busca entre mis delirios

lunes, julio 24, 2006

Rompicoglioni

- Tss, tss
- (...)
- Ey! Chica del pelo rojo! Esos lunares! Oye!
- (¿un gilipollas cualquiera, o le conozco de algo? Me giro. De la cruz roja, carpeta en mano. Me le quedo mirando)
- Hoooooola... ¿a que me vas a escuchar un segundo?
- (...)
- Ahmns... bueno... igual eres joven... ¿no?
- (...)
- ¿Cuántos años tienes?
- Veintidós
- ¡¡¡¡AH!!!!...¡ENTONCES NO!
- (...)

sábado, julio 22, 2006

De menos

Esto no tiene nada que ver con la dependencia. Sabéis que soy contraria a la tendencia y desgaste de ese término, de su uso, de su aplicación en las vidas y las relaciones y sobre todo, a que duela que exista. Echar de menos, es otra cosa, es algo natural. Antes lo tuviste, ahora ya no, y te apetece que vuelva. Sano, lógico y humano. Se echan de menos paisajes, vistas. Aquella panorámica subiendo de Cudillero. La luz que entraba por la mañana por la ventana del bungalow. El olor del anochecer. Pero también a las personas que se han ido un momento. Ganas concentradas, densidad de emociones, tensiones que crecen, besos acumulados, abrazos por regalar, necesidad de oir reir, hablar o respirar a alguien que ahora está lejos. Y sí, estamos de acuerdo todos en que el libre flujo y circulación de las personas en esta nuestra vida es inevitable. Las personitas vienen, algunas te tocan, te revuelven un rato, y se van. Otras se quedan. Pero nada es permanente; siempre acaba llegando el momento en que se alejan todas, tú misma también, para volver de nuevo. Es el sino de los viajes. Unos se van de vacaciones, otros vuelven a su hogar. Y tú, aunque te sigues moviendo, te quedas, deseando que llegue el momento del reencuentro. Irse lejos para volver cerca. Echar de menos para sentir de más. Un beso de despedida para que el de bienvenida haga estallar el aire. Una última mirada que preceda a la que esté por venir. Tirar de la cuerda para acercar distancias. ¡Que llegue ya el momento! Semillas que a los tres meses ya son un tallo. Un recuerdo mejorado. La barba que volvió a crecer. Ella cada vez más guapa. Mi compi de trabajo, de nuevo a mi lado en taquilla, quizá de nuevo con el pelo largo.
Después del paréntesis estival, ya toca, ¿no?

jueves, julio 13, 2006

De viaje

Cudillero



Segundo intento. Segunda escapada. Norte, también. Verde. Mar. Fabes. Queso. Sidra. Picos de Europa. Oviedo y Gijón. ASTURIAS!
Regreso al lugar que cuando tenía 12 años pensaba que era el paraíso. Mi madre entonces me decía muy seria que el paraíso no existía, que aquello era sólo un sitio muy bonito. Mi padre, más diplomático y cuidadoso con no romper los sueños de una niñita, apuntaba que si existía estaría lejos, y que no era fácil llegar a él. Yo no les escuchaba a ninguno. Ese era el paraíso, sin mayúsculas, sin grandes aspavientos; era el lugar donde todo parecía tan diferente y tan especial, tan terrenal y al mismo tiempo deshumanizado que tenía que ser el paraíso.
Vale, sólo era una niña ilusa e inocente. Ahora he crecido y ya sé que no es el único; hay muchos paraísos ahí fuera, pero he de comprobar que Asturias sigue siendo uno de ellos.
Por eso vuelvo. Para perderme en esas enormes praderas verdes con montañas por todas partes menos por una, por los acantilados, por los cabos, por entre las vacas, por las playas salvajes, por las aldeas en las que al hablar tu voz resuena entre sí misma en un eco estremecedor.
Esas serán mis vacaciones de julio. O parte de ellas. Una continuación y un previo.
Después, ¿quién sabe? Barcelona, espero. Y...

CuentoCuentos

- Cuéntame un cuento.
- ¿Un cuento de hadas?
- Un cuento de princesas, pero no de princesas de cuento.
- ¿De esos de comer perdices en un final de feliz?
- No, para nada. De los que no tienen final.
- Todo tiene final en esta vida. Los cuentos también.
- En los cuentos todo es diferente. Puedes inventárte el final, crearlo, provocarlo. El final verdadero no se llega a saber nunca. Cuando el cuento termina en la última página, hay un sitio que no conocemos donde los personajes siguen viviendo...hasta su particular final. Los personajes no mueren donde y cuando el autor pone el último punto. Ningún cuento acaba del todo.
- Creo que ya te entiendo. Tú quieres que te cuente un cuento como la vida misma.
- Nada más que eso...

miércoles, julio 12, 2006

Cosas mejores que leer

Miles. Millones. Demasiadas. Todas mucho mejores que este blog. Y más a estas horas.
Pero hoy toca una en concreto, y encima es un blog, así que sólo os hará falta intención y un click.
Una compañera de facultad, de carrera, de vocación está intentando contagiar epidémicamente a este mundo para que todos nos volvamos humanos de pronto y por fin. Es una causa lo suficientemente prometedora como para no hacer un poco de publicidad.
Y más ahora que he descubierto, que además de Marlango y el edificio grisoscuro de la Ciudad Universitaria, me unen a ella las inquietudes por la distancia (y las personas que ésta con la ayuda del océano se lleva lejos), el amor por los espaguetis, las paredes de gotelé de nuestras habitaciones y esos 35 días que a mí también me quedan por delante.
Os gustará. Y si no, al menos esta vez, no es culpa mía.

martes, julio 11, 2006

Viceversa

Lo amargo sin lo dulce, no sería tan amargo.
Pero lo dulce sin lo amargo, tampoco sería tan dulce.

Encontrar la felicidad de entre el dolor para apreciarla de verdad.
Saber que las lágrimas salen porque hay algo muy dulce por dentro.

lunes, julio 10, 2006

Disyuntivas

Hoy he hablado con dos personas diferentes de encrucijadas, de cruces de caminos, de elecciones de vida. Curioso, me he pasado toda la vida enlazando una con otra y ahora me toca por un tiempo verlo desde fuera (relativamente). Me frustra en cierto modo no poder ayudar en ese trabajo, pero al mismo tiempo me encanta esperar su resolución. Para bien o para mal, se equivoquen o acierten, habrán tocado cima. Decidir algo de ese calibre es como crecer exponencialmente como ser humano. La meta de la evolución del hombre. Darwin estaría orgulloso.
Nos debatimos entre lo mejor y lo menos mejor, o entre lo peor y lo menos peor, tratamos de no errar, de intentar contentar a todo el mundo -y si es posible, tambien un poco a nosotras mismas-, de buscar el punto intermedio, y rara vez lo conseguimos. El alivio está en que ya sea una u otra la salida, la llave está en nosotros. Decides, porque tienes ese don. Y lo aprovechas y lo usas con responsabilidad y madurez, porque de lo contrario te arrepentirías siempre. Miras una vez hacia atrás, corta y fugazmente, para ver lo que abandonas en el camino. Miras hacia los lados, importante, para darte cuenta de quien o quienes siguen a tu lado, apoyando y ayudando a que no caigas. Y miras para delante, que aunque no ahora quizá no veas mucho, sabes que mañana verás un poco más, y pasado otro poco. Que las lágrimas no empañen nunca tu visión de futuro. Que las ataduras a personas, situaciones, problemas y agobios no te impidan nunca caminar en la dirección que marca tu corazón. Que los caminos sean eternos, que los dibujes a tu pasar y que crees con ellos lo que TÚ quieras. Y no te preocupes por nada. Lo bueno, si es que era bueno, seguirá a tu lado. Y lo que pierdas, seguramente así debía ser. Los problemas hay veces que existen más en nuestra cabeza que en la realidad. Muchas, al contrastarlos con alguien, pierden fuerza como un globo pinchado. A veces exageramos, otras no entendemos bien, algunas veces incluso nos equivocamos, y otras directamente no nos enteramos de nada. Lo importante por eso no son tanto los conflictos y las dudas, los problemas y las discusiones acaloradas, sino las personas: es sobre ellas sobre las que al fin y al cabo se decide siempre. Sí o no. Éste o aquel. Hay muchas formas de plantearse lo mismo, y todas las respuestas y resoluciones están en el mismo sitio, dentro de tí. No hace falta ni que busques, aunque duela y te fastidie reconocerlo la solución está a flor de piel. Y hay veces que la valentía de decidir emprender un camino determinado es más dura que el hecho de darse cuenta de que quieres tomarlo.

Me gusta el estado de duermevela. Llegan las tres y crees que te has dormido. Tu mente empieza a divagar. Con los ojos cerrados sueño que intento hacer la vida más sencilla a los demás. Luego algo me interrumpe y vuelvo a la vigilia.

domingo, julio 09, 2006

Bienentendid@s

Disfruto con la gente que me comprende.
Algunos tienen más práctica, otros más mérito. A unos les ha llevado la mitad de sus vidas, otros empiezan a intentarlo poco a poco. Para todos es complicoso y tremendamente laudable.
Por eso disfruto. Porque significa que aunque una servidora siga siendo una lección dificil, me voy convirtiendo en mejor profesora de mi misma. Y me alegro de haber escogido la Comunicación como ciencia de estudio y profesión. Sabía que me haría falta conocerla para explicarme.
Disfruto con eso.
Con las conversaciones que llegan intactas al receptor, que no pierden detalles, o que si aparentan perderlos, los encuentran fácilmente.
Con las ocasiones en que nadie pisa el cable de la comunicación, que nadie interrumpe, frustra, agobia, incomoda. Las conversaciones de dos, son de dos. Tres es multitud.
Con las llamadas utiles que sirven de algo. Vale cualquier cosa; una sonrisa intuída (mejor si es sonora), un suspiro calmante, un consejo (aunque no sea reclamado ni tomado en cuenta), una broma que alivie un mal momento, un mal momento superado, ahogado en risas o en cualquier otra cosa. Las llamadas que evaden de todo lo malo, las que hacen olvidar momentáneamente.
Con las veces en que por cientos de kilómetros que existan entre su teléfono y el mío, por hectolitros de agua salada entre su isla y mi península, por horas através, por noche o por día que sea, yo me entienda, ella se entienda, yo la entienda, ella me entienda y las dos nos entendamos. A pesar de todo.

jueves, julio 06, 2006

Week-end

logroñoooo


Al fin sabré, después de un completo y largo año, lo que es estar fuera de un cine un fin de semana. Mi primer viernes, sábado y domingo sin trabajar en trescientossesentaypico días. Un fin de semana fuera de Madrid. Y Logroño me espera.
Encargos particulares, al móvil.
A todos, muchos besos, que estoy emocionadita perdida (jijiji).

Locura

Hay que verlo. El último video de LODVG, "Dulce Locura".
La canción estaba bien, pero el video es, sencillamente, Imprescindible.
Hay veces que una se pregunta por qué los buenos realizadores se toman las vacaciones en verano, si es cuando más videos musicales se hacen... en fin, paradojas de la vida.

Sólo con el video delante podréis entender lo que bien acierta Señor Toldo en apuntar como vaticinio que Amaia se está transformando en peonza. No sé si es síndrome fatal o tiene cura, pero da vértigo sólo mirarla. Los últimos videoclips tienen su gracia exclusivamente en eso; una falda grande, con mucho vuelo, y a girar.

Y si no os parece suficiente locura, fijaos el estrago que hace el verano en algunas personas un martes de madrugada. Y es que presentar un programa de televisión donde eres totalmente inservible, puede ser muy, pero que muy duro.

Y la segunda parte...