busca entre mis delirios
martes, febrero 27, 2007
Postal para euRia
Léase al dorso:
"Lo prometido es deuda. Te escribo esto desde una plaza pequeña y acordonada por árboles altos, que dan sombra a una iglesia chiquitina con un ojo enorme que me saluda_observa atento. El viaje está yendo genial_corto. Reencuentro con personas especiales, cervezas con gente nueva, sorpresas, abrazos, fiesta, una mariscada riquísima, Barcelona más preciosa que nunca, sol, manta y sofá, tardes tranquilas, noches largas, mañanas dormidas. No cabe todo aquí. No puedo dejar de agradecer por estos días tan maravillosos. Ya empiezo a echar(les) de menos. Mi mochila está rebosante. Esta noche se vacía... para llenarse de nuevo con cosas nuevas. Me voy mañana a Sevilla. Un saltito al norte, un saltito al sur, ¿recuerdas? Te traeré otra postal, si quieres, de allí. Y no será la típica horterada de la giralda solitaria. Prometido.
Besos...¿madrugadores?"
jueves, febrero 22, 2007
Saltitos
Ya estoy calentando_estirándome_preparándome.
Mañana daré un saltito hacia el norte.
Barcelona me espera, supongo que tan cordial y bonita como siempre. Me verá madrugar el viernes y me acogerá con su cariño y el calor de su gente, hasta el martes. Me arroparán los abrazos de dos de mis personitas más especiales. Me abandonaré a sus planes. Me dejaré robar todas las horas que ellos quieran de mí. Voy por ellos, porque a veces ya es necesario, porque les echo mucho de menos, porque esta visita tenía que haber sido hace un mes, porque a veces ya no puedes esperar más.
Pero también voy un poco por ella, por Barcelona, mi buena amiga. Sé que quiere saludarme, hablar conmigo por los rincones, charlar sentadas en una plaza recóndita por donde no pase mucha gente, gritarme entre el barullo de viandantes, cantarme en las estrecheces del barrio gótico... Sé que quiere dar la bienvenida a esta nueva etapa que se abre en mi vida, o que quiere decir adios a la que inevitablemente se va cerrando a mi espalda. Siempre lo ha hecho; en cada cambio, en la giro de la espiral que forma mi vida, ha estado ella. Barcelona me ayuda a entenderme, a verlo todo más claro, a sentirme más yo. Dicen que a veces es buena la distancia para verlo todo mejor...
Me voy. Cargo mi mochila de aventuras espaciales con poca ropa, para que no me pese y para que me sobre así espacio para traerme todo lo que pueda de allí. Sé que volveré con más de lo que me llevo. Pasearé mis prisas mañana por el aeropuerto, creyéndome tarde y agobiada por no llegar. Y deambularé hasta el reencuentro con N. por la ciudad condal, dándole los buenos días e invitándole a una caña si se deja.
Me voy para llegar. Volveré para irme.
No es el único salto que daré en lo que queda de mes.
Sólo digo que Sevilla, de algún modo, me espera a mi vuelta para cerrar el mes de Febrero. Y yo no quiero perdérmelo.
Nos vemos en nada.
Traeré souvenirs para todos.
Mañana daré un saltito hacia el norte.
Barcelona me espera, supongo que tan cordial y bonita como siempre. Me verá madrugar el viernes y me acogerá con su cariño y el calor de su gente, hasta el martes. Me arroparán los abrazos de dos de mis personitas más especiales. Me abandonaré a sus planes. Me dejaré robar todas las horas que ellos quieran de mí. Voy por ellos, porque a veces ya es necesario, porque les echo mucho de menos, porque esta visita tenía que haber sido hace un mes, porque a veces ya no puedes esperar más.
Pero también voy un poco por ella, por Barcelona, mi buena amiga. Sé que quiere saludarme, hablar conmigo por los rincones, charlar sentadas en una plaza recóndita por donde no pase mucha gente, gritarme entre el barullo de viandantes, cantarme en las estrecheces del barrio gótico... Sé que quiere dar la bienvenida a esta nueva etapa que se abre en mi vida, o que quiere decir adios a la que inevitablemente se va cerrando a mi espalda. Siempre lo ha hecho; en cada cambio, en la giro de la espiral que forma mi vida, ha estado ella. Barcelona me ayuda a entenderme, a verlo todo más claro, a sentirme más yo. Dicen que a veces es buena la distancia para verlo todo mejor...
Me voy. Cargo mi mochila de aventuras espaciales con poca ropa, para que no me pese y para que me sobre así espacio para traerme todo lo que pueda de allí. Sé que volveré con más de lo que me llevo. Pasearé mis prisas mañana por el aeropuerto, creyéndome tarde y agobiada por no llegar. Y deambularé hasta el reencuentro con N. por la ciudad condal, dándole los buenos días e invitándole a una caña si se deja.
Me voy para llegar. Volveré para irme.
No es el único salto que daré en lo que queda de mes.
Sólo digo que Sevilla, de algún modo, me espera a mi vuelta para cerrar el mes de Febrero. Y yo no quiero perdérmelo.
Nos vemos en nada.
Traeré souvenirs para todos.
lunes, febrero 19, 2007
viernes, febrero 16, 2007
minusculatura
hoy escribiré en minúsculas.
ayer se dio cuenta la fotógrafa mágica.
hoy ya soy consciente yo.
mis letras se sienten hoy pequeñas, diminutas ante el contenido que hace lógico su propio continente. sienten que sus significantes y sentidos son más amplios de lo que imaginaron que jamás cabrían en varias letras unidas y se agobian ante la posible sensación de incapacidad por sostenerla. piensan que se les vendrá encima, que acabarán por achatarse unas con otras, decreciendo en tamaño, aplastándose sobre la superficie.
hoy mis letras se sienten pequeñitas, pensando que jamás serán lo suficientemente útiles como para explicarme del todo.
se sienten pocas, deseando que el alfabeto se estirara hasta cincuenta o tal vez cien. que quizá con un poco más de compañía, el trabajo el equipo fuera un poco menos duro o un poco más sencillo.
hoy mis letras se sienten inferiores_incapaces_inseguras. saben que hay ocasiones en que no se las requiere porque no se las necesita porque no se pueden usar. quizá descubrieron ya el mundo que hay más allá de las palabras y el lenguaje oral_escrito y empiezan a sentirse celosas.
hoy hablan al oído, muy bajito, a baja frecuencia, invitando a quien quiera entender a acercarse un poco más. dicen susurrando.
desearían tener más inventiva, y crear nuevas palabras, nuevas combinaciones de letras que suenen bien al ser leídas, que transmitan lo que se pretendía cuando se mezclaban unas con otras. quizá fuera éste el inicio de una nueva lengua, quizá fuera dificil de entender, quizá el delirio de siquiera intentarlo sería demasiado grande... pero en el fondo bastaría con que pudiera entenderse entre dos.
jueves, febrero 15, 2007
Vértigo
Quien trajera de entre los muertos.más.vivos que coexisten entre nosotros a Sartre un ratito, para sentarle a mi lado, invitarle a un café y rogarle para que me tutoralice y me guíe en este post, que más que escrito filosófico, es una reducción de la complejidad de la(s) vida(s) -en plural y en singular a un mismo tiempo-, un delirio en Sol Menor, una ida y venida de letras fluyendo por inercia.
Hay quien piensa que la vida es dificil. Hay quien culpa a las triquiñuelas de la suerte_destino de las bondades_maldades que acaba uno sufriendo en su propia persona. Hay quien ve en la vida la mayor fuente de desesperación y angustia, por creerla escaparse de tus manos, de tu poder. Por venir ésta predeterminada de fábrica, o, peor aún, decidida de antemano por alguien supremo, invisible, y todopoderoso. Más que agobio y frustración, hay en cambio quien siente una especie de mareo interno, recorriéndote en vertical desde las terminaciones nerviosas del cerebelo hasta la uña del dedo meñique de tu pie izquierdo. El mismo vértigo que se siente cuando llegas a un alto de una montaña y bajas la mirada hacia lo que llevas por debajo. Al camino que te trajo hasta ese punto, a los pueblos por los que pasaste, a la gente con que te cruzaste, a los bichos que fuiste dejando atrás. La exhuberancia de sentirnos en la cima de nuestra vida: nuestra, pues somos nosotros quienes, responsablemente, la creamos, la construimos y la damos forma. La hacemos vivir, al fin y al cabo. Existimos para vivir, y no vivimos para existir. La acción y el no quietismo es la clave para una vida plena, esa con la que todos soñamos en algún punto de nuestra existencia, la que anhelamos inconscientemente.
No hay que tener miedo de nada. El ser humano vive viviendo, permutando_evolucionando_abandonando_encontrando_innovando_mejorando. Los cambios aparecen quizá porque en el fondo una los busca de hecho. Las personas se acercan porque tú también te acercas a ellas. El trabajo te asfixia porque sigues yendo cada día. El examen lo suspendiste porque no estudiaste lo suficiente. Todo sigue, todo cambia.
Preguntarse cómo será lo que te encontrarás más arriba en esta montaña por la que asciendes no deja de tener un ápice de misterio, quizá un poco de amargura por la incertidumbre (esa manía del hombre de creer poder saberlo todo y querer hacerlo en todo momento), pero mantiene el encanto de vivir, la sorpresa del mañana, pues jamás lo sabrás hasta que no lo hayas vivido, hasta que lo alcances, lo asimiles y forme ya un poco parte de tu pasado reciente.
El vértigo sólo será evitable mientras no mires abajo. Si te empeñas en seguir haciéndolo, simplemente piensa que jamás te caerás.
Hay quien piensa que la vida es dificil. Hay quien culpa a las triquiñuelas de la suerte_destino de las bondades_maldades que acaba uno sufriendo en su propia persona. Hay quien ve en la vida la mayor fuente de desesperación y angustia, por creerla escaparse de tus manos, de tu poder. Por venir ésta predeterminada de fábrica, o, peor aún, decidida de antemano por alguien supremo, invisible, y todopoderoso. Más que agobio y frustración, hay en cambio quien siente una especie de mareo interno, recorriéndote en vertical desde las terminaciones nerviosas del cerebelo hasta la uña del dedo meñique de tu pie izquierdo. El mismo vértigo que se siente cuando llegas a un alto de una montaña y bajas la mirada hacia lo que llevas por debajo. Al camino que te trajo hasta ese punto, a los pueblos por los que pasaste, a la gente con que te cruzaste, a los bichos que fuiste dejando atrás. La exhuberancia de sentirnos en la cima de nuestra vida: nuestra, pues somos nosotros quienes, responsablemente, la creamos, la construimos y la damos forma. La hacemos vivir, al fin y al cabo. Existimos para vivir, y no vivimos para existir. La acción y el no quietismo es la clave para una vida plena, esa con la que todos soñamos en algún punto de nuestra existencia, la que anhelamos inconscientemente.
No hay que tener miedo de nada. El ser humano vive viviendo, permutando_evolucionando_abandonando_encontrando_innovando_mejorando. Los cambios aparecen quizá porque en el fondo una los busca de hecho. Las personas se acercan porque tú también te acercas a ellas. El trabajo te asfixia porque sigues yendo cada día. El examen lo suspendiste porque no estudiaste lo suficiente. Todo sigue, todo cambia.
Preguntarse cómo será lo que te encontrarás más arriba en esta montaña por la que asciendes no deja de tener un ápice de misterio, quizá un poco de amargura por la incertidumbre (esa manía del hombre de creer poder saberlo todo y querer hacerlo en todo momento), pero mantiene el encanto de vivir, la sorpresa del mañana, pues jamás lo sabrás hasta que no lo hayas vivido, hasta que lo alcances, lo asimiles y forme ya un poco parte de tu pasado reciente.
El vértigo sólo será evitable mientras no mires abajo. Si te empeñas en seguir haciéndolo, simplemente piensa que jamás te caerás.
miércoles, febrero 14, 2007
Armonía
Soy dual, solo un poco. Algunos dicen que tiene que ver con mi signo del zodiaco. Otros simplemente achacan mi forma de ser al delirio que la invade desde hace ya unos años.
Mi cuarto también es dual.
Son dos hemiferios separados por una línea imaginaria que no se ve, no se toca, no se siente, ni se distingue. Sólo yo sabría señalarla. Dos habitaciones en una sola: dos submundos en un mismo continente.
Mi cuarto, mi refugio, mi nido, mi ecosistema, mi estudio, mi habitación es un poco azul. También un poco roja. Suave contraste. Diferencia cromática.
En el hemisferio derecho, AZUL. Allá donde descansa durante el día mi cama, abrigada ella para que no se desvele bajo ningún concepto con un edredón nórdico azul_mar, manchado con alguna flor salvaje blanca que hacen las veces de nenúfares, sostenida la cama por dos paredes que se esquinan a su lado, tambien azules, azul pastel, azul_suave_dulce_tranquilo. Flota el gotelé de las paredes de mi mitad derecha de habitación entre los celestes de un color que parece que se coló sin permiso por la ventana de un día muy despejado. Coronan la estantería que hace de mesilla unas cajoneras también azules, llenas de papeles que olvidé hace tiempo allí y que empiezan a ser documentos históricos. Sobre el lecho durmiente, otra estantería, azulosa, cerca del techo -también celeste, cómo no-, larga y estrecha, sujetándome los libros que leí hace años. Y a medio camino recorrido sobre mi cama hacia la puerta un poster de una película pegado a la pared, Land of plenty, en el que abunda, por casualidad, un color que ya he dicho...
En el hemisferio izquierdo, ROJO. Allá donde una delira_lee_escribe_estudia_trabaja_se comunica... donde el ordenador me da los buenos días cada mañana de una forma diferente, donde hago mi vida realmente, donde reposo mis ojos durante horas y horas... allá donde me miran de frente dos posters. Uno de Vértigo, para recordarme lo que se siente al estar en lo alto de mi vida. Otro de Amélie, para que no se me olvide nunca el simbolismo aplicable. Dos miradas, una hacia dentro, otra desde fuera. Dos rectángulos altos e inmensos en picado cenital, impregnados de rojos potentes_pasionales_intensos_vivos. Rojos que hacen juego con el marco de fotos que hay abajo. Con mi pelo. Con el jersey con que ya tengo manía de trabajar en casa. Con la velita de arándanos que no se gasta nunca. Con el fondo de la pared de ese hemisferio, que en vez de azul, es de color pino_roble_abedul... una gama de ocres lo empañan todo.
La cara y la cruz.
Lo frío y lo cálido.
Azul y rojo.
Todo incosnciente. Nada premeditado. Los colores y los objetos se fueron colocando allí por azar.
Hoy me he levantado rebelde. He recibido una postal. Azul. Con un cielo y un río muy azul. Mucho. Sin pensarlo la he colocado en el marco del poster de Vertigo. Ahora descansa a la altura de mi mirada, invadiendo el rojo del hemisferio izquierdo, conquistándolo un poquito. Es la nota discordante. Lo único azul en la zona.
Lo mejor es que cuanto más lo miro, más cómoda parece sentirse, y más agusto me hace sentir a mí.
Sonrisa.
Mi cuarto también es dual.
Son dos hemiferios separados por una línea imaginaria que no se ve, no se toca, no se siente, ni se distingue. Sólo yo sabría señalarla. Dos habitaciones en una sola: dos submundos en un mismo continente.
Mi cuarto, mi refugio, mi nido, mi ecosistema, mi estudio, mi habitación es un poco azul. También un poco roja. Suave contraste. Diferencia cromática.
En el hemisferio derecho, AZUL. Allá donde descansa durante el día mi cama, abrigada ella para que no se desvele bajo ningún concepto con un edredón nórdico azul_mar, manchado con alguna flor salvaje blanca que hacen las veces de nenúfares, sostenida la cama por dos paredes que se esquinan a su lado, tambien azules, azul pastel, azul_suave_dulce_tranquilo. Flota el gotelé de las paredes de mi mitad derecha de habitación entre los celestes de un color que parece que se coló sin permiso por la ventana de un día muy despejado. Coronan la estantería que hace de mesilla unas cajoneras también azules, llenas de papeles que olvidé hace tiempo allí y que empiezan a ser documentos históricos. Sobre el lecho durmiente, otra estantería, azulosa, cerca del techo -también celeste, cómo no-, larga y estrecha, sujetándome los libros que leí hace años. Y a medio camino recorrido sobre mi cama hacia la puerta un poster de una película pegado a la pared, Land of plenty, en el que abunda, por casualidad, un color que ya he dicho...
En el hemisferio izquierdo, ROJO. Allá donde una delira_lee_escribe_estudia_trabaja_se comunica... donde el ordenador me da los buenos días cada mañana de una forma diferente, donde hago mi vida realmente, donde reposo mis ojos durante horas y horas... allá donde me miran de frente dos posters. Uno de Vértigo, para recordarme lo que se siente al estar en lo alto de mi vida. Otro de Amélie, para que no se me olvide nunca el simbolismo aplicable. Dos miradas, una hacia dentro, otra desde fuera. Dos rectángulos altos e inmensos en picado cenital, impregnados de rojos potentes_pasionales_intensos_vivos. Rojos que hacen juego con el marco de fotos que hay abajo. Con mi pelo. Con el jersey con que ya tengo manía de trabajar en casa. Con la velita de arándanos que no se gasta nunca. Con el fondo de la pared de ese hemisferio, que en vez de azul, es de color pino_roble_abedul... una gama de ocres lo empañan todo.
La cara y la cruz.
Lo frío y lo cálido.
Azul y rojo.
Todo incosnciente. Nada premeditado. Los colores y los objetos se fueron colocando allí por azar.
Hoy me he levantado rebelde. He recibido una postal. Azul. Con un cielo y un río muy azul. Mucho. Sin pensarlo la he colocado en el marco del poster de Vertigo. Ahora descansa a la altura de mi mirada, invadiendo el rojo del hemisferio izquierdo, conquistándolo un poquito. Es la nota discordante. Lo único azul en la zona.
Lo mejor es que cuanto más lo miro, más cómoda parece sentirse, y más agusto me hace sentir a mí.
Sonrisa.
viernes, febrero 09, 2007
Sólo diez segundos
Quisiera parar el tiempo.
Detenerlo todo por un puñado de segundos.
La calle.la gente.los coches.las luces.el ruido.el silencio.las risas.los llantos.tú.
Todo quieto para mí.
Sólo un ratito. Lo que dura el vacío entre un parpadeo y el siguiente.
Rescatar frente a mi tu sonrisa. Un gesto. Una sombra. Dejarte inmóvil.
Mirar con pasión tu mirada, descubriéndola y desnudándola sin pudor, despojándola de tus miedos, de las inseguridades con que la tamizas, buscar en ella una razón, un pensamiento, una idea.
Colarme entre tus labios, lenta y suavemente, sin pedir permiso. Encontrarte dentro, charlar con tus emociones que, atoradas en tu garganta, se callan por mandamiento de no ser oídas. Descubrir entonces lo que piensan_s. Leer en ellas una palabra no dicha. Reirme por lo bajito por mi pícaro atrevimiento. Sentirme satisfecha.
Y luego... chasquido de dedos. Vuelta a la realidad.
Oirte reir. Sentir la inercia del movimiento exterior en la superficie de mi interno. Las luces que parpadean de nuevo. Que siguen incitádonos al movimiento. El claxon. La música del coche. Tu voz resonando por fuera, coládoseme dentro. Mirarte y sonreir en el estómago. Oirme felicitarme por tamaña proeza. Dejar que sigas hablándome como tú quieras... no olvidar que siempre puedo volver a hacer chás!
Detenerlo todo por un puñado de segundos.
La calle.la gente.los coches.las luces.el ruido.el silencio.las risas.los llantos.tú.
Todo quieto para mí.
Sólo un ratito. Lo que dura el vacío entre un parpadeo y el siguiente.
Rescatar frente a mi tu sonrisa. Un gesto. Una sombra. Dejarte inmóvil.
Mirar con pasión tu mirada, descubriéndola y desnudándola sin pudor, despojándola de tus miedos, de las inseguridades con que la tamizas, buscar en ella una razón, un pensamiento, una idea.
Colarme entre tus labios, lenta y suavemente, sin pedir permiso. Encontrarte dentro, charlar con tus emociones que, atoradas en tu garganta, se callan por mandamiento de no ser oídas. Descubrir entonces lo que piensan_s. Leer en ellas una palabra no dicha. Reirme por lo bajito por mi pícaro atrevimiento. Sentirme satisfecha.
Y luego... chasquido de dedos. Vuelta a la realidad.
Oirte reir. Sentir la inercia del movimiento exterior en la superficie de mi interno. Las luces que parpadean de nuevo. Que siguen incitádonos al movimiento. El claxon. La música del coche. Tu voz resonando por fuera, coládoseme dentro. Mirarte y sonreir en el estómago. Oirme felicitarme por tamaña proeza. Dejar que sigas hablándome como tú quieras... no olvidar que siempre puedo volver a hacer chás!
martes, febrero 06, 2007
(Kg)
Hoy me pesan las ausencias. Me aplastan contra el suelo_la silla_la cama_el sillón los vacíos que dejaron los que estuvieron y ahora se ausentan en la lejanía de los kilómetros, en el drama de la distancia, en la penumbra de las obligaciones, en las sombras de los exámenes. Me cae encima mi propia ociosidad, que me incita a pensar en estas cosas, que abre la puerta a todo lo demás. Me diluvian sus palabras_las que dijeron y resuenan_, sus perfumes_los que desprendían a mi lado_, sus gestos_los que les definían y moldeaban_; el rastro luminoso de su partida, lo único que de verdad me demuestra que hoy no están aquí. Me agobia la conciencia, que viene de la mano con la culpabilidad, que juntas, cotorreando en voz baja, hacen de la ausencia y el no_estar un trago desgradable. Y echo de menos. Hoy estoy echándote de menos. Porque hay veces, unas cuantas especialmente, que me gustaría estar más cerca. Me sobreviene tu cansancio al llegar a casa tras 8 horas de trabajo, los dolores_molestias_cabronadas de un virus sin piedad. Me contagio. Me empieza a doler todo un poco. Un latido de pesadez en lo alto de mi cabeza. Un pinchazo en la punta de los dedos, que se resienten de tener que escribirte con ellos en lugar de poder hablarte por los ojos.
Me pesan las mañanas. Las tardes. Las noches. Me pesa todo lo que hoy no tengo. Los bordes de las cosas que se me han ido. Los marcos de las fotos que reproducen en mi mente lo que viví con mi cuerpo. Me pesa tu mirada, que ya no está. Me pesa tu abrazo, que queda lejos. Me pesa un beso, que no tengo. Me pesan las cosquillas, que no siento. Me pesan las risas, que no oigo. Me pesan las bromas, que no capto. Me pesan los paisajes, que pisamos a dos pares. Me pesa el delirio, que sin tí, lo es un poco menos...
domingo, febrero 04, 2007
Conexión
Receta para dos personas.
Tres ingredientes.
Sólo tres para la receta más compleja.
A saber; una mirada, una palabra y un gesto.
Una mirada de esas debidas, que se enconde en la distancia y que aparece cuando estás cerca, primero tímida, luego confiada, que se cuela entre mil recovecos y que muestra un poquito del alma de quien la posee, alteran a quien la observa y une a las dos por un suspiro corto e interminable.
Una palabra, una unida a una segunda, ésta a una tercera y con ella una frase, una conversación, una charla durante cuatro horas, intercalando palabras con pasos, saltando de un tema a otro, girando entre tonos y acentos, saltando por encima de chistes y dejándose arrastrar por las impresiones de una personalidad que se adivina de fondo.
Un gesto oportuno, medido, coherente, pertinaz, justo y sentido. Un abrazo, un roce, una simple mirada que acaricia. Un todo unido a la nada del sentido del tacto. Una mano que atraviesa sin quererlo el abrigo, el jersey, la camiseta, las tres capas de una fría mañana de febrero, calentando a su paso mucho más que la superficie.
Tres. Una mezcla audaz y sencilla, improvosada sobre la marcha, haciéndose a sí misma con el transcurso de un corto y fugaz, rápido y demasiado corto fin de semana.
Sunday Morning_Mujeres en el parque_Día Tonto
Hoy mi delirio me ha superado. Lo reconozco. Debo hacerlo. Hoy me ha consumido, me ha desbordado y me ha inundado. Como diría Pastora "hoy tengo un día de esos majaderos" de esos que lloras de alegría inesperadamente, y ese genial amigo_compi de trabajo tuyo que te ve no lo entiende, y se cuestiona, y se preocupa, y no se queda tranquilo. Y tú sigues llorando delante del cristal y de treinta personas esperando a comprar su entrada. Y él sabiamente te demuestra lo genial amigo que es y te arrastra de la silla, por la calle, hasta un bar, te sienta y ahoga tus lágrimas de felicidad en diversos otros líquidos bebibles y menos salados. Te distrae. Bromea. Te lleva lejos de un atisbo de bajón lejano en probabilidades. Y entonces te das cuenta de lo fantástico que ha sido todo, de lo feliz que eres, de la suerte que tienes de tener a ese genial amigo a tu lado en ese momento, del maravilloso fin de semana que has pasado y de tu propia vida en general. Y rompes a llorar otra vez. El delirio despuntó, por culpa del puto burrito. Os lo tenía que contar.
Tres ingredientes.
Sólo tres para la receta más compleja.
A saber; una mirada, una palabra y un gesto.
Una mirada de esas debidas, que se enconde en la distancia y que aparece cuando estás cerca, primero tímida, luego confiada, que se cuela entre mil recovecos y que muestra un poquito del alma de quien la posee, alteran a quien la observa y une a las dos por un suspiro corto e interminable.
Una palabra, una unida a una segunda, ésta a una tercera y con ella una frase, una conversación, una charla durante cuatro horas, intercalando palabras con pasos, saltando de un tema a otro, girando entre tonos y acentos, saltando por encima de chistes y dejándose arrastrar por las impresiones de una personalidad que se adivina de fondo.
Un gesto oportuno, medido, coherente, pertinaz, justo y sentido. Un abrazo, un roce, una simple mirada que acaricia. Un todo unido a la nada del sentido del tacto. Una mano que atraviesa sin quererlo el abrigo, el jersey, la camiseta, las tres capas de una fría mañana de febrero, calentando a su paso mucho más que la superficie.
Tres. Una mezcla audaz y sencilla, improvosada sobre la marcha, haciéndose a sí misma con el transcurso de un corto y fugaz, rápido y demasiado corto fin de semana.
Sunday Morning_Mujeres en el parque_Día Tonto
Hoy mi delirio me ha superado. Lo reconozco. Debo hacerlo. Hoy me ha consumido, me ha desbordado y me ha inundado. Como diría Pastora "hoy tengo un día de esos majaderos" de esos que lloras de alegría inesperadamente, y ese genial amigo_compi de trabajo tuyo que te ve no lo entiende, y se cuestiona, y se preocupa, y no se queda tranquilo. Y tú sigues llorando delante del cristal y de treinta personas esperando a comprar su entrada. Y él sabiamente te demuestra lo genial amigo que es y te arrastra de la silla, por la calle, hasta un bar, te sienta y ahoga tus lágrimas de felicidad en diversos otros líquidos bebibles y menos salados. Te distrae. Bromea. Te lleva lejos de un atisbo de bajón lejano en probabilidades. Y entonces te das cuenta de lo fantástico que ha sido todo, de lo feliz que eres, de la suerte que tienes de tener a ese genial amigo a tu lado en ese momento, del maravilloso fin de semana que has pasado y de tu propia vida en general. Y rompes a llorar otra vez. El delirio despuntó, por culpa del puto burrito. Os lo tenía que contar.
jueves, febrero 01, 2007
Hoy, apagón
Apagón 1 de febrero a las 19:55 hasta las 20:00 (hora española)
Iniciativa internacional (vease, Alianza por el planeta, Les amis de la terre, etc), mediatizada_impulsada por los blogs, por los internautas y ahora, en último momento, por los medios de comunicación, al enterarse que el Ministerio de Medioambiente se va a unir a la propuesta. Concienciación ciudadana, activismo miniaturizado en reacción al cambio climático_el calentamiento global_el fin/congelación del mundo. Concienciar a los gobiernos en la necesidad de actuar. Ya.
Simple_sencilla_fácil, consiste en apagarlo todo, todo lo que beba del cable de la electricidad, todo lo que se alimente de la corriente alterna, lo que consuma electrones de la no_renovable.
Apagar. Quedadarse a oscuras en consecuencia. 5 minutos. Se me ocurren muchas cosas en qué invertirlos sin necesidad de tirar de la luz_electricidad...
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