busca entre mis delirios

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martes, junio 16, 2009

no te dirá


Irene se viste hoy de verano nublado, de día de después de noche tormentosa, de corto enseñándose entera, de blanco silencio, de verde como tu iris, de azul de orgasmo, de rojo granada y de tostado en las piernas. Sale al balcón a gritar como Joplin y trata de fumarse las nubes, por si así se fueran y trajeran de vuelta al Sol, que lo echa de menos, aunque hace menos de una semana que lo vio por última vez. Baja las escaleras bailando al son de un argentino y una granaína, temblando, sí, pero con una sonrisa tan grande en el pecho que teme que el sujetador le reviente un día y que ese día sea hoy. En la calle acelera sus pasos, que nunca se le dio bien ir despacito, aunque está aprendiendo, autodidacta, como siempre, con mucha ilusión. Y es que se maquilló antes de salir con ilusión, y con ganas, y esperanza. Se peinó el flequillo con los mañanas que son casi hoy, con las noches en las que entra el sol por la ventana, con los mediodías que están por llegar. Y lee en el autobús, de viaje a Madrid, las palabras espejo que devuelven todo su significado, en las que se mira y se ve con amplia claridad, aquellas que la rellenan, la remueven y la revolucionan. Y es que le gustan los verbos que empiezan por "re". Bonito acorde por cierto. Son acciones todas ellas que vuelven a hacer lo que les sigue. Vuelven a llenar lo que estaba vacío, vuelven a mover lo que estaba parado y vuelven a accionar la evolución que se quedó atascada. Gran mérito, el del verbo, y el de quien lo produjo.

Y tienes que saber que Irene nunca te dirá una mentira. Ni un falso cumplido. Ni una palabra inerte. Ni un "hasta siempre" en el que no cree. Ni un apelativo ya usado. Ni una frase forzada. Ni una promesa vacía. Ni un "jamás" que no existe. Ni un "me arrepiento".
No te dirá que no la llames. Que no cuentes con ella. Que no puede ayudarte. Que no le merece la pena. Que no tiene fuerza. Que no quiere cualquier cosa contigo. Que no abrazará cada una de tus pesadillas. Que mejor otro día. Que vuelvas mañana. Que no está dispuesta a todo. Que no va a estar a tu lado siempre. Que prefiere a otras para que le canten. Que siente lo que no siente. Que no se derrite con este calor. Que hubo tiempos mejores. Que no irá. Que no te recibirá. Que no te abrazará tan fuerte que se disolverá todo lo que en tu vida no sea extraordinariamente bueno. Que no pasará de tu mano por ese pasillo silenciando las voces de los fantasmas que te acompañan. Que no te quiere. Que no lo hará eternamente. Y que eternamente no es para siempre, y que siempre no es atemporal, que lo condicionan los cuándos, los relojes y los calendarios.
Irene nunca te dirá que no.
Y tienes que saberlo.


Los piratas · El equilibrio es imposible

sábado, mayo 09, 2009

primaverano



Cat Power · Sea of Love



El verano ha llegado a Madrid. Irene lo defiende con firmeza, aunque todos los demás se empeñen en corregirla, que no, no es verano, que sí, aún sigue mayo, que sí, lo que toca es la primavera. Pero de cualquier modo, ella nota por todos lados los efectos de un verano adelantado.

Para empezar ya tiene en su espalda una hermosa 'V' tostada al sol de un mediodía traicionero. Aprende con ella la valiosa lección de que ir escotada por delante y por detrás tiene, sin duda, consecuencias imprevistas. También se le ha quedado la marca del anillo de su mano derecha, y por supuesto, esas piernas aún de un blanco virginal, que no se han estrenado, todavía, en paseos sin medias por la ciudad.

Ya huele a piscina por la calle. A cloro, a cremas protectoras, a autobroceadores que delatan, a aftersun de gente poco precavida como ella. Huele a toalla aún mojada. Huele a patatas fritas y a cerveza en el cesped de la pisicina.
Y huele a hierba mojada, claro, a los aspersores que lo ponen todo perdido. Y a los niños empapándose con su más simple y divertido juego bajo ellos.
También huele un poco a quemado. Porque el sol quema. Irene recuerda aquellas primaveras en el patio del colegio donde jugaban a quemar con una lupa los bancos de madera. Iban dejando su nombre ahí marcado, para siempre. O formas desdibujadas, por el simple placer de ver de lo que es capaz el sol. Aún no entiende muy bien por qué hacían eso. No era piromanía. Cree, en cambio, que ahí y entonces empezó su curiosidad por experimentar, por probarlo todo. Hay a quien les da por beberse el detergente de la cocina. A Irene le dio, entre otras muchas cosas, por probar el poder de la luz.



Así que es verano. No hay duda, no para ella. Ya ha sudado el calor más intenso una noche. Menos mal que fue sólo una, aunque no le importaría repetir... Se viste con atrevimiento faldas y vestidos cortos, riéndose con simpatía, de aquellos que aún llevan chaqueta y pantalones de pana. Pobres ingles, pobres axilas, pobres miembros, superiores e inferiores... todos ellos deben sufrir la inmensa tortura consecuencia de la vestimenta de sus dueños.

Madrid está bonita ahora. Dejará de estarlo en poco. Antes de que termine el mes, hay que sacarle partido, se dice. Piensa cerrar bares, ir a conciertos, repetir en teatros, comer y cenar en todos los restaurantes posibles, seguir de tapitas, no dejar las terrazas, celebrar su cumpleaños con la mayor de sus ganas este año, y prepararse para Junio, que con suerte, Madrid recuperará todo su encanto, volverá a enamorar y recibirá en ella a una nueva horneada de hadas y seres mágicos que vienen de fuera, de muy lejos, de otro mundo, dispuesta a hacerle sonreir hasta desgarrarse la cara. Horneada, que acertado sustantivo...

lunes, abril 20, 2009

contra las despedidas de Barcelona

Los viajes son como un puzzle sin caja. Los vas haciendo sin la proyección del resultado final. Y éste llega poco a poco. Quizá tardes un día más en completarlo de lo que pensaste en un primer momento, pero al final queda tan lindo que sólo puedes sonreir y con suerte, colgarlo en un lugar privilegiado para que lo vea todo el mundo.

Cogí un tren que viajaba a 290 km/h. Demasiado rápido, pero justo lo necesario. Cuando comienzas a caminar sientes esa imperiosa necesidad de llegar lo antes posible a tu destino. Y a veces cuesta desacelerar. Por eso me tuvieron que advertir, una vez ya en Barcelona, que aflojara el ritmo. Que ya había llegado y que sólo quedaba disfrutar. Cuesta dejarse llevar por esto del gozo, pero una vez que lo consigues, es tan satisfactorio que no logras andar más deprisa.


Viernes vertiginoso



Una ciudad a tus pies es como un dulce en un escaparate. Si nos dieran un mazo, caería sobre las ciudades un chubasco de cristales imposible de evitar.
El primer abrazo sucedió bajo la megafonía de una estación. Los encuentros entre viajeros son una catarsis de emociones, eso es indudable. Y cuando hay una maleta grande de por medio, las sensaciones se tropiezan sin querer. Una comida en compañía improvisada. Y de aperitivo, el segundo de los abrazos y el más necesario de ellos. Llueve en Barcelona, pero sólo hasta después de comer. El café, que no no fue café, sino una botella de vino blanco en compañía de nombres conocidos, adelantaba el siguiente de los encuentros, y con él, el tercero de los abrazos más importantes. El más deseado, esta vez. El que más había soñado. Allí, en el mismo lugar que la primera vez hace ya año y medio, en mitad de esa plaza que será nuestra para siempre, pase lo que pase. Alguien debió haber hecho una foto, porque me gustaría guardar ese instante pegado con celo detrás de la puerta de mi habitación. Un paseo improvisado por el Raval, mezclando nuestros pasos con los de extraños viandantes, ninguno de ellos más extraño que cualquiera de las dos. Una cerveza, allí, en ese sitio perfecto, uno de esos oasis de esos que encuentras por casualidad y que se convierte en ideal en ese momento. Cuarto encuentro, cargado de ilusión. Una niña especial, de esas que conviene guardar cerca por si se necesita echar mano de ella, apareció en el momento más adecuado, aunque quizá no fuera el más oportuno. Porque, esa es otra, las cosas bonitas no siempre suceden en el mejor de los momentos. Más conversación en torno a una mesa en un sitio coqueto. Un gran descubrimiento que me guardo en mi agenda, esperando saber cómo volver. Y en caso de que no, ahora sabré a quién puedo acudir para que me lleve de nuevo.
Cae la noche, y el cansancio apremia. Nunca sentó tan bien volver a casa. A casa de verdad, que no era la mía, sino la de mi ángel. Su cuarto, su madre, su cama, su hogar. Quiso compartirlo todo conmigo, y fue éste, quizá, el regalo más grande que me hicieron en todo el fin de semana.
A veces cuesta dormir cuando una está tan tranquila.
A veces cuesta conciliar el sueño cuando el corazón goza de felicidad.

Sábado de emociones fuertes



A veces te despiertas y decides que te vas a Port Aventura. A veces simplemente desayunas. La vida, si no está llena de emociones fuertes de vez en cuando se vuelve un auténtico coñazo. Y cuando necesitas descargarte, lo mejor que puedes hacer es coger el coche y dejar el desayuno para el camino. Una hora y media de viaje sin pérdidas para llegar a China, Indonesia, el Lejano Oeste y México, en un ritmo perfecto, en armonía sin igual. La 105 sonando a todo volúmen a través de las ventanillas del Saxo que viajaba sin la 'L' trasera. Para qué. Dejar de ser nóvel no lo marca la ley, sino una misma en un brote de confianza escurriéndose con el coche en marcha y arrancándala de cuajo. Jamás me sentí tan segura en un coche ajeno, por mucho ruido extraño que sonara de fondo.
Lo bueno de los parques temáticos, es que te sientes una extraña entre extraños, y eso te da libertad para hacer lo que te de la gana. Como chillar cosas que nadie oye, pero que sientes de verdad, en una atracción que pasa de 0 a 140km/h en 3 segundos. Decirle que la quieres por si es la última vez que tu corazón puede latir. Gritar hasta quedarte afónica. O hasta que te nazca un alegre dolor de cabeza. Preparar un bocadillo perfecto en un picnic sobre la marcha. Montarte tres veces en el Dragon Khan, y cumplir una de las cosas que no había hecho en la vida. Una más que tachar de la lista. Saltarte las ballas de las colas como una quinceañera trapecista. Descojonarte de la niña a la que se le salió la ortodoncia en La Estampida. Morirte de miedo en el primer vagón del Tren del Diablo. Y seguir agradecida por la mejor compañía de entre todas las posibles. Esa que estaba a tu lado y cogía tu mano mientras te mentía "ya verás como esta es más flojita". Todo mentira. Pero mentira feliz. Montarte en el coche cuando cierran el Parque, sintiéndote como nueva, como si te hubieran cambiado el cuerpo. O mejor, como si tu energía a tanta velocidad se hubiera limpiado por completo. Ya nada importaba, nada hubiera importado.
Una cena larga, después de una ducha necesaria, con jabón y sin toallitas, fresca y reluciente, dispuesta a vivir la noche, cualquiera que fuera las caras que te mostrara. Porque las noches son así; sabes como empiezan, pero nadie te puede decir cómo terminarán. Quinto abrazo, el más querido. El que más se hizo de rogar. Una cena larga, entre palillos, cómo no, con astros de por medio, con aserciones con extrema puntería y cuatro cocktails y un café y un camarero con mucha gracia.
Una noche en diferente compañía, esta vez no en casa, no con ella pero sí larga, muy larga.
A veces cuesta dormir cuando hay tanto de lo que hablar.
A veces cuesta conciliar el sueño cuando todo se mueve tan deprisa.
Si no cuento más es porque no quiero. Si no digo más, es porque me lo guardo para mí.

Domingo astromántico



El primer adios no siempre es el más fácil, pero casi siempre es el menos complicado.
Volverla a encontrar, donde la cena del día anterior, las dos con el mismo vestido, como si no hubiera pasado la noche entre medias. Volver a casa, que sigue sin ser la mía, pero que cada día lo es un poco más. Una comida casera de mamá, que no es mi mamá. Un té familiar, en un sofá que no es el de mi salón. Sentir la calma apoyada en su cariño, con una estabilidad pasmosa entre tanto movimiento. Superar el vértigo si es a su lado. Sentirme tan arropada, tan asistida, tan ayudada, tan comprendida, tan protegida. No sé cómo he tardado tanto en conocer a mi ángel particular.
Volver a coger el coche, para, esta vez, lanzarnos a la aventura de los pueblos del interior.
Una 'gasulinera' en mitad de la nada, 20 euros. Dar veinticinco vueltas a una rotonda a la espera de tomar una decisión sobre nuestro próximo destino, un mareo merecido. Encontrar un pantano donde dos chinos pescan pezqueñines sin licencia, no tiene precio.
Nadie podría haber imaginado que semejante restaurante existía en ese pueblo. Una cena maravillosa, bebiéndonos el cansancio acumulado durante todo el viaje y tomar de postre crema catalana es la guinda perfecta para tres días inolvidables.

Lunes de sol y playa



Los viajes no terminan cuando una dice que terminan; acaban cuando tienen que acabar. Lo dije antes, el puzzle requirió un día más. Un bonus que guardaba mi ángel en su manga para regalarme cuando más lo necesitaba ese comodín de vida extra que te obsequian en los videojuegos para que sigas disfrutando un poco más. Porque te lo has merecido. Sólo que aquí la realidad superaba a la ficción, con creces.
La segunda visita a un veterinario que no es el mío, en menos de un mes. Voy sobrepasando mis puntos delirantes. Algún día tendré que cambiar mi nombre y ponerlo en superlativo.
La playa está tantas veces más cerca de lo que crees que cuando lo descubres te la quieres beber entera. Qué resfrescante sensación la de respirar el mar tan profundamente que se hielan tus entrañas al paso de esa brisa por tus interioridades. Meditar, visualizar, mandar amor, canalizar energía positiva. A veces a quién, de lo cerca que está, temes que se electrocute con la corriente. Pocas paellas supieron tan ricas. Pocas comidas salieron tan bien. De nuevo alguien podría haber hecho una foto de ese instante, y esta vez, así fue.
Cuando tienes que llegar a una estación de tren para despedirte, todo va más lento. De pronto se pone la nube negra encima, que sale de la nada de ese cielo azul celeste que nos envolvió todo el fin de semana, se amontonan los coches en las carreteras, los atascos no quieren que llegues a tiempo, y al final acabas llegando y por desgracia no perdiste el tren.
El último abrazo es el peor. De eso no hay duda. Es, además, el que menos dura. El que más escuece. Echar de menos sin lágrimas de por medio y sabiendo que volverás pronto es lo más bello que puedes llevar de equipaje de mano. Más todavía que todos los recuerdos bonitos que se amontonan en tu maleta. Por eso está a rebosar. Por eso no lograbas cerrarla del todo. Ahora se comprende. Era toda esa felicidad que se te hincha por momentos, también en tu mochila. Esa agradable sensación que te devuelve el equilibrio y te hace no poder parar de agradecer.
Hay viajes que no salen perfectos, pero sin embargo lo son.

Esta noche me voy a pintar las uñas de color naranja mandarina. Como su pijama.

jueves, marzo 05, 2009

beséis

he encontrado una nueva manera de delirar. ha aparecido alguien en mi vida con quien entretengo mis despuntes de ingravidez y con la que me abandono líquidamente al dulce sabor de unas palabras bonitas. de esta manera, y por encontrarle un sentido práctico, pudiera decir que así no vierto mis inconcruencias masivamente aquí y, con ello, descargo por otro lado la paliza a la que algunos someto sin pedir permiso.

tamaño regalo me vino de la manera más inesperada y de la persona más oportuna. tengo entre mis dedos un objeto de culto, de culto a su personalidad. antes de caer en mis pequeñas y medianamente incompetentes manos, perteneció a una diosa de la música. y aunque hoy es mía, no deja de repetirme cada día que fue ex de ella. que el nivel está muy alto, que no está acostumbrada a la inexperiencia de una novicia. tardé en pillarle el truco, pues sus cuerdas estaban acostumbradas al roce y maestría de otros dedos, pero con la práctica y la insistencia logré que se hiciera a mí... y yo a ella. asoman tímidos callitos en las yemas de los dedos de mi mano izquierda, que se anuncian cansados de tanto tocarla y que reclaman, electricamente, un respiro, un momento de descanso. pero hay una fuerza de atracción indecible entre nosotras que no me deja separarme de ella. es cuestión de tiempo, lo sé. todo esto hay que tomárselo con calma. pero la prisa por el compromiso me puede a veces. las relaciones se hacen con la paciencia, lo tengo asumido, pero a veces no puedo soportar pensar que no estoy a la altura de su ex. nunca lo estaré. por eso, huyo de las comparaciones -odiosas y tediosas- y opto por aprender de mi maestra, de todas las cosas lindas que se dedicaron, del modo en que la cogía cuando todos las mirábamos, de lo que fueron capaces de crear juntas y de la seguridad que entre ellas se respiraba. soy una mera aprendiz a su servicio, lo tengo asumido, y lo proclamo con valentía y a todo el volúmen que me permiten mis cuerdas, porque sé que por ahí se empieza. voy a dedicarle todo mi tiempo libre, como es habitual en mí, y voy a dejar que hagamos de nosotras la relación más fiel y sólida de todas las habidas. eso sí, una parte morbosa de mí, se alegra al pensar que un día, no importa cuando, la retornaré a su ex, para que con ella de nuevo, vuelva a producir cosas lindas, porque es en gran parte de ella, porque nunca lo dejará de ser.



aprovecho esta nueva para presentaros a beséis. el nombre es signficativo, poco tiene de azaroso. es la sexta B. de mi vida y al mismo tiempo, contiene en su alma ese ímpetu romántico y sensual que produce el acto de besar. es un instrumento de amor. es el puente hacia la sensualidad. es mi trasteo creativo. mi punteo emocional. la caja resonante de mis verdades. el acorde sostenido en mi cabeza...

sábado, febrero 14, 2009

pum-pum



es el quinto regalo que me haces en dos meses. el quinto que no sé como agradecer, y seguramente no el último que no sepa cómo compensar. el quinto que llega justo a tiempo, nunca más oportuno y nunca más adecuado. has sobrepasado mis expectativas, has puesto a prueba mi templanza para no emocionarme -fracasando ella, por supuesto-, has tentado a mis sentimientos y me has hecho sentir, como hacia tanto que nadie conseguía, una personita especial. me mimas, aún en la distancia. me recuerdas, a pesar de todo. sigues, que es lo más importante. y me das justo lo que más necesito, aunque ni siquiera tú lo tengas para tí.
eres la persona más alucinante que he conocido en mi vida. tu corazón está a salvo conmigo. de momento lo usaré yo para mí, pues mi músculo bombeante hace tiempo que aflojó el ritmo y cada día me cuesta un poco más ponerlo a funcionar. me duele por dentro y se nota por fuera, por eso la suplencia que me transfieres será, ahora más que nunca, vital. cuidaré de él, de ese pequeño tesoro, remendado y especial, único, inigualable, preciado y precioso, mi más bella joya. el más auténtico de los regalos nunca recibidos.

miércoles, abril 30, 2008

alejamiento


esa sensación tengo.
tan simple como un zoom de alejamiento ininterrumpido a velocidad lenta.
como cuando alarags la mano para coger algo y no calculaste bien la distancia que lo separaba de tí y no logras asirlo por más que te estires.
como si todo estuviera más lejos, más inalcanzable, más imposible y más difuso cada vez.
como si todo a mi alrededor estuviera empequeñeciendo ante mis ojos sin siquiera advertirme de si algún día directamente dejaré de verlo.
así, justo así me siento; en un zoom de alejamiento hacia no sé muy bien donde.

sábado, julio 07, 2007

me iré


con poco en la mochila, y mucho por meter.
ligera de equipaje, y cargada para correr.
me iré sin pensármelo mucho, sin hacerlo otra vez.

empiezan mis vacaciones, ahora sí, las de verdad.
en dos actos. acto sur y acto norte. de punta a punta.
voy a sevilla a probar mi integridad física ante las temperaturas infernales y vuelvo a barcelona con todo lo que esa ciudad significa para mí.
gracias a los que me esperan en cada punto.
gracias a los que me esperarán por aquí a mi regreso.
porque volveré, con ganas de más, con nuevos planes, con ideas nuevas, la vida distinta, mucho que contar, yo revolucionada, queriendo más, pensando menos....

os mando postales desde cada esquina bonita que me recuerde a vosotros.
cuidadme los lunares de colorines, que no les de mucho el sol.
hasta pronto....

viernes, junio 29, 2007

fin de minivacaciones


no sin menos líos que como empezaron, sí con olor a mar en la ropa y arenilla entre el calcetín, también con trescientas fotos por descargar, testigos de lo que vieron mis ojos y caminaron mis pies, con cientos de abrazos dados y por dar, y muchas ganas de volver, terminan mis minivacaciones para volver a empezarlas de nuevo en cuatro días.
en el horizonte, el mar.

jueves, junio 21, 2007

tu día

21/06
jueves.
hoy es tu día, pero para mí.
el único día del año desde hace seis que me permito pensarte, tenerte, traerte de vuelta. recordarte, sonreirte, llorarte, añorarte. escucharte sin oirte, revivirte sin hacerlo.
ya sabes, lo prometido; con optimismo, sin que duela [demasiado], con la vista en hoy y no en entonces, pensando en sólo lo bueno [y lo mejor] entre tu adiós y mi hola de cada año. empañando las sonrisas con las lágrimas que se escurran por la fuerza de la gravedad. ¡y que caigan! ¡que se deslicen sin miedo!


hoy sobran las palabras.... o me faltan, no estoy segura.... no me las pidas por si acaso.
un recuerdo, un te quiero, un gracias y un besito.
desde aquí, para siempre.

martes, febrero 06, 2007

(Kg)

KG sobre un delirio


Hoy me pesan las ausencias. Me aplastan contra el suelo_la silla_la cama_el sillón los vacíos que dejaron los que estuvieron y ahora se ausentan en la lejanía de los kilómetros, en el drama de la distancia, en la penumbra de las obligaciones, en las sombras de los exámenes. Me cae encima mi propia ociosidad, que me incita a pensar en estas cosas, que abre la puerta a todo lo demás. Me diluvian sus palabras_las que dijeron y resuenan_, sus perfumes_los que desprendían a mi lado_, sus gestos_los que les definían y moldeaban_; el rastro luminoso de su partida, lo único que de verdad me demuestra que hoy no están aquí. Me agobia la conciencia, que viene de la mano con la culpabilidad, que juntas, cotorreando en voz baja, hacen de la ausencia y el no_estar un trago desgradable. Y echo de menos. Hoy estoy echándote de menos. Porque hay veces, unas cuantas especialmente, que me gustaría estar más cerca. Me sobreviene tu cansancio al llegar a casa tras 8 horas de trabajo, los dolores_molestias_cabronadas de un virus sin piedad. Me contagio. Me empieza a doler todo un poco. Un latido de pesadez en lo alto de mi cabeza. Un pinchazo en la punta de los dedos, que se resienten de tener que escribirte con ellos en lugar de poder hablarte por los ojos.
Me pesan las mañanas. Las tardes. Las noches. Me pesa todo lo que hoy no tengo. Los bordes de las cosas que se me han ido. Los marcos de las fotos que reproducen en mi mente lo que viví con mi cuerpo. Me pesa tu mirada, que ya no está. Me pesa tu abrazo, que queda lejos. Me pesa un beso, que no tengo. Me pesan las cosquillas, que no siento. Me pesan las risas, que no oigo. Me pesan las bromas, que no capto. Me pesan los paisajes, que pisamos a dos pares. Me pesa el delirio, que sin tí, lo es un poco menos...

martes, enero 30, 2007

Sorpréndeme

... Con un comentario audaz. Con tres palabras bien dispuestas. Con una foto cuidadosamente elegida. Con una recomendación literaria. Con una invitación al cine. Con una sonrisa espontánea. Con una gominola de premio. Con una mirada encontrada. Con una canción. Con una confesión inconfesablemente confesable. Con una paseo ligero por aquí o por allá, a cualquier hora y con cualquier motivo. Con una visita imprevista. Con un abrazo deseado y no pedido. Con un gesto_un movimiento_un roce_una caricia. Con una notita metida en mi bolso. Con un sobre durmiendo en mi buzón. Con una tableta de chocolate de regalo. Con un email esperando en mi bandeja. Con un barquito de papel recién hecho dispuesto para mi travesía. Con una propuesta atrevida_divertida_loca_excéntrica_delirante. Con una reflexión profunda a flor de piel. Con un chiste. Con un acercamiento entre coincidencias tuyas_mías. Con un cd llenito de todo eso a lo que suenas tú. Con una dosis de cosquillas extremas. Con una foto de lo que ves cuando sales de casa cada mañana. Con un dibujo que me diga cómo ves el mundo. Una caricatura que me estalle por dentro. Con una invitación espontánea a café y dos horas de conversación mientras se enfría...

Sorpréndeme con cualquier cosa que no espere, que no vea venir, que me alegre el día.
Tú sorpréndeme, que yo me dejo.

exclamación abierta

jueves, enero 25, 2007

Háblame

Háblame de cómo se ve este fondo azul desde allí. De lo que te transmite. Mar.cielo.aire.melancolía.tristeza.paz.silencio.pureza.frío. De si sus puntitos son allí también azules-verdes-rojos. Dime si te llega el olor del incieso que se quema mientras te escribo esto. Si tienen acaso mis delirios materia olorosa. Háblame de tí, que me has visto amanecer, trasnochar, irme, volver. Dime si te fijaste en mis ojos llorosos de aquel día. O si viste la sonrisa en mi boca al leerte. Cuéntame qué hacías aquel martes despierta a las dos de la mañana. O ahora. Háblame de los momentos que compartimos sin que muchas veces me diera cuenta. Háblame de tus últimos 868 días, los míos ya te los sabes. Háblame de tus manos_las que manejan las letras que me escribes_las que me dejan mensajitos tatuados en prosa por todo mi cuerpo_las que se arrastran sobre mí, suben, bajan, se deslizan, se escurren; me recorren entera. Cuéntame de esos deditos tuyos que se meten donde les apetece, que cotillean entre mis entresijos, que me descubren secretos, me desnudan intimidades, me avergüenzan con lunares del pasado que hasta yo había olvidado que tenía. Cuéntame de esos dedos curiosos, inquietos, que buscan sin esperar encontrar entre mis zonas públicas. Que se pasean entre las curvas de mis letras, recorriéndolas en diagonal, tocando los puntos clave. Háblame de si tú también sientes la agonía de las cosquillas. Háblame de esos ojos vivos tuyos que saben leer entre las líneas de mi camiseta, que descubren bajo ellas mi ropa interior. Dime si captaste lo que no dije pero quise decir. Los silencios a dos voces. Háblame de tí. Yo soy lo que lees: un poquito más y un poquito menos. Sólo eso. Pero y tú... interrogante abierto.

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viernes, diciembre 29, 2006

Paso a paso haciendo kilómetros

"Pasos de ratón" · Pauline en la Playa, 2003



Recuerdo haber oído a lo largo de mi vida que alguien me dijera que soy lo más parecido a una autopista cruzando norteamérica. La ruta 66.
En aquella ocasión me estaban echando en cara la facilidad con que uno pierde el rumbo en mí, toma el desvío equivocado, esquiva una señal algo ambigua y se salta la incorporación que debía haber tomado. Y también recuerdo haber contestado con otra pregunta: que si alguien se pierde en mí, y ve en eso una grave hecatombe, ¿quien le dice que la culpa fue mía y no suya, por no haber prestado más atención a lo que había a ambos lados de la carretera?
De cualquier modo, cada cual me ve como gusta. Yo escucho opiniones y aprendo. Y en este caso, una carretera me sirve al mismo tiempo de reproche y de halago.

¿Quien no disfruta conduciendo rumbo norte, con Cave sonando a volumen suave, las ventanas semi bajadas dejando pasar el aire que refresca y renueva el de dentro, que alborota tu pelo, o el de tu acompañante, que con un guiño implícito posa su mano en tu rodilla y a quien el rayo de sol que se cuela por la luna frontal dibuja un esplendor casi mágico en sus ojos, haciéndolos brillar y alumbrando la calzada, sugiriéndote que pares en la primera area de descanso para mirar el paisaje, estirar la piernas, oir crujir cada hueso entumecido por el viaje, escuchar nada, sentir el silencio que produce el que no haya nadie más en varias millas a la redonda, oler las pequeñas flores que brotan al pie del quitamiedos, coger una margarita blanca, deshojarla para descubrir si te quiere o no te quiere, abrir el maletero y sacar esa botella de vino que guardabas para LA ocasión, tirar el corcho bien lejos y no atender a dónde cayó y brindar por ese momento, volver al coche y darle al play para seguir adelante, descubriendo nuevas curvas cerradas que esconden tras de sí preciosos instantes?

Yo sólo soy una línea llena de buenos sitios donde quedarse (y encima sin tener que pagar peajes)

Feliz viaje a todos.
Conduzcan con precaución.
Abróchense los cinturones y no pierdan de vista los espejos retrovisores.
Cuídense de desorientarse todo lo que les sea posible y guarden a buen recaudo los mapas en la guantera. No les harán falta. La trayectoria será fantástica. El 2007 les va a traer una colección inmejorable de panorámicas. Y para eso muchas risas, buena música, una bolsa ligera. Lo demás es accesorio.
Feliz viaje nuevo.
Les estaré vigilando ;)

Prometido!

lunes, octubre 02, 2006

Zinemaldia 2006

Sala de Prensa


Cuando empieza un festival, todos tiemblan. Las expectativas son malas consejeras. Hay una sensación latente de angustia y de miedo por si al final resultaran ciertos los pronósticos de aburrimiento generalizado y peñazos concretos dentro de las salas.
Cuando termina un festival, todo agoniza. La gente se agolpa en las colas para llenar las salas. Los bares de la parte vieja se abarrotan desde las 7 de la tarde hasta las 2 de la madrugada para acabar con las reservas de pintxos y txacolis. Los periodistas se irritan solos. Las salas de prensa echan humo. Todos sabemos que eso se acaba, y aunque cueste reconocerlo, da pena.

Éste año ha sido un claro ejemplo de lo anteriormente escrito. La previsión metereológica apuntaba a películas malas con intervalos de pesadez y tostón. La realidad enseñó un festival medio, ni bueno ni malo, pero con alguna que otra película rescatable para la cartelera de este año y del próximo.

La Concha


Por lo que a Donosti respecta, la ciudad sigue siendo ese paraiso ideal para el errante perdido por la vida. Un punto de descanso y repostaje perfecto y medido. Tres playas a falta de una. Dos montes coronándolas. Un casco viejo de envida y gozo. Una parte nueva y aristocrática perfecta para un paseo tranquilo.

Yo y el Kursaal


Así que sí, se puede decir que me lo he pasado de puta madre. Curó mi constipado, metió caña a mi ritmo de vida, me hizo sentir genial en cada momento del día, logró que durmiera de un tirón todos y cada uno de los días, difuminó mi cansancio, me alimentó como ya me venía haciendo falta, me renamoró, me hizo llorar de risa con alguna película que otra...

Y todavía hoy, si cierro fuerte los ojos y dejo la mente en blanco aparece de fondo el horizonte cantábrico, poco a poco, las olas del mar chocando contra la arenilla fina e inmaculada de la playa de Zurriola, y al fondo, veo el Kursaal, que brilla, se impone ante la ciudad y la Naturaleza. Huele como todos estos días. Es casi como estar ahí.

Playa de Zurriola

lunes, mayo 01, 2006

Better together


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(...)
Love is the answer
At least for most of the questions in my heart
Why are we here and where do we go
And how come it's so hard
It's not always easy and sometimes life can be deceiving
I'll tell you one thing
It's always better when we're together

Mmm, it's always better when we're together
Yeah, we'll look at the stars when we're together
Well, it's always better when we're together
Yeah, it's always better when we're together

I believe in memories, they look so, so pretty when I sleep
And when I wake up, you look so pretty sleeping next to me
But there is not enough time
And there is no, no song I could sing
And there is no combination of words I could say
But I will still tell you one thing
We're better together
(...)


BETTER TOGETHER · JACK JOHNSON