busca entre mis delirios

lunes, enero 22, 2007

Annie Hall somos un poco todas

¿Os acordáis de las palabras con que abre la película homónima de Woody Allen? Ese momento que pasaría más tarde a la historia anecdótica del cine, donde el propio director, convertido a sí mismo en protagonista desde el primer plano, sale delante de la pantalla con un fondo naranja de fondo y contando uno de sus chistes sin gracia implícita nos explica lo que piensa de la vida; que es una consecución de soledades, de miserias, sufrimiento e infelicidad... ¡y que encima se acaba demasiado pronto!

¿Os acordáis por casualidad ahora de las últimas frases? Ese final apoteósico con Alvy despidiendo a Annie en un paso de peatones, observando impasible como se aleja de él, y comprendiendo que lo hace también de sus sentimientos. Que la pierde. O que la ha perdido hace mucho tiempo. Y en off escuchamos: "Después de aquello, se hizo bastante tarde, y ambos nos teníamos que marchar, pero fue genial ver a Annie de nuevo. Me di cuenta de la maravillosa persona que era y... y de cuanta diversión me había aportado conocerla. Y entonces pensé en aquel viejo chiste, ¿sabes? Este tipo que va al psiquiatra y le dice “doctor, mi hermano está loco; ¡cree que es una gallina!” Y el doctor le dice “¿y por qué no le interna?” y el tipo le dice “Lo haría, ¡pero necesito los huevos!”. Bueno, creo que eso expresa justo como me siento con respecto a las relaciones: ¿sabes? son totalmente irracionales, excéntricas y absurdas y… pero bueno, supongo que seguimos en ellas porque la mayoría de nosotros necesitamos los huevos."

Pues yo creo que Woody tenía mucha razón. Creo que su razonamiento se adapta perfectamente a esas personas que sufren por las relaciones pero que siguen cayendo una vez tras otra, alternando heridas con besos, compaginando alegrías con disgustos sencillamente porque necesitan sentirse queridos. O no estar solos. O tener un punto de apoyo. O un apego al que agarrarse si el barco se hunde. O un poco de todo junto.
Las relaciones es lo que tienen: la complejidad adherida a su solapa. El misterio de dos seres humanos que se juntan por primera vez, que comienzan a hablar, que de ahí pasan a conocerse, que de las primeras conversaciones les nace la empatía, que tras un tiempo de maduración e incubación podrá convertirse en cualquiera de los modelos que adopta las relaciones y que tras este momento, el enigma eclipsa las previsiones.
Y da igual lo que nos aconsejen desde fuera, o lo que nos digamos a nosotros mismos en forma de promesas futuras, muy seguras ellas de su propida fortaleza... en el fondo acabaremos cayendo otra vez. Porque... ¿qué haríamos sin huevos?

8 comentarios:

Azul_oscuro dijo...

Para mi...esto es sencillamente una radiografía perfecta de los tejidos o entresijos que tejen las conexiones o relaciones humanas...
Sin duda, me pregunto muy a menudo eso de "¿por qué vuelves a agarrarte a esa ponedora de huevos tan experta?"...resulta cuanto menos gracioso...me gusta. Gracias por ponerme una sonrisa colgadita a estas horas después de este finde loco...
Besos, celestes, como no...

Griada dijo...

¿Has visto? Otra cosa que tengo pendiente...

No sólo tengo pendiente ese café, tambien tengo pendiente esa peli (de hecho la tengo justo delante, grabadita en un cd)...
Soy und esastre.... ¡mátame!

delirante dijo...

Hadita... qué voy a hacer contigo? Lo del café, pase que esta vez tenías tres excusas. Pero lo de Annie Hall?! Que dura horaymedia por dios!!! xD

Azul... es que sí, es un poco absurdo todo porque a veces tienes hasta la capacidad de saber que te la va a volver a jugar, y aún así te agarras fuertemente a sus alas gallináceas.
Gracias a tí y buen lunes (o lo que quede de él).
Besos delirosos para tí...

Anónimo dijo...

Un amigo mío dice que eso ocurre por el Síndrome de Estocolmo. Me ha encantado tu análisis, y creo además que tienes toda la razón. Volveré a ver a Hanna, a ver lo que me cuenta esta vez. Un abracillo artista!!!

PennyLane dijo...

por eso lo bonito es querer los huevos sin necesitarlos. amar más de lo q uno necesita a esa persona a la q se ama.

no hay q dejarse llevar por las necesidades, pues entonces las relaciones se vician.

PennyLane dijo...

ups olvidé mis BEXETSSSSSSSS!!! MUAK!

delirante dijo...

Jajaja, bueno, tu amigo tiene mucho sentido del humor, tent... no lo había pensado así: el síndrome de estocolmo aplicado a las relaciones humanas cordiales y cotidianas. No deja de tener cierta gracia xD
Gracias, guapa!

Y penny, sabes que comparto al cien por cien tu opinión. Cuando empiezas a introducir el factor 'necesidad', comienza la anomalía y la disfuncionalidad entre lo que une a esas dos personas. Lo más bonito de la vida y de las relaciones con las personas con que te cruzas es eso, aprender a querer sin necesitar.
Un beso GIGANTE para tí, niña!
(¡¡¡ya queda menos!!!)

Pumpkin girl dijo...

Annie Hall es una de mis películas favoritas y buscando sobre ella y sobre el chiste de los huevos me he topado con tu blog, felicidades por tu blog y por tu genial reflexión sobre las relaciones de pareja...
Quizás en el fondo no somos tan raros si no somos los únicos irracionales en este planeta en que jugamos a ser racionales.