busca entre mis delirios

martes, diciembre 14, 2004

PIXAR y The Incredibles

Advierto que ya he visto dos veces The Incredibles para reafirmarme a mí misma por qué me había dejado aquella primera sensación, tan diferente y discorde con las opiniones de casi todos los que me rodean.
Y este segundo visionado me ha confirmado lo que pensé en el primero.
La película está muy bien estéticamente o visualmente hablando. Efectos súper conseguidos, encuadres de la hostia, secuencias muy bien llevadas, innovación de su propia innovación... efectivamente se lo han currado tanto, tanto, tanto que entiendo perfectamente a aquellos que dicen, y no creo por desgracia que se equivoquen, que Pixar no podrá hacer nada mejor.
Efectivamente. Si ya se empezaron luciendo con las texturas en Toy Story, con el pelo y el movimiento del mismo en Monsters, con el agua y sus partículas en Nemo, aquí han tirado la piedra lo más lejos que podían; velocidad, arquitectura, músculos, facciones humanas, pelo de nuevo (Violet), agua (seguramente sacada de archivo de lo que sobró de Nemo), fuego, explosiones, tecnología...
Muy mal hecho por su parte, pues ahora la de Cars parecerá un truñito al compararla con esta pues no tienen muy amplio catálogo de opciones sobre las que innovar. Prometo que si luego nos sorprenden con la peliculilla en cuestión me tragaré todas y cada una de mis palabras.
Y digo que sí, que tecnicamente es la mejor película que ha hecho Pixar, pero a nivel de historia, de guión, de contenido, de carnaza se confirman que van de capa caída, que se están preocupando mucho más por sorprender al público con los efectos (que es lo que se lleva) y no con una historia rompedora.

Y miro atrás (y obvio Toy Story 2 por ser segunda parte y Bichos que lo ha visto) y pienso...



En Toy Story, 1995, se nos cuenta la historia de dos juguetes que tienen vida propia, ajena y secreta a la de su amo (¡!), y en la que reina Woody. Un día llega la competencia, Buzz Lightyear, que se convierte en el juguete predilecto del niño. Y aunque se llevan a matar, cuando son separados, emprenden todos juntos una marcha en busca del juguete desaparecido(¡!).



Monsters Inc, 2001, trata de una ciudad heterogénea a más no poder habitada sólo y exclusivamente por monstruos (¡!), que se abastece gracias a la energía obtenida de los gritos que los niños emiten al ser asustados (¡!) a través de unas puertas virtuales (¡!) que comunican la central con sus casas. Pero en este mundo, tremendamente alérgico a las pequeñas criaturitas, se introduce una polizona de corta edad (¡!) y uno de los monstruos, que descubrimos que tiene gran corazón a pesar de todo, se dedica a protegerla y devolverla a su hogar. Y gracias a esta pequeña niñita se dan cuenta que es mucho más provechosa la energía extraída de las risas de estos chavales que las provocadas por el miedo (¡!).



Nemo, 2003, un pez payaso y su hijo, que llevan una vida normal (¡!). Un día el hijo es pescado y comprado por un odontólogo que pretende regalárselo a su sobrinita repulsiva. El padre de Nemo, tremendamente aprensivo emprende una aventura a través del océano acompañado por una pececita que padece de pérdida de memoria instantánea (¡!), para conseguir juntos juntos encontrar a su hijo perdido -que por cierto, ahora vive en un mundo paralelo con nuevos amigos-. Y en el camino hasta conseguirlo, se encuentra diferentes aventuras como la de una reunión de tiburones anónimos que están dejando de comerse a los pececillos o un colectivo de tortugas un tanto colgadas (¡!).



Pero sin embargo llegamos a The incredibles, 2004 y tenemos una mezcolanza de lo ya hecho; spiderman, batman, Watchmen, Spy Kids, los cuatro fantásticos, James Bond, X-Men. O sea, que ni son originales en sus ideas, ni tan increíbles como se hacen nombrar.

Y me atrevo a hacer una previsión. Toy Story será siempre Toy story y supondrá esa ruptura ese gran comienzo, pero esta última que acabamos de ver va a a envejecer fatalmente, porque para ver a un super salvando el mundo, ya vamos a tener otras decenas de películas con personajes reales que van a llegar a suplirla y eclipsarla.

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