolución social, la evolución del ser, el devenir del mismo, la muerte y el futuro. Hoy pienso y siento, mientras creo y escribo: ¿Qué soy? Lo que quiero ser. ¿Qué seré? Lo que con el futuro me conforme. Pero entonces, ¿qué es el futuro para mi? Lo que puedo ser en tanto que puedo no serlo también. El ser se forma roído por la libertad, que lo aprisiona y lo coarta. Vivimos luchando contra nuestra propia libertad -de decisión, de movimiento, de ataque y de renuncia- en un mundo que se impone a nosotros mismos, olvidándonos tantas veces de que estamos por encima de todo influjo externo. Nuestro porvenir no está escrito más que por lo que nosotros queramos garabatear. Soy mi futuro, mi destino en esa mágica y real, latente y viviente perspectiva constante de que puedo no serlo si así lo elijo. Y es eso lo que le da verdadero sentido a mi presente a lo que soy hoy, esta noche de junio de un año cualquiera marcada en mi vida con la etiqueta de 'ahora'. No hay angustia existencial, pero la habrá, es lo natural: ese miedo a no llegar a ser tanto como podría. Porque, no me olvido, la libertad no es el comodín del juego que te salva de la cárcel, es la casilla directa que te puede llevar a ella, es, sin más, el límite de sí misma. No existe un mañana descrito, ni un futuro determinado. Mejor, hay una infinidad de posibilidades de futuro(s) contempladas desde un ayer y un hoy, que dibujo, primero con esquemas a lápiz, poco a poco, con rotulador de punta fina, lo que habrá de ser de mí. Y yo aquí, viajando hacia un mañana que se avecina poco a poco y sin prisas y al que espero deseosa con la caja de colores a un lado y miles de ganas por todas partes.

lunes, mayo 19, 2008

los moldes

Se ha hablado tanto en estos últimos días de lo que queda de lo que fue y de lo que heredamos de lo que supuso aquel Mayo famoso cuarenta años atrás que a una no le quedan fuerzas ni argumentos originales con los que contraatacar al adversario. Y dan ganas porque se dice de todo, mucho sin saber, otro poco creyendo saber demasiado. Se desvirtúa, porque conviene, aquellos sucesos que marcaron un hito en la historia social de nuestro tiempo. Se le ha llamado de todo: fiesta, movida, revolución, rebelión, movimiento, revuelta, vacaciones adelantadas y en cambio nadie lo etiquetó de lo que fue: un cambio o evolución. Ni estudiantes vagos, ni holgazanería primaveral, ni acomodamiento de hijos de papá, ni revolucionarios de salón... los y lo que sacaron Paris a la calle en 1968 fueron los aires de la revolución, entendida ésta como la vuelta a evolucionar. El cuestionamiento, las ansias por cambiar, la inquietud por preguntar, la disconformidad con lo que nos inquieta o confunde. Por una vez en mucho tiempo, quizá por primera y última en lo que nos va de vida a todos, a alguien se le ocurrió que ya estaba bien de servilismo y colaboracionismo. Que nada se soluciona con un silencio, y que más vale un grito contudente a tiempo que mil años de oración interna. Aquello del Mayo del 68 fue un nuevo cambio del cambio, el giro que le faltaba a la tuerca para que se soltara del todo y cayera por fin al suelo. Y digo en todo momento Paris porque el Mayo fue francés. Queda al lado, pero en los márgenes de este contexto, dispuesto todo ello para otra historia aparte, la primavera de Parga, los sucesos de Memphis, el movimiento norteamericano y el resto de protestas paralelas a aquellos turbulentos finales de los 60. Pero fue Paris quien puso escenario a un Mayo singular, único e impertérrito, que murió porque fracasó pasando a formar desde entonces parte de la historia que se estudia de pasada en las escuelas y se olvida al instante, pero que sigue, de algún modo y con fortuna, en alguna de nuestras memorias y en nuestra más profunda e intraquila consciencia, víctimas y culpables nosotros de lo que es ahora la juventud, de lo que hemos hecho de la sociedad. Un eco lejano se intuye de aquellos que sacaron pancartas claras e ilusiorias a la calle, que cerraron Nanterre sin pudor ni miedo, que pintaban consignas divertidas para la posterioridad en las paredes y las calzadas, los que en los exámenes respondían con preguntas, los del "Cambiar la vida. Transformar la sociedad" o los del mítico "Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición", aquellos que no fueron reprimidos por la policía que respetaba desde el otro lado de las barricadas una libre expresión sin manifestarse en exceso. Aquella fue la primera vez en que la autoridad fue cuestionada, y fueron los jóvenes -gente como tú, como yo- los que la pusieron en entredicho. Todo parece ahora una película. Es inevitable. Lo visualizamos como si estuviéramos frente a "Los amantes regulares" de Garrel, o los "Soñadores" de Bertolucci. Una historia ficcionada que nos narran con aires de importancia. Un rito bohemio, un suceso de postal, otro apéndice de la moda, algo cool con lo que hacer chapitas, un fotograma de reivindicación. Pero no. Es más bien un documental, una narración intervenida de una turbulencia sucedida en la calle. Es más "Grand Soirs et petit matins" de Klein o "La chinoise" de Godard que lo que Bertolucci o cualquier estampa de las que se encuentran estos días en los periódicos nos quisiera contar.
¿Y qué queda entonces de aquello? Eterna pregunta para tamaña respuesta cadáver; el poso de aquello que no hemos sabido conservar, que perdimos en el camino o que, peor aún, escondimos cobardemente bajo los adoquines para no tener nunca que usarlo es lo que queda hoy del Mayo del 68: ese hueco que dejaron en el molde jóvenes que hoy son casi nuestros abuelos, y que nosotros, a pesar de todo, no hemos sabido llenar.

sábado, mayo 10, 2008

push it

la mitad de mi vida, pendiente de un botón.
el del ordenador, que lo enciende y lo apaga.
el del messenger, que inicia sesión o la cierra.
el del skype, que llama o cuelga.
el del móvil, que dice, responde, o contesta. manda un mensaje, o lo borra. acepta una llamada, o la rechaza.
el de la página web de renfe, que elige, selecciona, compra, anula, o imprime billetes.
el del gmail, que envia, o guarda para más tarde.

las nuevas tecnologías nos ayudan a hacerlo todo asi, tan súmamente fácil o tan insufriblemente artificial.

jueves, mayo 08, 2008

mayo

Mayo es un mes precioso. Son treinta y un días de celebrar. Cumpleaños, aniversarios, nacimientos, muertes, exámenes aprobados. Y este año, cuarenta después de aquel 68, más todavía. Permitídmelo, este mes andaré en las playas que hay bajo los adoquines, siendo realista y pidiendo lo imposible.

viernes, mayo 02, 2008

cosas increibles

daría yo mi valiosa colección de películas de Godard por volver a ser tan ingenua e inocente como Pocoyó... por que me contagiara sus brincos vivos y azulitos...
qué gran personita, qué enorme será de mayor...
sin quererlo me ha arreglado el jueves en menos de 20 minutos.
¡bravo por Pocoyó!

miércoles, abril 30, 2008

alejamiento


esa sensación tengo.
tan simple como un zoom de alejamiento ininterrumpido a velocidad lenta.
como cuando alarags la mano para coger algo y no calculaste bien la distancia que lo separaba de tí y no logras asirlo por más que te estires.
como si todo estuviera más lejos, más inalcanzable, más imposible y más difuso cada vez.
como si todo a mi alrededor estuviera empequeñeciendo ante mis ojos sin siquiera advertirme de si algún día directamente dejaré de verlo.
así, justo así me siento; en un zoom de alejamiento hacia no sé muy bien donde.

miércoles, abril 16, 2008

con permiso

Me vais a ayudar y ni siquiera os vais a dar cuenta. Veréis, llevo exactamente 45 minutos dando vueltas en la cama, sola, a oscuras, relativamente cansada y con el firme y fracasado propósito de quedarme dormida lo antes posible. Y no puedo porque sobre mi cabeza pesan quilos de asuntos que han sobrevolado mi día de hoy de alguna manera y si acaso también de los últimos tres o cuatro. Ahí tendida se te viene todo encima y ni siquiera te pide permiso. Pensaba en lo maravillosa que había sido mi tarde de hoy, cómo una película cualquiera en su compañía se hace una de las mejores que he visto últimamente. Cómo es capaz de hacerme reir tanto y tan fácilmente, haciéndome cuestionar si no tendrá en su posesión unos polvos de esos mágicos que estoy segura que no existen. Que reifica el amor en cada momento, y que aún no le he pillado el prestigio. Divagaba sobre una decisión importante, un cambio de trabajo y de rutina y por tanto así también de vida. Un paso hacia una dirección que aún no sé bien si avanza, o retrocede, o simplemente se cambia de posición. Y sobre otra decisión bien diferente que tomé hace poco y que espero que sea la correcta, de modo que no nos hagamos más daño y que, con suerte y cruzo los dedos, sólo haya sonrisas para el resto de nuestros días. Y también sobre un mensaje y una llamada que ha recibido mi móvil esta noche. Uno de esos instantes en que tardas en reaccionar porque la sorpresa lo está celebrando por dentro. Que me ha leído el sentimiento, pues era justo eso lo que venía necesitando: esa voz, justo la suya, y esas palabras. Que no recibió mi mensaje del todo pero sólo necesita saber que la quiero muchísimo, seguramente más de lo que ella se piensa, y que sigo aquí para todo, como siempre. Y por pensar, pensaba en planes de verano, en viajes, en festivales de música, en que tengo ganas de ver a mi vasquita y descubrir si va todo bien, y que espero que me de tiempo a terminar los cuatro trabajos antes de finales de semana, y que me apetece un montón compartir una cerveza con mi zevillano favorito de visita en mi ciudaz, y que me hace falta un café alargado una tarde de estas, y que quiero dejar de tomarme el asqueroso jarabe y la maldita pastilla, y que Leconte me ha puesto tonta esta noche con la película más apropiada para el momento. Que me gusta escribir para nadie sabiendo que alguien me lee, que no sé cómo pedir perdón por posts como este y cómo agradecéroslo después de todo. Que me encanta teneros, a cada uno de vosotros, aunque a muchos no os conozca, aunque a otros no os vea a menudo. Que la noche me vuelve melancólica y sin quererlo se me escapan dos lágrimas pixeladas entre los lunares. Que es momento de de dormir, o eso deberíais estar haciendo todos a estas horas...

martes, abril 15, 2008

expresiones

Me gusta decir que te echo de menos, que te extraño, o que empiezo a necesitar volver a saber de tí. Hay en esa fórmula lingüística un encanto ponderado que une a dos personas por un instante que hasta entonces habían estado separadas. En ese momento de comunión entre el "te echo de menos" y la recepción de la expresión, se reconcilian dos voces, la que lo siente y lo dice y la que escucha, callada. No tienen por qué ser simultáneas; la eterna carta manuscrita llevará al menos dos o tres días ser recibida, el email quizá unas cuantas horas, un mensaje en el móvil, nunca se sabe. Y es curioso, normalmente se expulsa esa frase ante un mutismo que escuece, o duele, o pica, o molesta, a veces acordado, otras fortuíto, y en casos extremos, obligado. Incluso cuando se escoge como momento idóneo una llamada telefónica, hay un silencio al otro lado. Aún así casi siempre sucede en un momento de ausencia, de distancia, tal vez. Dos personas que están lejos, que no mantienen contacto, que no se hablan, ni se leen. Es una expresión perfecta, de las más bonitas que existen en nuestro lenguaje. El alma sale por nuestra boca hablando por sí sola de lo que siente porque no tiene, de lo que quiere porque te quiere. Y si acaso hubiera una razón por encima del resto por la que me gusta tanto esta expresión, sería seguro la sonrisa involuntaria con la que con suerte quien calla, recibe, lee o escucha, asiente como respuesta.

jueves, abril 10, 2008

una cosa inestable

Claro que en amor no puede haber nunca calma, porque lo que se logra es tan sólo nuevo punto de partida para más desear. (...) Y, sin embargo, a mi debiera haberme atormentado precisamente lo que, por el contrario, me tranquilizaba, aquello que yo consideraba la felicidad. Porque la felicidad es en amor un estado anormal, en el cual cualquier accidente, por aparentemente sencillo que sea, y que puede ocurrir en todo momento, cobra una gravedad que no implicaría por sí sólo dicho accidente. Lo que constituye nuestra felicidad es la presencia en el corazón de una cosa inestable que nos arreglamos de modo que se mantenga perpetuamente, y que casi no notamos mientras no hay algo que la desplace. En realidad en el amor hay un padecer permanente, que la alegría neutraliza, aplaza y da virtualidad, pero que en cualquier instante puede convertirse en aquello que hubiese sido desde el primer momento de no haber dado todo lo que pedia, es decir, en pena atroz.

Marcel Proust · En Busca del tiempo perdido: 2. A la sombra de las muchachas en flor

miércoles, abril 09, 2008

prescripción

Me encantan los médicos que recetan reposo. Es una especie única de las que no se encuentran fácilmente, aquellos que prescinden de términos ininteligibles que nada aclaran para designar dolencias que tú sabes muy bien en qué consisten, que no te mandan una medicina superpoderosa que acaba haciéndote un pequeño agujerito en la boca del estómago, dejando sin resolver la dolencia motivo de la consulta y provocando otra mucho más irritante. Estoy afónica, y eso no hace falta que lo certifique nadie. Y mi cabeza parece que va a estallar de aquí a nada todo el rato. Y tengo fiebre, pero sólo a ratitos, a saltitos entre los 37 y medio y los 38 y poco. Y eso es muy raro en mí. Puedo contar con los dedos de la mano las veces en mi vida que el termómetro me ha dado un susto. Quizá sea por eso por lo que hoy todos a mi alrededor andan un poco revolucionados, preocupados, apenados. Me sonrío, a veces hay que sorprender también de estas maneras. Vuelvo a casa temblorosa y algo débil con tres recetas en la mano. Un jarabe y un antiinflamatorio, que adquirirá algún alma caritativa por mi en la farmacia, y mucho cariño y mimos ricos de primavera, que tomaré prestados a aquellos que tan bien me están cuidando y que tan pendientes están de mí. La buena noticia es que estaré callada -oralmente- por algún tiempo. La mala, que en cuanto remita los pinchazos de la migraña, estaré dando la lata por aquí para contrarrestar. Y eso no me lo ha recetado el médico, pero la automedicación no es tan mala si cura...

lunes, abril 07, 2008

notas en la moleskine

· I ·
A ver si un día me acuerdo y os cuento mi historia con Barcelona. Cómo me enamoré de ella sin apenas proponérmelo, sin siquiera darme cuenta, por qué nos peleamos en su momento, aquellos ratitos en que nos dejamos de hablar por sólo unas horas, y los momentos que hemos compartido juntas, que valen más que cualquiera de los silencios que nos escupimos. Lo bien que me conoce, lo estupendamente que me escucha, lo genial que me cuida, el cariño que me regala y lo mucho que me divierto con ella. Lo bien que me siento si comparto presente a su lado y la tanta vida que me da respirar del mismo aire que ella.

· II ·
Ahora llega el AVE a Barcelona y no es una gran noticia. Para las relaciones en la distancia nunca hay buenas noticias. Los nuevos Siemens que ha comprado Renfe no acortan la distancia, pero sí la recorre más deprisa. Esos 640 kilómetros siguen siendo exactamente los mismos 640 kilómetros que hace un año, que hace dos o que hace tres, sólo que ahora te lleva sólo tres horas superarlos. Sólo tres horas y ya estás allí, con ella, con ellos, por unos días, en un simulacro de vacaciones, pero allí, con ella y con ellos al fin y al cabo. Y se deja querer Barcelona, no hay duda, porque no hay otra como ella. Especial, diferente, rara y auténtica. Con sus tics más personales, con los gestos que la diferencian, el acento, la gracia, el arte derrochándose por los chaflanes.

· III ·
Dos noches, tres mediodías y dos cenas. Una cama, dos almohadas, una terraza, dos cafés y cuatro galletas. Una ciudad cuando se comparte se convierte en otra diferente. Y es que todos cambiamos cuando tenemos visita.

· IV ·
Volver en AVE no cuesta menos que hacerlo en avión. Esa sensación de encogimiento de entrañas al dejar atrás la ciudad es directamente proporcional a la que sientes cuando el avión toma pista y empieza a coger altura y despegarse del suelo. Empieza de nuevo la cuenta atrás. Días en un calendario indefinido hasta nuestro próximo encuentro -que nadie sabe cuando será-. Mis ángeles, a los que agradezco tanto, y a los que con tanto cariño quiero desde mi mundito madrileño, me cuidan y protegen la distancia. Nos dejo de agradecerlos que sigan ahí y que me dediquen los huecos que no sobran. Que me insuflen tanto de todo en tan poco tiempo. Que consigan que la espera merezca la pena.

· V ·
Despedir a un AVE desde tierra firme y quieta no cuesta menos que despedir a una ciudad desde dentro de uno que se mueve poco a poco. Con el tren que se va mientras tú lo miras impasible, se pone en marcha de nuevo en cuentakilómetros -ahora de 0 a 511- y también el calendario. Se queda dentro de él, en el asiento de ventanilla de un vagón cualquiera, una maleta que no es la tuya, pero que seguramente ayudaste a componer. Una cámara de fotos con imágenes en las que te reconoces. Unas postales dentro de un bolso que ayudaste a elegir. Unas lágrimas que son las que tú tragas y unos besos que acabas de regalar. Se va parte de tí a otra punta del país. Y tú quedas en medio, a medias. En medio de ninguna parte o de todas al mismo tiempo.

· VI ·
Diez minutos hasta Tribunal. Sólo diez minutos de márgen te da la vida para que te recompongas en tu punto de partida. Si cuando llegas fuera y te toca el primer rayo de luz madrileño, ves una cara conocida que te regala un beso, un abrazo y un soplo de aire fresco todo al mismo tiempo, la angustia, la pena y la añoranza se digieren mucho mejor, tú puedes sentirte afortunada, y aunque seguirás en medio de ninguna parte, al menos podrás sentirte íntegra. Y no tendrás excusa para no sonreir. Bienvenida yo a Madrid.

domingo, marzo 30, 2008

al umbral de ella

Adentrarse en una casa que no es la tuya establece un diálogo discreto entre tú, el invitado o intruso, y el otro, el dueño, que os pone sin quererlo en común y que prelude en todo caso lo que con tiempo habrás de ir conociendo de su persona. Recuerdo especialmente la primera vez que entré en una casa que después frecuentaría a menudo. Dadas mis ansias de saber y mi espíritu observador no pude sino esforzarme en escanear visual y sutilmente aquel terreno desconocido de momento. Buscaba claves, datos, un detalle del que enamorarme. Me sorprendió en una de las primeras pasadas encontrar en su cuarto un ejemplar a modo de reliquia coleccionable de un ABC antiguo en cuya primera página figuraba la boda de un principito y una principessa hartos conocidos por todo el país al que y que no disfrutaban de ninguna simpatía por mi parte. Se me figuró extraño, quizá incómodo incluso, y sin analizarlo mucho me di cuenta de que no era debido más que a una banal comparación. En un lugar equivalente tenía yo en mi cuarto un montoncito descuidado de Le Monde Diplomatiques y bajo ellos, una serie de recortes del Babelia y el Cultura|s de los últimos meses, o años. Apresuré mi mirada hacia sus estanterías, en busca de algún lugar común al que aferrarme, pero no había apenas literatura sobre aquellas baldas. Asomaban algunos cantos de manuales de esos que algún catedrático le instó a comprar en sus años de universidad con la única y pretendida finalidad de engrosar sus beneficios editoriales. Y según crecía el nerviosismo por algo que aún no localizaba, rastreé en busca de una colección que ella no tenía; esas largas torres que flanquean mi cuarto por todos los frentes, llenitas de DVDs, haciéndolos alcanzar por ahora la doble centena, y cuando, intrigada y desesperanzada por mi búsqueda infructuosa, dejé escapar aquel ingenuo "¿es que no te gusta el cine?" encontré respuesta con aquellos títulos de películas de los que una servidora huía a grandes zancadas. Y con el tiempo no se consigue más que un perpetuo acumulo de diferencias que normalmente te limitas a observar desde la precavida distancia: la revista que elige para entretener las horas de un viaje, la música que sale de su bolsillo, los programas de televisión que ve, el voto que introduce en una urna, los productos que arroja a la cesta de la compra, la ropa que viste, las marcas que paga...
Entonces, un día cualquiera, normalmente demasiado tarde ya, te das cuenta de que por muchas vueltas que hayas dado, a pesar de tanta indagación y registro y después de toda la observación, no has pasado del umbral de la puerta. Cuesta toda una vida no darles el valor que no tienen. O quitarles el que tu despiadado ego les otorga. Porque no lo tienen por mucho que existan esas diferencias o por muy insistentes en hacerse notar que sean. Separan sólo en tu mente y molestan sólo en las conversaciones. Te impresionan, sí, pero no por inusual o extravagante que sean, sino porque tu subconsciente no quiere encontrárselas, porque le gustaría que fuera de otra forma; de la suya, más concretamente. Lo cierto es que aquella primera página del ABC, esos libros solitarios, las carencias y las faltas, las diferencias y oposiciones son meros ornamentos, simples objetos decorativos que se limitan a cumplir diligentemente su función; la de adornar por recargo o sobriedad las cuatro paredes bien dispuestas de una vida cualquiera.

viernes, marzo 28, 2008

18 arrondissement

Vaya noche...toledana se dice, ¿no? No entiendo de localismos hoy, sólo me salen aforismos cansados y sonámbulos que hablan por mí sin que yo sea del todo consciente. Era anoche la primera para Andy siendo Andy en mi pequeño hogar y debió sentírsele grande y vivo. Él decidió que dormir era inútil y no me dejó hacerlo a mí tampoco. Acabó consiguiendo que todos sus nuevos ordenaditos inquilinos se amotinaran en sus baldas y organizaran un debate a veinte voces. Eso es lo que me pasa por compartir 6 metros cuadrados con tanta gente... y tan diferente. Además, me doy cuenta ahora, quizá demasiado tarde, de que dejé la botella de absenta demasiado cerca e hicieron acopio de ella cuanto quisieron. De pronto se pintó un Montmartre o un Gràcia en medio de mi cuarto. Me pareció hasta escuchar a Saint Germain en algún momento entre las 3 y las 4 de la madrugada... Y yo seguía en la cama, medio atónita, medio perpleja y un tercio de cabreada porque nadie me hubiera invitado a la fiesta. Me enteré de los marujeos entre la Beauvoir y Sartre, que prescindiendo de la tan mítica correspondencia postal, decidieron narrarse sus aventuras a voz hablada, intentando alzarla por encima de las salidas de tono de uno o las divagaciones en espiral de otro. Una juerga, bohemia y casi de otro siglo, pero en mi cuarto, anoche y conmigo dentro. Miremos el lado positivo; a este paso, acabo aprendiendo francés de tanto oirlos.

jueves, marzo 27, 2008

p.d

Después de una noche de insomnio no necesariamente sigue una mañana de cansancio. Las energías no renovadas se despertaron despuntando desde la cama como agujas que se clavaban impúnemente en cada una de las vertebras que una servidora intentaba descansar. El desayuno, apresurado, se engulló solo, con ansias de empezar a vivir ya y saltarse de una vez todos los preliminares. Los juegos de mientras tanto siempre fueron mis preferidos. Hoy Andy ya se sostiene en pie y empieza a moverse poco a poco pero con seguridad sobre sus cuatro ruedas. Creo que de aquí a unos días campará por mi mundito como si ya fuera el suyo. Mis invitados literarios duermen tranquilos, ahora sí, una siesta adelantada, limpitos, aseados y ordenaditos entre sí. Y mi papelera ruge desde su esquina una sobredosis a expulsar. Por lo demás, todo igual, exactamente igual que ayer. Me digo si el hecho de que no haya ningún cambio debería provocarme quizá una sonrisa plena de alivio o si en cambio he de abrir de nuevo la caja de herramientas y dejar que ellas hagan y deshagan. Todo igual. Nada nuevo bajo este cielo gris. Salvo dos ojeras, un atornillador satisfecho y Andy sonriente y bostezante.

Andy

No se me ocurre nada mejor en qué invertir este insomnio momentáneo y presumiblemente pasajero. En el suelo descansan impasibles e inertes, rotos y deshechos, los restos sobrantes de una caja de cartón que he roto como hioe una noche de reyes cualquiera hace más de veinte años. Sobre mi cama han alunizado en pocos segundos los principios de una estantería aún por montar. Sobre mis rodillas en este mismo instante, las instrucciones que a modo de comic te explican como conseguirlo. Son graciosos estos del Ikea, como con un texto no verbal, aparentemente universal en la forma y neutro en el idioma, consiguen que me parezca que me están explicando en chino. Le pregunto al destornillador de estrella si él cree que juntos lograremos darle forma. Me responde que qué va a saber él si encima tiene que ir en contra de sus principios y atornillar en lugar de lo contrario. El caso es que sí, ha llegado el momento y siento que es justo éste. Necesito un poco de orden en esta habitación que es mi casa y mi mundo en 6 metros cuadrados. Todo junto y a una vez. He tenido mucho caos, por etapas en sus puntos más álgidos. Primero me sitió Camus, siguió Dostoievsky por todos los frentes, y Nietzsche, a quien dejé que me violara intelectualmente todo lo que quiso, después llegó tímidamente Murakami que fue ganando terreno, y Sartre a chorros empapándolo todo, y Proust, siempre él, inagotable, incansable. Ahora me invaden todos al mismo tiempo. Las estanterías se me agotan, ellos se amontonan sin asiento asignado y el overbooking empieza a hacer sufrir a mis invitados que, sin rechistar y con mucha resignación honorable, se limitan a pastar entre los escasos restos de espacio libre de mi escritorio, mi mesilla de noche y el suelo bajo mi cama. Pero quiero darles un mejor destino lejos del polvo, de las caídas fortuitas, de los suicidios involuntarios, de las manchas de té, de las torceduras de esquinas; me gustaría proporcionarles una comodidad, un confort que les haga sentirse en su casa, orgullosos de la hospitalidad recibida. Y le doy la vuelta una vez más al folleto explicativo. Sigo sin ver claro cuál es la derecha y cuál la izquierda, si lo de arriba está abajo por algo en concreto o yo lo he montado al revés, si se mira la figura de frente o de lateral, desde el punto de vista del puto folleto o desde el mío. He perdido el punto de referencia y el atornillador -sí, le he cambiado el nombre por simpatía- me da la razón. Pasamos del croquis. Vamos a llamar al sentido común, seguro que él averigua donde meter qué y cómo para que Andy sea Andy y no sólo un montón de palos ensamblados. Y sí, mi nueva estantería se llamará Andy, pero eso será ya mañana.

domingo, marzo 23, 2008

continuidad de la esquina

Me pregunto cuántas veces hay que doblar una esquina para que se enderece del todo. Me inquieta no por deseo e ilusión, sino por preocupación y tormento. Qué haríamos con una esquina que por rectitud perdiera de una vez para todas el encanto que ahora, mientras sigue siendo esquina, esconde tras ella. No hay mayor misterio urbano que el de las dobleces de una calle. Tras el canto de una cualquiera descansan las calles que te parece que nunca antes pisaste. La cuesta, la única en toda la ciudad. Los tulipanes que crecen sanos en el balcón del primero y el gatito que alguien dejó encerrado allí por equivocación. Los besos que una noche de ganas por exceso contenidas son derramados por incontinencia. Los gritos de una pelea que resbalan como gotas entre los adoquines. El restaurante que más de una vez te dio de comer y al que rara vez, salvo si es por error, recuerdas cómo llegar. Las confidencias a media voz y las carcajadas a volúmen máximo. Esa persona a la que hacía tanto tiempo que no veías, o esa otra que intentas ignorar haber visto. Un abrazo de dos cuerpos que se rozan, que se juntan por aquello de la inercia del movimiento de doblarla. La mirada de un desconocido que a partir de ese momento no lo será más. Un nazareno que, llorando al cielo con lágrimas escurriéndose por los agujeros de su capirote, vuelve a casa por el camino más corto. El recuerdo que te asalta de pronto, trayéndote al presente inmediato aquella película de Jarmusch en la que al girar, si todo fuera ahora como en aquella, Tom Waits estaría tirado en medio de la acera. Curioso -y parafraseo a Cortázar- que a pesar de todo ello la gente crea que torcer una esquina es lo mismo que torcer una esquina, cuando siempre son todas ellas, y cada una en particular, algo excepcional.

jueves, marzo 13, 2008

mrs. Tambourine

Si un día despiertas y el sol dibuja pequeños puntos suspensivos sobre la pared de enfrente, y las zapatillas de debajo de tu cama te invitan a desayunar té calentito con pan tostado y aceite, y el ordenador te cuenta que Savater sigue vivo y diciendo sandeces por el mundo, y también te descubre que lo que soñaste anoche un sueño era y que todo sigue más o menos donde lo dejaste hace unas horas, y la ventana te silva frescura para empezar con sonrisa estirada el día, y Proust desde la mochila te avanza todo lo muchísimo que queda por delante, y Colin te cuenta que los nenúfares por fin se marchitaron del todo, y Godard desde la estantería asiente con aire melancólico en su seguridad, y Bob Dylan, siempre joven, te canta como un completo desconocido poesías que te resultan familiares, bienvenido, bienvenida, un nuevo día, jueves esta vez, bajo el sol. Y será genial.

miércoles, marzo 12, 2008

lo que está por venir

Llega la primavera. La alergia. Los estornudos. Los parques repletos. La semana santa. Las vacaciones para no hacer nada de todo eso que hay que hacer. El sol que pica al mediodía. Los pies metidos en las fuentes. Las tardes de batido de helado y libro sobre la mesa. Y abril.
Y con abril llegan las buenas películas, las promesas de un cine mejor cada vez, que se supera a sí mismo o que al menos, como mínimo, nutre de esperanza y espectativa al pobre amante del séptimo arte que aguarda con tibia ilusión de grandes sorpresas. Y llegan, seguro que llegan. Sólo hay que tener los ojos -y el corazón- medianamente abiertos. Sólo unos ejemplos:

LE VOYAGE DU BALLON ROUGE

Hou Hsiao-hsien, el director taiwanes que ya ha sorprendido y estremecido a medio mundo, y cuyo paso por festivales y demás congregaciones de cinéfilos ha cautivado las atenciones de quien pasaba casualmente cerca, llega a las pantallas españolas en este mes (cruzando los dedos mientras tanto para que no se retrase por 'causas imprevistas') con la nueva película coproducida por la industria francesa, con la gran Juliette Binoche de protagonista y un bonito globo rojo surcando el cielo de Paris. No se puede perder nadie esta joya, pinta para el recuerdo.

ELEGÍA · 18 abril

Con fecha ya en el calendario y la promesa de recuperar alientos malgastados y pretensiones recortadas, Isabel Coixet alza el telón de nuevo. Esta vez nos encontramos a una Penélope Cruz más poppie que nunca pero tan bella como siempre en una historia de la que prefiero no saber nada y de la que cuanto menos oiga, mejor. Grandes bocanadas de esperanza tengo puestas en este film, que quien lo ha viso, asegura que podrá con todas ellas y las superará agusto. Sólo queda un mes, y veremos lo que es bueno...

I'M NOT THERE

Y ya por fin llegamos al plato fuerte. Afirmo con conocimiento de causa y bajo la premisa de que ya he visto esta película y quedan mis afirmaciones por tanto de sobra respaldadas por mi convicción, de que estamos ante la película del año. O al menos una de ellas, de las que más alta quedarán en mis rankings imaginarios -y nunca realizados de hecho- de diciembre. Es Bob Dylan visto por Todd Haynes. Sus múltiples vidas. Diferentes enfoques. Se entremezclan en él mismo rasgos e influencias a iguales porciones: habla Rimbaud, lucha Billy en Niño. Son trozos a modo de collage de lo que visto tres pasos más atrás, supone el retrato perfecto. No perderse el papelón de Cate Blanchett (siempre perfecta), Christian Bale, o el genial -dep- Heath Ledger. Imprescindible, y no diré más.

LO MEJOR DE MI

Está ya en cartel y no creo que vaya a durar mucho.
Roser Aguilar sale de la ESCAC por la puerta grande. Esta película, con pequeños-diminutos aires de grandeza, se cuenta por sí sola. No necesita narración, porque una mirada, la de la brillante e inigualable Marian Alvárez (que por cierto, se ha tenido que hacer con una vitrina para colocar los premios que ya ha empezado a recolectar), habla a gritos. Son sus ojos, entre lágrimas o sonriendo, los que bailan entre sentimientos y razón y lo dicen todo de una vez. Le bastan 90 minutos para que al de la butaca le quede todo claro. No hay más. Sólo ella, lo mejor de ella. Una joya con la que arremeter a los que hablan de 'crisis del cine español'.

MY BLUEBERRY NIGHTS

Un sueño. La última película de Wong Kar Wai, después de 2046 (o del collage de Eros, para ser más estrictos), ya sentíamos que nos tenía abandonados. Era sólo una ilusión que viene a compensar con colores vivos y ardientes con esta nueva dosis de wongkarwismo puro y duro. Se ha venido a occidente y ha rodado en inglés, para que le sintamos más cerca, si es que eso fuera posible, y se ha hecho acompañar de grandes nombres, empiezo; Natalie Portman, Rachel Weisz (mis dos debilidades), Jude Law, Norah Jones... Le han nacido ya miles de críticas, insustanciales de momento por venir de quienes aún ni siquiera han olido la bobina, a las que esperamos rebatir con grandes argumentos en cuanto aparezcan los créditos finales sobre la pantalla. Muchas ganas, muchas.

miércoles, marzo 05, 2008

para llegar

No, creo que defintivamente nunca me he preguntado por lo que pretendo cuando escribo. Por cuál es mi motivo, si lo tuviera, para exhibir mis pensamientos, reflexiones, intimidades expuestas, realidades ficcionadas y mentiras subrayadas en este espacio inconexo y flotante de puntos azules y letras en blanco. Cuál es la razón, si existiera, por la que me empeño en contar cada vez un poco más de lo que debería, o un poco menos de lo que los dedos me piden. Esa causa, que existe pero intento ignorar cada día un poco más, de por qué me dejo vencer, como la ingente mayoría, por la pringosa mano de la autocensura, que nos señala, nos intimida, nos arrincona, para finalmente robarnos palabras, y frases, y dichos, y sentencias y así reirse un poco de todo el sentido del mundo de los blogs. Y mientras me pregunto por primera vez aquí y ahora, veinte centímetros por encima de estas líneas, por ese motivo que no encuentro, esa razón que desconozco y esa causa que ignoro, concluyo y resuelvo el misterio por la vía más sencilla. No escribo para nada, pues nada pretendo con ello, ni doble intención hay en mis palabras. Escribo para vosotros; para el toldo que me tapa el sol cuando éste me deslumbra con mucho más que un trozo de tela; para mi papi catalán que tan bien me educa sentimentalmente; para mi ángel de las bobinas a la que tanto echo de menos -y que además ha estado siempre a mi lado, aquí, con nosotros, desde aquel agosto de 2004-, para mi hadita grisácea a la que debo varios pares de abrazos; para mi cartulina azulada, que va y viene, aunque hace tiempo que se quedó; para mi 'friki' favorita, la de Perdidos cada viernes, la de los cafés alargados, la de la mirada que adivina y se descubre al mismo tiempo; para mi sevillano querido, el que escribe entre cactus pedacitos de personalidad; para el factor vasco, que sé que me lee entre silencios respetados; para mi catalana, a la que le siguen quedando lágrimas; o para la otra catalana, que desapareció dentro de un faro de hormigón; o la otra que en silence, que me ayuda a practicar mi català con lágrimas en los ojos; o la otra que me lee pensamientos que nunca tendría; para la que entre madrid y valencia, siendo y estando, balancea su existencia, intentando aclararse bajo el influjo lunar; y para tí, que entras sin saber, por error, por cruce, por equivocación, por recomendación o por engaño. Pero entras, y me lees, quedándote entre nosotros un ratito que nadie cuenta. Pues para cada uno en particular, y para todos en general. Escribo para los ojos, consciente de que no son ni mi motivo, ni mi razón, ni mucho menos mi causa. Pero son en esos ojos en quien piensa mi subconsciencia cuando por inercia a veces, por dolor otras, o por el auténtico placer del tecleo la mayor parte de las veces, deja caer las letritas (des)ordenadas en vuestras pantallas. En los ojos. En los que me quieran leer, pero sobre todo, en los que me logren entender. Nada más. Y nada menos.

jueves, febrero 21, 2008

hyperballad

un sonido trae otro.
como cuando un comentario preciso enlanza con una sonrisa sonorizada y provocada en forma de carcajada en una segunda persona que se ve interrumpida por el 'bip' de un mensaje en el móvil de una tercera, y éste, el mensaje, una vez leído, concatena con una voz que te saluda al otro lado del aparato y varios kilómetros más allá. y esa voz habla y dice, más o menos, y cuando la conversación se apaga al colgar la llamada tres minutos después, de pronto brota como de la nada una canción de los altavoces de tu ordenador. pero no una cualquiera, sino esa. y esa canción termina y despierta un sollozo dentro de tí, que son lágrimas por fuera, que se desbordan y dicen más que la canción y tu boca juntas. y habla entonces el corazón en la humedad de la noche y con la siguiente canción sonando... and so it is...

martes, febrero 19, 2008

directa

...What gives the shine is our light, we're blowing up missiles in the air...


Entra aire fresco por el hueco que dejaste al salir, el de la puerta que quedó abierta a conciencia. Es agradable, te lo agradezco. Espero que el paisaje, aquí, en medio de ninguna parte, sirva para despejarte. Hay algo bonito en el mundo de las áreas de descanso; esa mezcla de melancolía y paz que recarga pilas para cualquier viaje emprendido. Siempre me gustaron para sacar desde ellas curiosas polaroids que se convertirán más tarde en testigos de un camino, o de un lugar, o de cualquier circusntancia. Respira, descansa, estírate. Quedan kilómetros, aunque no sabría decirte cuántos. Con tu permiso, miro por la ventanilla. Desde que me monté en tu coche y me convertí en tu copiloto activo firmé mi convicción de renuncia a pensar en paisajes que no existen, o en destinos que no conoceré. Es bonito verlo desde aquí, sin preocuparse por los miedos infundidos por una razón perversa. O pervertida. Ya, todos tenemos un pasado. Pero, ¿nadie te ha dicho que cuando miras a un río, siempre es diferente? Venga, entra, vuelve. Me debes una despedida, pero no me la devuelvas. Mueve mejor tu varita y transfórmalo en un "hola de nuevo". Si en el fondo sabes que soy una excelente compañera de viaje. ¿No te lo había contado? Tengo el don de la prudencia. Mira, asomo el mapa por la ventanilla y en un descuido, ¡vaya!, salió volando. No lo necesitaremos. No hay camino que seguir, ni destino que encontrar.

...Fasten your seat-belt again, just in case...


Najwa sigue con la canción que empezó cuando saliste. No te has perdido mucho, pero si quieres la ponemos de nuevo.
- ¿Dónde estamos? -preguntas.
- Ni idea -respondo-. Como si me importara lo más mínimo -callo, pero me escuchas-.
Ahora que el coche se pone en marcha lentamente de nuevo me doy cuenta de que el aire que entra por la ventanilla es mil veces más agradable que el que se colaba por la puerta e intuyo que las vistas, ahora en movimiento, superan con creces las estáticas de mientras tus piernas crujían ahí fuera.
- ¿A la derecha o a la izquierda? -tú-.
- Lo que más rabia te dé -yo-. Tú conduces, que yo me ocupo de las señales, si te parece.

lunes, febrero 11, 2008

Juliette and the Licks


Por ella, por ellos. Hoy me siento un poco Juliette. Creo que hablamos el mismo idioma. No puede sonar otra cosa entre mis delirio de éste lunes.

domingo, febrero 10, 2008

la sustancia del cojín

un fin de semana entre cojines significa arropada y confortable pero en casa, en una casa, en una cualquiera, la mía o la tuya, pero siempre bajo techo, sin lluvia, sin tu bufanda volando al viento o goterones cayendo por mis sienes. un fin de semana cómodo y normal, como de los que no hay todas las semanas.
tu cojín y el mío se hablan de ellos mismos. respiran y laten entre los brazos de tu sillón, siempre hospitalario. uno viene de florencia, se dicen, pero sólo su funda. el otro del Ikea, pero sólo el relleno.
un cojín es una bocanada de humo, una cucharadita de espera paciente, una pizca de sal confundida con azúcar, un trago de vino sin derramar, un bocado de ganas contenidas, un pellizco de abrazo -que te daré, porque no te doy, porque no te di-, un suspiro de alivio, unas gotas de maldad, un susurro entre verdades, un secreto sin confesar, son lineas que no se leen porque no se llegan a enviar, es un párrafo perdido entre páginas de pluma, son píxeles gigantes que distorsionan la realidad, es un índice de donde estás, un icono de lo que eres, fuiste o serás, un puñado de besitos con sabor a fresa y menta, una paradoja circular que te lleva a de donde partiste, son megabytes regrabados sin mucha utilidad, son pedazos de los huecos que no lograste rellenar, son migajas de los restos que sobraron del miércoles, son reservas por si acaso para cuando las vuelvas a necesitar. un cojín es la espera aletargada de un cuerpo al llegar.

jueves, febrero 07, 2008

29

Febrero, ese mes que se traga días sin contarlos, el segundo del año después de la cuesta del comienzo -que a mí al menos me continúa-, el de los exámenes que tienen por apellido su nombre. Un mal mes para la prosa y en cambio el mejor para los cafés a media tarde, los desayunos alargados, las charlas sobre cine (de goya a Óscar y tiro porque me toca), sobre series (click!)y música si se apaga la conversación y hay que poner algo de fondo. Mes de tardes, de noches por teléfono, de celebraciones, de planes de viajes, de espirales de palabras que se cruzan con miradas entre giros, éstas que hablan por encima de las primeras y que establecen comunicación entre las líneas que las sostienen. Un mes malo para el relax, para dormir de seguido. Un mes abrazable, en potencia. 29 días contando hacia atrás.

jueves, enero 24, 2008

cromatismo

Me ceno el examen de mañana y sin cubiertos ni servilleta. Me lo merendé entre café y cocacola, con espirales de momentos entre una y otra. Devoro ahora con las manos y los dientes, sin cuidado ninguno ni especial esmero tampoco. Gracias a él he descubierto que los colores son contradictorios dependiendo de donde se coloquen, como se lean y para qué se usen. Que por ejemplo, el morado significa sensualidad y voluptuosidad, pero si es muy oscuro, engaño y dobles intenciones. Y el azúl en cambio supone dulzura, espiritualidad, tranquilidad y seguridad. Que el color guía la mirada, o sea, que manipula la interpretación de lo que colorea como el resto de acciones y sujetos de nuestra vida. Que es sólo una apariencia. Me ceno la teoría y me dejo la práctica para el desayuno de mañana. Quizá me lo tome con el café. O quizá no me haga falta saber mucho más...

martes, enero 22, 2008

la superlatividad de lo común

... Odette hizo a Swann 'su' té, y le preguntó: "¿con limón o con leche?"; y cuando él le contestó que con leche, ella replicó: "una nube, ¿eh?". Swann dijo que el té estaba muy bueno, y ella entonces: "ve usted como yo sé lo que le gusta".
En efecto aquel té le pareció a Swann, lo mismo que a ella, una cosa exquisita, y tal es la necesidad que el amor tiene de encontrar justificación y garantía de duración en placeres que, por el contrario, sin él no lo serían y que terminan donde él acaba, que cuando Swann se marchó a su casa, a las siete, para vestirse, durante todo el camino que recorrió el coche no pudo contener la alegría que había recibido aquella tarde, e iba repitiéndose: "¡qué agradable debe ser tener una persona así, que le puede dar a uno en su casa esa cosa tan rara que es un buen té!"

En busca del tiempo perdido:I. Por el camino de Swann · Marcel Proust

lunes, enero 21, 2008

y si la luna sonríe...

... desde lo alto de su espacio indeterminado, abriéndose en cuarto creciente, completándose hasta llenarse para empezar a decrecer sin que ello le suponga crisis ninguna, cruzando sin miedo ni vértigo alguno la distancia que la separa del suelo, precipitándose hacia nosotros con cada sutil rayo lumínico y valiéndose tan sólo del blanco de su no.color, si es capaz de apartar las nubes haciéndose ver al resto de planetas y mirarnos a los ojos con una sinceridad de las que no se conocen en la Tierra y lanzarnos una sonrisa que se explique sola y que calle al resto de estrellas satélites a ella... ¿pasaría acaso la noche a convertirse de pronto en día y aún con eso y todo, nadie se percataría de semejante fenómeno?

sábado, enero 05, 2008

The Darjeeling Limited, 2007


¿Quien nos iba a decir que ese joven de Texas que con 27 años presentaba su debut en la gran pantalla con la delirante Bottle Rocket y que sólo dos años después, subiría nivel con esa especie de comedia teen al desuso (Academia Rushmore) acababa de empezar una carrera de ascenso imparable hasta llegar donde se encuentra hoy en día, en un viaje a Darjeeling, con parada en todas partes (The Royal Tenembaums y The Life Aquatic with Steve Zissou), y destino a ninguna concreta (to be continued...), pero que durante el cual, el único requerimiento, es disfrutar de las vistas, sonreir sin parar y dejarse emocionar sin prejuicios ni protestas?
Puede que Wes Anderson sea el director más fiel a sí mismo de todos los que hoy en día se dedican al cine, pero eso sólo si entenemos los puntos comunes que se encuentran fácilmente en todas sus películas como rasgos de carácter, estilo y personalidad y no meras coincidencias. Esta road-movie atípica pero auténtica no es más que la múltiplicación hasta alcanzar el exponente de lo que creíamos ya superlativizado con Steve Zissou. Es más Wes Anderson que todo lo visto, pero sólo para lo bueno.
Tres hermanos, un tren (el Darjeeling Limited), Owen Wilson y sus vendajes, narcóticos, un funeral, una serpiente venenosa, spray de pimienta, el cinturón heredado, perfume Voltaire nº6, Where Do You Go To (My Lovely), las maletas de Louis Vuitton de papá, Angelica Houston, Bill Burray, Natalie Portman, Barbet Schroeder!!
Todo eso... y un poco más es The Darjeeling Limited. Una de las mejores películas del año (pasado). Aprovechad la ocasión, que esto debe ser un regalo de unos Reyes adelantados!

viernes, enero 04, 2008

dosmilocho

Hemos inaugurado año. Debe ser una de las pocas cosas en las que nos ponemos de común acuerdo la mayor parte de la población mundial. Yo lo estrené dos veces, tuve que ensayarlo por primera vez en 23 años. Asi que, con veinticuatro uvas dentro de mí (seguramente las únicas que haya ingerido hasta el diciembre que viene), poso mi pie derecho sobre este enero nuevo, frio y lluvioso, y me dispongo a ponerme en camino.
El dosmilsiete y anteriores fueron realmente geniales. Mejoraron según me fui acercando a donde estoy ahora. No hay nada que me haga pensar que se vaya a estropear. Sonrio (como siempre) y me cuelgo la mochila a la espalda. Tengo todo lo que necesito. Sí, el dosmilocho será grandioso. Nos lo contamos por el camino...