busca entre mis delirios

martes, enero 20, 2009

permíteme una palabra más

nunca se me dio bien tratar con personas que fueran demasiado parecidas a mí, quizá porque las comprendía en exceso, quizá porque ya había pasado por lo que ellas pasan ahora, quizá porque me trajeran un reflejo de mí misma que no deseo recordar, quizá porque en las distancias cortas me encojo y me vuelvo un ovillo chiquitito, quizá porque la empatía también sabe doler, quizá porque nunca se me dieron bien los consejos que yo tanto tiempo me he tragado sin masticar...

hoy y desde el sábado por la noche me siento en ese pleno proceso de indigestión constante, como si lo que fuera que haya deglutido se hubiera quedado a medio camino entre mi vestíbulo de entrada y el de salida, atorado en un punto indeterminado de mis vísceras y desde ahí, me irritara todo el tracto interno. se me repiten las ideas que no compartí durante mucho tiempo, las afirmaciones que tanto negué, las propuestas que rechacé y las directrices que desestimé con fiereza...

pero ahora que me encuentro en este punto nuevo, lejano a otros tiempos pasados (que siempre fueron peores), cuando he encontrado por fin los planos que reconstrituyeron y harán de mi vida algo firme, robusto e indestructible que, además, me gustará y te miro desde aquí, con la distancia de por medio y ondas telefónicas mediante, siento que me sobra todo: las palabras, los consejos, las propuestas y los ánimos. todo me viene grande, porque a tí no te valen...

y todo esto para decirte que no puedo parar de hablarte, que me sobran las palabras en nuestras conversaciones silenciosas y ausentes, que me sobrevienen constantemente las ideas que materializo en letras porque no puedo parar de transmitírtelas, que tengo miedo de que mañana se me desborden delante de la hoja del examen puesto que, por lo visto y a pesar de que mi ser consciente no se haya dado cuenta aún, no dejo de pensarte, de traerte conmigo creyendo, ¡qué tontería!, que así te puedo mantener cerquita de mi y lejos de tí, que sé que es parte -aunque ínfima- de lo que necesitas, que no ceso de intentar hacerte cambiar de opinión, que esa es mi estrategia; la disuasión, un arma que sólo utilizo en casos extremos, que te juro que me he dejado el egoísmo en el armario para vestirme de esta amiga que te aprecia y con la que has conseguido que de pronto y en tiempo record, te quiera una barbaridad, que he localizado un pinchazo agudo en mi ventrículo izquierdo por saberte y sentirte tan mal, que ójala pudiera hacer algo más que derrochar por aquí las energías que quizá debería invertir en otros menesteres, pero que tengo las piernas atadas a este Madrid que aprieta y retiene y que la frustración me sale por aquí, por donde siempre me salió, por la comunicación, el contacto constante, la bidireccionalidad del flujo de mi amistad, la horizontalidad de mi cariño que, en un salto por teletransporte se cuela ahí contigo, justo entre tus intenciones y abatimientos que ahora te nublan el pensamiento y esa alegría por la vida que tan dentro llevas innata y que tan bien te define...

ójala que lo de la magia fuera cierto y esta varita que así y ahora agito produjera, efectivamente, algún efecto constatable....

miércoles, enero 14, 2009

la revolución del lenguaje

hoy los usuarios han desconvocado por fin, y tan sólo un par de días después, la huelga de palabras de ésta que ahora os vuelve a escribir. ha sido un acuerdo por ambas partes, emisor y receptor, ciertamente coercitivo por el segundo al principio, pero muy satisfactorio al final. las palabras han fluido, de nuevo, con fuerza y casi torrencialmente como cuando vuelves a abrir un grifo después de que permaneciera mucho tiempo cerrado. y ha sido entonces cuando me he dado cuenta de que quizá la huelga de palabras hubiera empezado antes de que yo misma la declarada activa. que hay tanto de lo que no hablo que a veces me creo que no existe, y sin embargo está, y no sólo está, sino que crece, y no sólo crece sino que ocupa espacio, y no sólo ocupa espacio sino que aprisiona, y no sólo aprisiona sino que también duele. sólo hace falta que una segunda persona te tire del rabillo de la primera letra para que la sílaba salga sola y, como escurriéndose, el resto de la palabra detrás. pura incontinencia. decididamente, tienen vida propia. se mueren por salir allá fuera, viajar entre ellas y unas otras empáticas, que alguien les azote sin piedad, les gusta sufrir -parece que más que a mí misma-, les apasiona conocer horizontes nuevos, explorar lejanas fronteras y comprenderlo todo por fin. porque estando dentro ni dicen, ni existen, ni producen, ni son. sólo en el intercambio dialéctico la palabra crece y se desarrolla a sí misma. agradezco la valentía de mi interlocutora, su paciencia y persistencia, pues hace falta mucho de todo eso para tratar con mi verbo. que en eso no soy fácil, lo sé, pero lo intento y creo que es lo más importante.
propongo experiencia para vuestro ocioso fin de semana, afortunados vosotros, lectores de mis delirios: instad a alguien a que os ponga vuestra vida de frente, sentid el vértigo de la velocidad, la altura y las curvas, todo ello conjugado y conjurado para hacértelas pasar putas; pedidle que os ofrezca una visión, la suya propia, y tomad sus ojos como si fueran vuestros, solo un ratito, lo que dura un café, para, simplemente y nada menos, que veros a vosotros mismos desde fuera; reconoceos, o no, en esa visión y recuperad de nuevo vuestros ojos; haced con vuestra vida lo que oigáis en bajito que al oído algo interno os dice; y vivid, valiente y coherentemente, sin miedos ni ataduras, libres, para que las palabras no se tengan que volver a pelear con vosotros, para que nunca más se os amotinen en huelga en vuestro foro interno.

lunes, enero 12, 2009

la vida perversa de las palabras

hacía sólo dos días que una personita me advertía al oído, en secreto y en exclusiva para mí lo rebeldes y traicioneras que pueden ser las palabras si se tratan a la ligera, en esa doble cara, como la medicina misma, en que al mismo tiempo que sanan y curan, hieren y dañan, y yo no quise creerle, porque si lo hubiera hecho habría dejado de ser yo misma y la inocencia, dicen, es lo último que se pierde, así que de esa forma decidí seguir confiando ciegamente en ellas, mis palabras, las tuyas, las nuestras, y en la magia que a su paso son capaces de provocar. pero a veces sólo hace falta el paso de un día impar en nuestras vidas para que descubramos en nuestros propios huesos que nunca estuvimos más desacertadas.
ahora me sobreviene Peirce en una visita inesperada, y menos aún deseada, y con su triada estelar representamen-objeto-representante me restriega por la cara los asaltos en un ring sin árbitro de los sobreentendidos, las presuposiciones, las inferencias, las connotaciones y las imágenes que intentan ganar el partido a un combate entre say y mean. me aprietan las maldades de unos juicios leídos al revés, se me atraganta el espesor semántico de las palabras, me acongoja la impotencia ante una mirada ajena desenfocada y me deshacen las conclusiones de unas cuantas intenciones perdidas en la inmensidad de una conversación virtual. y me pesa el dolor de que haya sido esa, y no otra, la emisora, pues con ella hace tiempo que decidí quitarme la coraza, todas y cada una -menos una- de las capas de esta cebolla a la que ahora le pican los ojos. confié de pleno en su benevolencia en el acto comunicativo, fiel aliada a nuestra empatía, pues cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde: era parte de mi ser. me araña la crueldad factible de que todo esto haya sido culpa mía. que las palabras precedentes, emitidas desde este lado de la pantalla, llamasen a las ajenas que ahora me fustigan y que en el fondo y conclusivamente, nada de todo esto hubiera sucedido si yo las hubiera domado con mayor precaución y esmero y, si acaso, no hubiera permitido que tomaran estas excesivas confianzas. y entre todo lo demás, ahora me escuece la posibilidad de que todo haya sido un malentendido, que mis palabras y las suyas sólo estuvieran jugando a ponernos la zancadilla a ver quien caía primero y me tocó a mí y sólo por eso, por haberle salvado a ella del traspiés, me alegro. de todo hay algo que agradecer... y sí, se me infectan las palabras que ahora me trago y hacen cultivo dentro, contagiando en su estancia de pena a todas las demás palabras durmientes. y de pronto y ahora soy yo la que les ha cogido manía. me declaro en huelga provisional hasta que mis palabras, su signo, mis ojos y mi corazón lleguen a un mutuo acuerdo satisfactorio para todas las partes.
hasta entonces, buenas noches, y buena suerte.

viernes, enero 09, 2009

nieva hoy


... y eso sólo puede significar que hemos permitido que los grados disminuyeran sobrebajando el nivel mínimo, que hemos dejado que se helara el ambiente, el aire, las humedades y hasta el cielo, que son culpa nuestra los resbalones, los traspiés, las caídas, arañazos y rasguños que propicie la falta de equilibrio y de control de nuestros pies hoy, que no hemos hecho nada para parar esta [bella] barbarie y que al fin y al cabo, ahora las posibilidades se nos han visto reducidas a contemplar todo esto desde detrás nuestras ventanas, convenientemente cerradas y aisladas, con las temperaturas creciendo exponencialmente aquí dentro hasta que pase el temporal...

miércoles, enero 07, 2009

cuando dos es demasiado

he tenido mucha suerte, que reconozco y agradezco y ahora paso a compartir con vosotros. he recibido estas navidades dos grandes regalos, de esos que demuestran que la otra persona te conoce bien, porque dio justo en el clavo y porque colmó de largo tu nivel de felicidad y alegría con ese preciso gesto escogido entre tantos otros posibles.

primero vinieron las mariposas colgadas de las faldas de un abrigo rojo que guardaba dentro a una de las personas más mágicas que podía conocer. llegó justo a tiempo, ni muy tarde ni demasiado pronto y trajo en su gran bolso para mi toneladas de sonrisas, color a mis mejillas, brillo de ilusiones en mis ojos, un poco de desorden en los ritmos de mi sístole y mi diástole y en general y para resumir, uno de mis mayores deseos hechos realidad. después de casi dos años leyéndola, más de un año deseando conocerla, después de tanto tiempo imaginándola, soñándola, comentándola, por fin nuestros caminos se encontraron de la mano de la deliberada planificación. y con una mesa de por medio, cenamos un surtido de degustación, una buena ración de miradas gourmet, un buen puñado de palabras distendidas y el postre lo dejamos para otra ocasión...

el segundo regalo llego sólo un par de días más tarde, en un paquete grande envuelto de blanco y de la mano de otra de las grandes personas que sostienen mi vida a día de hoy. fue un regalo anunciado pero totalmente imprevisto, pura sorpresa, agitación interna primero, cosquillas en la boca del estómago más tarde y sonrisas materializadas finalmente. dentro había un bonsai que no es sólo un bonsai, es una fuente de magia viviente. es el giro que necesitaba el arbolito para terminar de arrancarme lágrimas de emoción. y aunque la historia sea larga y nos remontemos al verano, llega también éste en el momento adecuado. ahora puedo pedirle deseos y que me cuide mientras yo le cuido a ella, que estoy dispuesta a dosificarle todo mi cariño en las dosis que me pida, sin sobrepasarme ni quedarme corta. de momento ya se ha hecho la magia y yo sonrio al otro lado, feliz y contenta, como hace tanto tiempo...

son sólo dos, pero no son los únicos. me han regalado miradas, canciones, abrazos, besos, lágrimas, risas, reencuentros, cenas, conciertos, bonitos emails, inigualable postal, un par de zapatos que me van a llevar muy lejos y nuevos planes de viaje en busca de abrazos. algunos creerán que me conformo con poco, pero son demasiado para mi. reboso las gracias que se me escapan por las esquinas y que no sé como encajarlas, y soy feliz, muy feliz, así me han hecho.

sábado, enero 03, 2009

never tried


my dear friend - julie delpy



y de pronto llega un día en que te fijas en sus manos, ese preciso acontecimiento en que descubres por vez primera que tiene unas manos extraordinariamente bellas y ese momento es el que determina, sin que nadie sea consciente ni lo haya provocado, un parón espacio temporal, el comienzo de un paréntesis, un punto y coma, un guión abierto, el último punto de unos interminables suspensivos, el silencio justo anterior al estribillo, esa inhalación precipitada precedente al hipo. es en ese instante cuando notas que quizá haya cambiado todo y de pronto y sin orden se te precipitan las ideas junto con las pulsiones peleándose a tres bandas con tu cordura, que no las deja estar y que las quiere mandar lejos. y el caso es que no puedes dejar de mirar. te gustaría poder abstraerte y verte desde fuera para así comprobar si acaso es muy descarado tu grado de ensimismamiento y así fuera, que lo será, propinarte una buena bofetada que acabe con la tonteria. y es cuando de pronto te entran unas ganas irrefrenables de hacer sonoro ese vibrante quejido interno que le dice por dentro "qué dificil me lo estas poniendo". pero lo piensas cuatro segundos, desgastando un poco más tu lado racional y te callas, cómo no. y entonces, lo dejas pasar. y sabes desde ese momento concreto que el día de hoy lo olvidarás. no quedará marcado en tu memoria como el día en que descubriste sus manos, porque a partir de entonces y para siempre, sólo recordarás que te encantan, que desde entonces te maravillaron y que ahora son tu punto débil.