busca entre mis delirios

miércoles, septiembre 14, 2011

tiempo soñado

el tiempo que separa la vida de la muerte no es ni tan fugaz ni tan lento como tantos han asegurado. resulta indefinido y personalizado ya que transcurre a un tempo acorde con el sujeto que lo vive. y ahí estaba él, de vuelta a casa tras un largo paseo, intuyendo que se acercaba el momento. recostado en su butaca, se abandona a un sueño profundo que le invade primero los ojos, recorriendo poco después todo su cuerpo. el tiempo soñado es tiempo vivido también. nadie cuenta con él, negando la evidencia de su existencia. cada segundo vivido en sueños, es un pedazo de vida más. las aventuras soñadas, temores reflejados, affaires ficticios...todo pasa por tu ser, aunque letárgico e inconsciente, y deja la huella de la incomodidad o felicidad al despertar. sería horrible que el reloj de nuestras vidas se apagara cada noche, ignorando esas bellas horas en las que nos abandonamos al más imprevisto de nuestro subconsciente. él ve ahora a Albertina, sonriendo en el jardín, jugando con las flores y peinando al caballo. sonrie, libre y auténtica, nunca llegó a ser su prisionera y por tanto no llegó a convertirse en fugitiva, evitando con ello su fatal desenlace. es irónico, piensa, darse cuenta de todos los errores cometidos tan tarde como para no poder hacer ya nada. más aún, querer rectificar en ese instante en el que la cuerda del reloj se agota, las manillas agonizan en su lentitud, amenazan la parada y tú, inmerso en el sueño, no alcanzas la llave para darle un poco más de cuerda....

viernes, septiembre 09, 2011

indulto

Sólo unos días después llegaría el indulto. Aquel gesto cargado de vida le resultaba sólo un poco más irónico de lo que había sido toda su existencia. Aún podía recordar las miradas recriminatorias de los periodistas, el gesto torcido y cobarde de aquel jurado que decidiría irresponsablemente su devenir, las palabras vacías del fiscal y las conclusiones extraviadas del juez. Todo se agolpaba en su cabeza de manera disonante y ciertamente molesta, como la incómoda escucha de una canción mal entonada. Por encima de la nariz, miraba al informe del indulto que sostenía sin ilusión. Quizá todo podía ser un poco más absurdo. Quizá habría alguna lógica tras todo aquel sinsentido. Seguía sin sentirse aliviado, como no había llegado a sentirse abrumado. No sabía lo que era la libertad, como tampoco entendió la pena. Siempre dijo que no sabía lo que era el pecado porque sólo le habían comunicado que era culpable. Culpable de un crímen absurdo, culpable de delitos imprecisos, de maldades inexistentes. Pero culpable. Y obligado a pagar por ello. Perdido, exhausto, incapaz de hacerse entender, sin ánimo de excusarse, desganado en la lucha y desinteresado por el mañana. Todavía hay quien se pregunta si los hombres son buenos por naturaleza y a él se le resbalaba poco a poco el informe de entre los dedos. Salía el sol por aquel techo de cristal, al otro lado de las rejas oxidadas, y por primera vez en mucho tiempo, un rayo valiente estiró la comisura de su labio superior, cincelando una sonrisa. Quizá la única salida ahora, era reirse del absurdo. Del árabe, del juez, del fiscal. Reirse de la vida.

miércoles, septiembre 07, 2011

caida libre

y bueno, alguien debería habérselo explicado mejor. o bien. o habérselo explicado y punto. así, tal vez, hubiera entendido a tiempo de poder evitarlo que el pasado es el cáncer que te atrapa, te invalida, te anula y te mata. así, con suerte, hubieran bastado esos minutos apoyado en el marco de la ventana para reconsiderar, recalcular y recular sus intenciones. nadie se atrevió a decirle que vivir en el pasado es como matar la consciencia, entrar en un coma, despedir a las funciones cerebrales, dejar de percibir y quedar indefenso e inutil. nadie supo decirle a la cara que la única manera que existe de vivir es la del presente, que ni siquiera pensar en el futuro (ficcional, imaginario, fantasioso) puede ayudarte hoy. nadie tuvo el valor de ser lo suficientemente convincente como para hacerle creer que lo único que ha de mover sus pasos, decisiones y pensamientos, es aquello que vive en gerundio. nadie fue capaz de disolver a la maga que tanto daño le hacía, pudriéndosele por dentro e infectando cada herida, y acercarle la matera, para que con cada vuelta a su bombilla, acelerara lo suficiente el tiempo hasta llegar a ponerlo en presente. de habérselo contado con todas las palabras, puede que no hubiera caído al vacío en este rápido y fugaz viaje desde el marco de madera que asomaba a la calle hasta el dibujo de tiza desdibujado en el asfalto caliente.

domingo, agosto 14, 2011

eau d'été

el verano huele a verano. incluso aquí, donde tan lejos del mar, no llega la arenilla pegajosa, ni la humedad con sabor marino. incluso en el epicentro informe de este país podrido, donde no huele a protección solar, ni a toallas mojadas, ni a sardinitas a la brasa de chiringuito, ni a caña mal tirada, ni a rocío matutino de eucalipto y donde casi no queda ni salitre, todavía se puede percibir agosto.
se sienten los pasos solitarios en una calle concurrida diez días atrás, se huele la atmósfera, expectorada de contaminación, se siente la libertad de poder cruzar sin mirar a ambos lados, se perfuma la maleta de la peculiar esencia de la cabina de un avión, pesan las horas que caminan más lento, el mareo desprevenido de una insolación, las conversaciones ajenas que se cuelan por la ventana abierta y rechinan los cierres de los comercios cuyos dueños se han ido a un lugar mejor.
en agosto se aburre el aburrimiento. la gente se hastía del estío y rezan por un septiembre que parece no llegar nunca. es momento de hacer cosas nuevas. quizá de aprender gíglico, o de intentar infructuosamente empezar a hacer deporte. de dar cuerda al piano o de llorar la muerte de Marcel. hibernar en una cueva en mitad de la alpujarra o aparecer en álbunes de cientos de turistas japoneses.

lunes, mayo 16, 2011

your four words (VIII)

es lo malo de la Feria, que se ha convertido en un espectáculo. si aún no te has aburrido de ver a los típicos famosos pasados de graduación haciendo de las suyas en alguna caseta o no es suficiente con tratar de evitar los riachuelos de rebujito regurgitado a lo largo de la explanada, siempre te quedará la enorme satisfacción de la temprana resaca de las 12 del mediodía de aquellos que ya han tenido día de feria suficiente y suplican por un espidifen.
pero más allá del show pseudo-bochornoso que queda en la imagen de esta fiesta, hay quien la disfruta con cierta dignidad. no es el caso del típico gachón que se cuela en un grupo de chicas, cerveza en mano, apostándose a sí mismo, a cuál de todas ellas se va a llevar a una esquina, sin darse cuenta en absoluto de que todas ellas son lesbianas y que las sonrisas que le dedican no son más que burlas despiadas al pobre varón confundido. tampoco es atribuíble al sentido estético de una moda no comprendida. a aquellas que se empeñan en enfundarse a toda costa los trajes de gitana de cuando estaban canijas, y aunque ahora no puedan ni respirar y pareciese que si beben un poco más de tinto, acabará explotando aquello por algún lado, se ven magníficas.
pero como digo, hay quien se divierte de verdad y hace de la feria una fiesta auténtica. pero eso sólo pasa caseta para dentro. los de fuera sólo vemos lo denigrante y sólo podemos esperar al cruzar el arco, que el búcaro contenga cualquier cosa menos alcohol.



'Gachón' · canija · resaca · búcaro

jueves, mayo 05, 2011

your four words (VII)

aquel año que viví en Paris fui, como Hemingway, muy pobre y muy feliz. es lo habitual cuando una se establece para vivir una ilusión. la mía era ingenua y ambiciosa casi por partes iguales; abandoné Madrid parar aprender a ser como Proust. creía que sólo ahí, en esa ciudad que tanto ha leído, podría llegar a ser esa alguien que quería ser de mí. recorría la ciudad rastreando las palabras que el gran autor pudiera haber dejado en su camino, bien dispuestas para aquel pie pertinente y afortunado que tuviera el acierto de tropezarse con ellas. con un poco de imaginación, tracé en el mapa mental de la ciudad un triángulo que unía los campos elíseos con trocadero y el parque de monceau. esa sería el área a peinar, el lugar de las múltiples residencias de Marcel, la habitación en la que pasaría su última noche, los cafés en los que escribiría sus siete tomos, las huellas de sus paseos en busca de su tiempo perdido, su primer ataque de asma, el lugar donde conocería a Gilberta, el primer amor de su vida... y no os voy a desilusionar, todo estaba ahí. el pasado no se mueve, queda perenne y eterno en el mismo sitio donde se vivió.
como tantas otras cosas que nadie entiende, disfruté de Père-Lachaise cada tarde que el tiempo acompañaba en París y me regalaba algún nublado no hostil, o quizá, con más benevolencia, un rayo de sol que atravesara con cariño las ramas de los árboles. los cementerios en París son casi más abyectos que en cualquier otro sitio; convertidos en atracción turística, pierden la magia de tantas vidas como hay allí enterradas. sentada yo de cuclillas al borde de aquella lápida negra y bajita, intentaba escuchar el silencio de una muerte dulce, deseada y soñada para él, así como sus últimos pensamientos, o cualquier impulso energético que me inspirara a parecerme a él.

y fue entonces cuando comprendí que me había equivocado queriendo aprender a ser como Proust. que llegué queriendo ser la que yo quería ser y que a esas alturas, París ya me había transformado lo suficiente como parar comprender, como lo hizo Vila-Matas antes que yo, que ya no sería extranjero allí.
Que París no se acaba nunca y que jamás dejó de ser una fiesta.


[palabras · muerte dulce · extranjero · imaginación]

martes, mayo 03, 2011

your four words (VI)

hay una serie de instantes en la vida de una misma que jamás podrás olvidar. los recuerdos se archivan de manera inespecífica en compartimentos aislados de la memoria y cuando menos lo esperas, los olvidas sin intención o los recuerdas con precisión. la documentación y la archivística de los estractos de la vida de una persona es una de las pocas áreas sin gobernar, pedazos de existencia sin ley ni órden, carentes de reglas y absolutamente libres. y eso es, queridos amigos, lo más bello y más precioso de nuestra intensa y fugaz vida.
ejemplos aleatorios como otros cualesquiera; acompañando una mañana, bajo un calor matador, a una futura profesora en camino a una entrevista que le supondría el que, aún a día de hoy, sigue siendo su trabajo discontinuo y su fuente de ingresos intermitente. O aquel viaje a Cádiz en el que, incomprensiblemente, se quedó atascado el disco de John Mayer en aquel Ford Fiesta amarillo y deseaste al menos sesenta veces que el ventilador dejara de funcionar, se recalentara el motor, alguna chispa benevolente se prendiera y muriérais todas allí dentro. O el sueño aquel en que de pronto eras Rachel (de Friends) y devorabas junto a Chandler una deliciosa tarta de queso (cheesecake, para ellos) robada de la vecina de abajo y espachurrada en el suelo del descansillo más famoso de la historia de la televisión. O aquel momento lost in translation en el que una italiana afincada en tu casa por un mero y fatal error de cálculo, devoraba sin vergüenza y con mucho descaro la comida familiar y, confundiendo términos que ella jamás entendería, demandaba un chonchón de queso, creyendo que con eso se refería a aquel lácteo cortado en lonchas en un plato alejado de su sitio.

estractos, en definitiva que lleva una consigo y que pocos seres ajenos a esta vida jamás podrán apreciar. sólo aquellos que los compartieron en su momento entenderán su valía o compartirán la sonrisa al recordarlos.




[John Mayer · profesora en camino · cheesecake · chonchón de queso]

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miércoles, marzo 09, 2011

¿bailamos?


con esta alerta amarilla, que va cambiando de color a naranja indistintamente, por vientos de rachas máximas de 100 km/hr., que azota, sacude y revuelve la ciudad, se nos queda un día estupendo para calzarte tu par de botas mágicas, esas que guardas limpitas a buen recaudo para la ocasión especial y marcarte un baile por encima de todos los demás peatones que aún mantienen sus pies clavados al pavimiento alquitránico, no permitiendo por nada del mundo que absolutamente nada ni nadie les desprenda las raíces de la tierra que pisan y tú, jugando a pinchar los globos de los niños que salen de comer con su familia, saludando a los aviones que pasan rumbo a cualquier parte, haciendo carreras con los pájaros incrédulos ante la evidencia y corriendo sobre los tejados, colgándote de las cornisas y tomando impulso en cada antena parabólica, sobrevolar la ciudad a bordo de tus poderes personales para verlo todo desde arriba, que es sin duda, la mejor de las perspectivas.

martes, marzo 01, 2011

dar, recibir y devolver

que este sea un pequeño apunte de cómo no volverte gilipollas en el transcurso de tu vida.
[léase como esa nota mental que todos archivamos en algún portapapeles de nuestra memoria para no hacerle caso jamás.]

érase una vez, hace casi un siglo, un sociológico, antropólogo y filósofo francés, llamado Marcel Mauss, que elaboró una teoría acerca del comportamiento humano en torno al don, al regalo. estudiando una serie de culturas primitivas de unas islas indias en la costa del pacífico, al noroeste de norteamérica, descubrió que el modo en que estas sociedades elaboraban su estructura social era a través del intercambio y el flujo continuo de objetos, asumiendo innumerables riesgos -fundamentalmente debidos a la peligrosidad en la navegación entre las islas y las precarias condiciones técnicas con las que contaban- y sin ningún beneficio económico. la única premisa (llamémosla ley) del potlatch en estas sociedades era la de dar, recibir y devolver; una obligación implícita y asumida que residía en el maná, o fuerza mágica, del objeto dado. más allá de la obligación de devolver cuando has recibido, estaba la premisa del valor y el contravalor del don, siendo éste siempre equivalente y proporcionado.
por supuesto, el doble filo de esa asunción, suponía que aquel que interrumpiera el flujo de intercambio se vería sometido a la carga destructiva del mismo maná. a este proceso se le llamó prestación social y conforma una de las primeras siluetas de la economía social.

para Mauss, el don es esencial en la sociedad humana y necesario para una óptima convivencia y menos mal que el pobre antropólogo murió hace 60 años, porque hace ya unos cuantos que no sabemos lo que es donar.
esta sociedad capitalista, consumista, egoísta, subyugada, oprimida, sometida, impersonal y artificiosa no entiende de donaciones, ni de regalos, mucho menos de prestación social. sólo hay que mirar hacia la guerra de frentes sangrientos sobre la propiedad intelectual, las redes de archivos compartidos y el software libre para entenderlo de modo objetivo.
nosotros, que no podemos ver más allá de nuestro pequeño nudo umbilical, no entendemos de obligaciones acerca del contradon, de devolver, de corresponder.
falta la obviedad de la nota al pie: que el don no es siempre algo tangible, ni necesariamente un objeto. ha de entenderse también y tantas veces, en términos de amistad, de objeto relacional, emocional y afectivo. sería interminable realizar una lista de todo lo que dimos y nos nos devolvieron...

así parece fácil averiguar a dónde no vamos a llegar, en qué no nos vamos a convertir y qué clases de relaciones sociales no tendremos nunca.

miércoles, febrero 16, 2011

revolución

observo con amargura y cierto interés las reacciones a esta época de desencanto, descontento y desconcierto que vivimos impávidos e inertes, sometidos e incapaces, dejándonos violar por cada ley, cada norma, cada restricción que consiguen penetrarnos inpúnemente desde el aparato legislativo del estado. miro con atención los abusos de las empresas en nombre de una crisis que cada vez me creo menos, las desigualdades a cada lado de una acera cualquiera, el bienestar precario que desayunamos cada mañana y vomitamos cada noche, la insatisfacción por las vidas que nadie quiere, los deseos frustrados, la criminalidad, los vacíos discursos pre-electorales, la defensa, la acusación y un eterno e interminable etcétera que a buen seguro, aumentaría la amargura.
y a mi me parece que ya he vivido todo esto. que soy de una (o varias) generación(es) anterior(es) y que ya me sé esta historia.
ahora surgen tímidos movimientos sociales de protesta. aparecen grupos en facebook que recopilan información sobre la injusticia, tratan de estimular a la opinión pública -a pequeña escala, pues sólo llegarán a un pequeño porcentaje del 23% de españoles que usan facebook-, manifiestan su queja y con cierta violencia ligüística se rebelan contra el sistema, pero no plantean soluciones. y ahí habrán fracasado.
también resurgirán pequeños grupos sociales contraculturales, que ejerciendo desde su caracter contestatario y desviante, performarán su queja mediante el espectáculo con la intención de atraer la atención de los medios y convertirse en fenómeno social. se repartirán o venderán varios centenares de caretas de Guy Fakes, se concentrarán un centenar de personas bajo la lluvia de vergüenzas y los medios los ignorarán, censurarán, acallarán, borrarán, taparán, logrando que no existan, que no sean, que no sirvan. no habrán conseguido nada, salvo unas décimas de fiebre y un posible catarro invernal.

y es que creo que hace falta pensar antes de actuar. si se hiciera más a menudo, se evitarían mucha hiel debajo de la lengua. si se reflexionara un poco, sería fácil comprender que lo que hace falta hoy y desde hace un tiempo, es una revolución. un cambio de sistema, de estructura. algo muy gordo que implicaría a mucho más que a grupos dispersos de decenas y cientos de personas, reclamaría una totalidad en cifras cuantificables de varios millones de personas -y hablo sólo de este pais- que quisieran todos lo mismo, cuyos discursos fueran homogéneos, que compartieran una misma identidad social, que unánimemente, propusieran la reforma y que firmaran por un nuevo orden social. pero eso no va a suceder, no ahora, y no así. porque lo que falla en esta realidad social no es tanto el gobierno, la estructura política, sino la sociedad. el agregado ciudadano que seguirá mirándose el ombligo durante un tiempo largo, velando por sus propios intereses, consumiendo sin miedo, sometiéndose desde la inacción a lo que se decida desde arriba mientras, sólo algunos, se quejan con palabras escritas o bajo una máscara, por temor a exponerse, sin dejar ver su cara ni comprometer nada de todo lo seguro que tienen en sus vidas.
porque querer ganar es tremendamente apetecible, pero arriesgarse a perder es una temeridad inviable.
tras todos los movimientos sociales, las huelgas, las concentraciones, las quejas, las recogidas de firmas, las protestas de "voces de autoridad", no se ha conseguido suprimir la ley antitabaco, ni la ley sinde, ni el nuevo plan de pensiones. y eso por sólo nombrar unas cuantas que afectan a una enorme mayoría de la población española.

mi desencanto en esta silla giratoria mientras llueve afuera y algunos planean en pillar otro resfriado esta tarde, me lleva a ser consecuente con mis palabras. que hay que pensar. hay que pensar mucho y hacer las cosas bien. hay que mirar atrás y estudiar cómo se consiguieron cambios en la historia. y mientras tanto, apretar bien los glúteos o comprar un billete a otro planeta.

martes, febrero 15, 2011

sin cantar victoria prematuramente, cuando pasas la última página y cierras todo el contenido bajo sus tapas contenedoras, sólo queda abrir el siguiente texto.
nuevo capítulo por delante.
y lo voy a escribir tan bien como sepa.

miércoles, enero 26, 2011

villeda

hay momentos que seguramente todos viviremos en algún instante de nuestras vidas. algunos son de sonrisa, otros son de llanto. los primeros los conservo expuestos en un corcho que miro cada día con tremenda ilusión. en cuanto a los últimos, ya he archivado varios, cerrando con cuidado el álbum y repitiéndome en bajito cada vez que deseo con todas mis fuerzas no volver a abrirlo en mucho tiempo.
y luego hay momentos en los que no sabes si reir o llorar, pero que en el intento de resolver la ecuación, acabas despejando lo triste para reirte contigo (o de tí misma).

estás sentada en un sillón de dos plazas y en frente tuya, hay una pizarra blanca. en ella, escritos en negro, calificativos negativos que piensas de tí o que alguna vez te han propinado sin cuidado. paralelamente, escritos en rojo, calificativos postivos que recuerdas que alguna vez te hayan dicho, o que puedes llegar a reconocer que te pertenecen de alguna manera.
en clara ventaja, la columna negra gana el partido por goleada. y eres perfectamente consciente de que si se pierde este encuentro, es por un fallo de defensa, la tuya. por no ser capaz de recordar, por la incapacidad de encontrar tus puntos fuertes, o por todo el desfile de inseguridades varias que marcan tantos en propia puerta.
y reconocido el defecto de fábrica, te pones a prueba con lo ajeno. al calificar a tu gente, el rojo aplasta al negro y se lleva la copa.
algún fallo tiene que haber en la estrategia. menos mal que juegas en casa, menos mal que tienes a la (mayor parte de la) afición de tu parte, menos mal que cuentas con un entrenador competente, menos mal que sabes dónde reside el error, menos mal que entrenas una vez por semana, menos mal...

espero al partido de vuelta. veremos si en la revancha no cojo el rotulador rojo y se lo meto por el ojo al delantero de los negros.