busca entre mis delirios

jueves, enero 13, 2005

FRANÇOIS TRUFFAUT (VI)

UN OASIS EN EL MERIDIANO: L’enfant sauvage (1970), Domicile Conjugal (1970), Une belle fille comme moi (1972)



L’enfant sauvage / El pequeño salvaje, 1970


Comprometido con los más pequeños, identificados con los problemas de aquellos que se crían en situaciones paranormales, alejados de una familia, sin el apoyo merecido, Truffaut aborda esta película desde un punto de vista casi documental desde el acogimiento de un niño criado en un ambiente primitivo que ha de someterse a una pronta civilización.
Una muy buena muestra de cómo rodar con cierta maestría las relaciones humanas, las interacciones entre dos personas y la socialización como acto educativo y formador de una persona. Una joya para la antropología.




Domicile Conjugal / Domicilio conyugal, 1970


Nueva etapa en la vida a lo Gran Hermano de Antoine Doinel. Le hemos visto crecer (es el privilegio que nos da Truffaut), enamorarse, desenamorarse, trabajar, y ahora le vamos a ver madurar. Ya comprometido, establecido emocionalmente con su esposa Christine, se van a vivir juntos para esperar a su primer hijo. No obstante sigue siendo esa cabeza loca que no parece cambiar nunca, que tanto en sus empleos como en su vida amorosa, prefiere ir de flor en flor que polinizar una concreta.
Una nueva historia de amor, infidelidades tomadas desde una óptica cómico-romántica que tan bien resultó en Besos Robados.
Film regular, que no resalta por ningún aspecto en concreto pero que merece la pena ser visto tan sólo por evolucionar al personaje interpretado por Jean-Pierre Leaud.




Une belle fille comme moi / Una chica tan decente como yo, 1972

Pegamos un salto cronológico en plan flash-foward con el único propósito de dejar la que tocaría en este lugar (Las dos inglesas y el amor) para dedicarla un artículo independiente, por la importancia que le ha sido dada.
Esta en cambio, además de ser una de las más odiadas por el público europeo (quizá junto a Fahrenheit 451), les agrió el buen sabor de boca que dejó por lo general la película anterior (Las dos inglesas y el amor). Este cambio tan brusco hacia un cine negro de corte alocadamente feminista, les descolocó por completo.Aunque sea algo muy subjetivo, puedo decir que me divertí bastante con este film, protagonizado por una rebeldísima Bernadette Lafont, superficial y libertina presidiaria, presumiblemente prostituta que enamora hasta la perdición al psicólogo que la trata y que recoge en sus memorias las historias que ella el cuenta acerca de sus devenires amorosos, casi de caricatura.

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