busca entre mis delirios

viernes, diciembre 10, 2004

Conflicto de intereses



Hoy, para variar un poco, voy a usar el blog como herramienta de desfogue, que a mi chico, el pobre, lo tengo muy mareado ya.

Resulta que hasta hace poco yo tenía un muy buen amigo. Una persona que había estado a mi lado durante un año. Más bien, siendo precisos, YO había estado a su lado durante largo tiempo.
Sufrí junto a él sus crisis, sus neuras, sus intentos de suicidio, su impotencia, su infelicidad y trataba con todas las fuerzas que había en mi cuerpo de hacerle aunque fuera un poco feliz cada día. Ese era, entre otros, mi propósito al levantarme.
Resultó que aquella leyenda urbana de que ‘se puede ser solo amigos y nada más’, es eso, una leyenda, y una turbia historia de culpas y errores estuvieron a punto de poner en riesgo mi relación con la única persona que me importa de verdad en ese sentido, la única a la que quiero y amo profundamente, mi novio.
Obviamente, fue una crisis que aunque duró mucho más de lo que ninguno de los dos hubiera deseado, pasó pronto y este amigo mío se largó, no sé si por miedo, por escapar, por huir, por dejar atrás el pasado y a mi misma, a Edimburgo durante el verano.
Pero el verano pasó y llegó septiembre y octubre y noviembre… y el tío sigue allí.
Sucedió que durante su estancia por tierras irlandesas yo necesité por primera vez en la relación de su ayuda como amigo, de su apoyo, de su comprensión pues estaba pasando por momentos en que me era imprescindible cada soplo de aire que me llegara desde fuera. Pero él no respondió. Para una vez que era YO la que le necesitaba a él y no al contrario… Estaba demasiado liado con sus propios problemas y preparativos de las fiestas cerveceras como para acordarse de alguien como yo que estaba a cientos de kilómetros.

Total, que, como huelga decir, se enfrió de tal modo la relación que perdí casi toda la confianza que tenía con él, y también las ganas de contarle nada, la fraternidad, el cariño, la vela se apagó casi por completo. Pero sí, manteníamos cierta correspondencia muy superficial via e-mail que nos ponía al día de si el otro seguía vivo después de todo.

Pero, y aquí viene lo interesante, ahora resulta que el niño se enfada porque le cuento que tengo otros amigos, porque ve que mi vida se ha rehecho, que no estoy sola, que nunca lo he estado y que en el fondo, ni él era taaaaaaaan importante como se pensaba, ni el hueco que dejó cuando se marchó en el peor momento, ha sido difícil de rellenar.
Se mosquea porque ahora hay otra persona con quien me río. Porque hay más gente que me entiende, porque hay personas que me leen a diario, que saben de mi con frecuencia, con los que me divierto, veo películas o simplemente comparto mi tiempo…
Y se mosquea él, que fue quien se marchó de España, quien no cumplió lo prometido de irse solo dos meses, ni de volver a verme para septiembre, ni de escribirme cada día, ni de llamarme cada semana

Y digo yo, ¿Qué es esta obsesión por el estado de exclusividad? ¿por qué nos enfadamos si no tenemos a alguien sólo para nosotros? ¿acaso nos sentimos inferiores si no tenemos a alguien que dependa de nosotros para ser feliz? ¿será algo heredado de esta era del consumismo en que estamos acostumbrados a que si tenemos algo es porque lo hemos comprado y por tanto será nuestro para siempre?

Perpleja y anonada me quedo al leer a esa persona que tantos disgustos me ha dado y por la que me he dejado la piel y los huesos, decirme que me borra del Messenger o que me pone como correo no deseado. Y todo por un puñado de amigos…

1 comentario:

PennyLane dijo...

algunos amigos por desgracia no saben qué es lo q supone tener un amigo.
yo he tenido experiencias parecidas con amigos, así q supongo q la leyenda urbana debe ser cierta, siempre lo enturbia todo el sexo entre chicos y chicas.
aunque aún así, sigo teniendo buenos amigos chicos.

BEXETS!