busca entre mis delirios

domingo, enero 16, 2005

FRANÇOIS TRUFFAUT (VII)

DOS CIMAS: Les deux anglaises et le continent (1971), La nuit americaine (1973)




Les deux anglaises et le continent / Las dos inglesas y el amor, 1971


Nueve años después de la realización de una de sus películas más queridas y emblemáticas, Jules y Jim, Truffaut volvió a adaptar una novela de Henri Pierre Rouché, de nuevo sobre un trío amoroso, aunque esta vez compuesto por dos mujeres y un hombre. Cuenta la historia de Claude, un joven escritor francés de comienzos del siglo XX, que conoce a una chica británica llamada Anne, estudiante en París. Ella le invita a pasar un tiempo de vacaciones en su casa de Inglaterra, conociendo a su madre y a su hermana pequeña Muriel, de la que está segura de que se enamorará. Entre los tres surgirá una estrecha amistad primero y el referido triángulo amoroso después.

En Las dos inglesas y el amor Truffaut nos muestra claramente su personal concepción del amor, un amor físico y apasionado que a lo largo del metraje se va tornando más trágico, puro, sensual y romántico. Existe una contraposición evidente entre las dos hermanas, la puritana, pasional y vulnerable Muriel, choca con el vitalismo arrebatador de Anne. Claude se encuentra atrapado entre ambas, sin dar la impresión de poder decidirse y dejándose llevar por los acontecimientos. Quizás uno de los pocos fallos de la película sea la actuación de Jean-Pierre Leaud como Claude, quien le da un aire frío y ausente, a la expectativa, que no se corresponde con lo que el film quiere transmitir.

Truffaut tiene el mérito de construir una hermosa historia romántica con una delicadeza y entusiasmo tales que hace pasar desapercibida la realidad trágica latente en las imágenes. Aparte de la compleja experiencia emocional que supone compartir al destinatario de tu amor, o tener el corazón dividido por dos personas distintas, siempre está presente la duda ante el inicio de ese amor. Y es que esta es una película en la que constantemente se pone en duda la naturaleza de dicho sentimiento, lo que solamente puede acarrear dolor. En palabras de Muriel: “No es el amor lo que perturba la vida, sino la incertidumbre del amor”.


El mimo de Truffaut hacia la historia y sus personajes se nota en cada plano. Aquí se dan cita algunas de las mejores secuencias de toda su carrera, como el bello travelling alrededor de la cabaña suiza que alquilan Claude y Anne, o la inmensa sinceridad del final de la película, culminado con brillante y necesario epílogo en el Museo Rodin. No cuesta imaginarse a Truffaut poniendo cada gota de sentimiento en estas imágenes finales, sobre todo si tenemos en cuenta que esta era una de sus películas más queridas y que consideraba más personales.

En la construcción de la envolvente atmósfera del film participan otros elementos inseparables del resultado final. Son la cálida y suave fotografía del siempre genial Nestor Almendros, y uno de los mejores trabajos musicales de Georges Delerue, que con la belleza de su música evoca el fluir del tiempo y los sentimientos. Hay quien dice que la mágica unión Almendros-Delarue en esta película, junto a la puesta en escena de Truffaut, hacen la equivalencia cinematográfica de las pinturas de Cezanne y Renoir. Estoy completamente de acuerdo, pero también añado la fuerza y fatalidad de las esculturas de Rodin, cuya inclusión en el metraje no debe ser casual. Por un lado tenemos la luminosidad y tratamiento del color de Cezanne y Renoir, la levedad de los movimientos, el fluir sutil de las relaciones, y por otro, el halo de fatalismo y trascendencia que parece perseguir a los personajes, conscientes de su naturaleza literaria, omnipresente durante todo el metraje gracias al acertado uso de la voz en off.




La nuit Americaine / La noche americana, 1973

No se puede obviar a La noche americana cuando queremos hablar de aquello que se hace llamar el cine dentro del cine.
Perfecta película, tanto estética como argumentalmente.
Es una inmensa telaraña de la rutina de un rodaje, en la que todos y cada uno de los personajes es esencial para el funcionamiento de la película futura y al mismo tiempo, todos y cada uno de ellos, dificulta o impide que se realice en unas condiciones armoniosas.
Ferrand, interpretado por el mismísimo François Truffaut, y su grupo de trabajo rueda el film "Je vous présente Pamela" en el sur de Francia. Los problemas y tensiones que surgen durante la filmación acaban sobrepasando a los de la propia ficción, donde la principal protagonista recae en una depresión de la que acaba de salir recientemente, un temperamental y romántico actor padece un amor violento, las viejas estrellas olvidan entre alcohol sus diálogos o un inocente gato es incapaz de beberse un poco de leche mientras el director trata de mantener en pie una película cuyas circunstancias van de mal en peor.

Además de ser una película que todo amante o estudiante de cine debe ver al menos una vez en su vida y retenerla en su mente a lo largo de toda su existencia, es una moraleja en sí misma para el propio director que la realizó. Para alguien que había admitido varias veces que el cine y la literatura están por encima de la vida misma, esta película no es más que una fantástica aproximación a su problema.
Hay un momento en la cinta en la que todo se viene abajo, nada parece progresar, los actores están descontrolados, no hay esperanzas… y de pronto Truffaut pone en boca de una de las actrices las siguientes palabras: "...Las películas son más armoniosas que la vida, Alphonse. No hay atascos en los films, no hay tiempos muertos. Las películas avanzan como los trenes, ¿lo comprendes?, igual que los trenes en la noche. Las gentes como tú, como yo, estamos hechas para ser felices en el trabajo... en nuestro trabajo de cine"

Por cierto, el título es claramente significativo.
La noche americana (o Day for night, como se dobló al inglés) da nombre al famoso efecto usado sobre todo en el cine americano que pretende precisamente eso, sustituir el día por la noche usando simplemente un filtro azul a pleno sol (recordamos por ejemplo, Metrópoli de Fritz Lang, El último tango en Paris o una de las películas que mejor hace uso de este recurso, Apocalypse Now). Así como se filma sustituyendo la noche por el día, las películas sustituyen los momentos de vida intrascendentes y los convierten en recuerdos gloriosos.

3 comentarios:

PennyLane dijo...

llevo 4 días sin poder usar el blog, me dice q el directorio no está disponible, en cuanto sepa qué pasa lo arreglaré.... si veo que no puedo, publicaré con otro hospedaje o muy a malas volveré a blogger.

BEXETS!!

delirante dijo...

Y yo pensando que era problema de mi ordenador :D:D
Si vieras la que he montado hasta que me he dado cuenta de no era por mí, mejor ni te lo cuento ;)

Espero que se arregle pronto... que siento que me falta algo!!

Un beso muy fuerte!!!

David Cotos dijo...

Para mi gusto El Cuarto Verde resume el total de ideas (o traumas) de Truffaut respecto a lo que busca en la vida y el cine.