busca entre mis delirios

martes, junio 13, 2006

Recuerdos

Están ahí, y no nos damos cuenta. Forman parte ya de nuestra memoria, de parte de nuestro pasado, de risas o llantos que vivimos tiempo atrás. Quedan atados a personas, lugares, situaciones lejanas que a veces creemos olvidadas. Pero hay ocasiones en que si miras con atención puedes encontrar el rastro que te lleve a ellos. Los recuerdos están aquí y ahora, en el más inmediato presente, y aparecen de vez en cuando para recordarnos lo que fuimos y lo que hicimos hace tiempo. En nuestro bolso, en la cartera, en un cajón cualquiera, en el fondo de una caja, en el bolsillo del abrigo que ya no te pones. Están en todas partes. En mi habitación se amontonan, casi todos pertenecen a un mismo dueño, por el tiempo, porque hacen mella los años, y tantos dan para mucho.

Pero encima de mi cama tengo una estantería, en ella hay un barquito de papel fruto de una papiroflexia sencilla. El papel es la ficha técnica de una película ("Lutero"). Ese barco fue producto de una tarde divertida y simpática que recuerdo con especial cariño; tarde de confesiones, de apertura de confianzas, de afianzamiento de amistades, de definir relaciones. Me lo regaló D., y aún está ahí, porque me hizo prometer que no lo tiraría, que sería responsable de que su barco no fuera a la deriva. No se me ocurriría faltar a esa promesa.

Un poco más arriba hay una caja roja, con un lazo a su alrededor. Está vacía, pero en su momento hubo algo dentro en forma de regalo. Un regalo adelantado de cumpleaños o siempre a tiempo para cualquier otra razón. Regalos bonitos e inesperados que siempre hacen sonreir. Incluso ahora, cuando abro la caja y la veo vacía. No está ahí. Pero sigue.

Y delante de mi escritorio tengo una caja donde guardo céntimos. Es mi forma peculiar de ahorrar [con cantidades más grandes soy incapaz]. Entre ellas hay un tapón de corcho. Peculiar. Es de aquella tarde de "pechada" en el cine, sin poder parar de reir, haciendo el ridículo enfrente de los clientes [gracias al cielo que no estaba aquel día mi jefe], descojonándonos por todo y por nada, sobre todo por nada, M. y yo detrás de taquilla. Dos locas sinsentido y sinverguenzas. Recuerdo lo ligera que acabé aquella tarde, como si en la risa se me hubieran ido kilos de preocupaciones. El tapón era mera excusa para la carcajada. Era lo que nos tirábamos la una a la otra para instarnos a callar. Era lo que al golpearnos en cualquier parte, sólo conseguía activarnos más aún. El tapón voló por los aires ese día. Hoy está aquí. Y cada vez que lo miro, no puedo evitar una sonrisa.

Y tengo el bono de transportes delante. Dentro seguro que hay algo a modo de recuerdo. Una entrada de cine. Varias más bien. Una especial. Está casi borrada. ¿Será por el paso del tiempo? Vorvik. Cine Doré. Sala 1. 17:30. 22-11-05. NO NUMERADA. No pone más. Y ni falta que hace. Recuerdo ese día como si fuera antes de ayer. Si me esfuerzo puedo hasta recordar qué ropa llevaba puesta. Recuerdo qué hicimos después. Recuerdo la compañía. Recuerdo muy bien la compañía, porque fue una ocasión especial. Para mí y para nosotras. Es un recuerdo curioso, porque aunque la película resultara soporífera, no podía parar de mirar la pantalla; la tentación que se me había sentado a mi derecha era demasiado poderosa. Y estábamos en las primeras filas.

Tengo por aquí también una entrada de cine vacía, sin imprimir. Es un recuerdo de verano. Huele a él. Al verano pasado. Es azul, cuadrada, pequeña. Y pone a mano "Al paraíso". Era mi entrada al paraíso. Me la regaló aquel chico misterioso que compartió agosto conmigo en el cine. Yo aún no la he gastado, porque no tiene fecha, ni hora de sesión. Pero a veces me pregunto si él llegó a tiempo al pase. A veces, muy de vez en cuando, me acuerdo de él. ¿Alcanzaría el paraíso? Porque esa entrada no era para mí.

Y tengo tantas cosas, que si empiezo no paro. Podría hacer varias entregas. La rosa roja, ya seca, que me regaló por Sant Jordi. El peluche al que, por más que lo intento, no puedo imaginármelo sin la voz de él por encima. El resguardo de la facturación del último viaje a Barna. El billete de vuelta del autobus Logroño-Madrid. El tapón de una botella de vino. Apuntes que no fueron tomados por mi. Una carta por responder desde hace meses encima de la mesa. Un billete de diez viajes de autobus a Madrid que usó una visita especial; se agotó hace un mes, justo hoy, treinta días. Y un despertador, naranja, sin pilas, pequeño, que marca las 3 y 4 minutos desde hace, calculo, seis meses al menos. Le quité las pilas en un atque de miedo compulsivo.

Demasiados. Todos bonitos. Los malos los tiro, los quemo o los escondo. Me gusta volver al pasado si es para sonreir. Me gustan los recuerdos. Me gustan que formen una pequeña parte de mi. O mejor aún, que yo los haya creado a ellos a medias con alguien. Me encanta.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo siempre he admirado a la gente que tiene recuerdos por todas partes, es como una especie de prueba de lo queridos que han sido, de las huellas que han dejado en los demás. Y de las que los demás han dejado en ellos mismos.

La verdad es que yo no tengo demasiados xD, casi todas las cosas que tengo por ahí las llevé a dónde estaban, pero bueno... eso ya es otra historia. Supongo que estoy empezando a vivir ;)

Besos!! ;)
(porque eres especial)

Griada dijo...

¿Vorvik? Gran película, si señora. Hay que joderse lo que hacen algunas por ver a la Valverde... (que, por cierto, me han dicho que se pasa el dia en la FNAC)Y no insultes a la peli, no es soporífera, por lo menos, cuando yo la vi, me reí muchisimo. Jajajaja. Técnicamente cuando nos acostamos no eras mi padre porque ya habían mutado tu ADN... ¡Ay dios!
Y... muy fuerte lo de las pilas

delirante dijo...

MARTA: yo admiro a la gente que me da motivos para guardar cosas. Eso de incitar a la acumulación de chorradas tiene un mérito impresionante, sólo lo hago con unos pocos.

HADA: baaaaaaaaaaaaaah... la valverde... pseee... tampoco es para tanto... era la peli, que me interesó por su argumento... xDDDD
y lo fuerte no es lo de las pilas, es que las manijas están superquietas!

Anónimo dijo...

pues desde aqui os digo que "cuidado con los recuerdos"... son una trampa del ego!
La vida hay que vivirla a cada momento, no hay que vivir en el pasado pues el pasado pasado está... y el futuro esta por llegar.
El hoy es lo importante!

delirante dijo...

Papi, los recuerdos no son malos si sólo son parte del atrezzo de tu vida. Los recuerdos, los diarios, hasta el blog mismo constituyen un apoyo enorme para que no nos olvidemos de lo que fuimos. A mi me gustan, no llego a fan, pero me gustan. Además, considero que son inevitables...
Un besillo

Anónimo dijo...

¿Cuando podemos estar seguros que haber vencido a nuestro ego?. Podemos estar seguros de ello cuando no nos importaria que a cada segundo se nos borrara la memoria y no pudieramos recordar nada de lo que eramos, pero no perdieramos nuestros conocimientos ni nuestras habilidades.
A eso es a lo que hay que estar dispuesto para comenzar a "ascender" espiritualmente, eso es lo que se conoce como "morir en vida" (te suena?).
Los recuerdos solo son un divertimiento del ego, para que no olvidemos nunca quien somos ni de donde venimos... lo que sucede es que NO somos lo que nuestros recuerdos nos dice que somos, ni venimos de donde creemos que venimos.

Cuidado con los recuerdos, son armas de doble filo. Hay que estar dispuesto a perderlos.

Besotes!

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tu ritmo de actualización! No sé hasta q punto los recuerdos pueden ser un arma de doble filo. Lo serán en la medida en que uno se aferre sólo a eso. Eso que dicen que uno es viejo cuando pesan más los recuerdos que los proyectos. No es el caso de Deli!

Besos!

delirante dijo...

ay sunes, como te adoro... tu si que me comprendes!!!
por cierto, se te echaba de menos por mis delirios...

un besito... y a ver si nos vemos con calma

Anónimo dijo...

Sunes tu misma lo dices..."Lo serán en la medida en que uno se aferre sólo a eso".. pero yo aclaro: Lo serán en la medida en que uno se aferre a eso".

Lo importante es estar dispuesto a perderlos. No es tan importante tenerlos como estar dispuesto a perderlos.
Cuando estes realmente dispuesta a perder tus recuerdos te daras cuenta de que no son necesarios.

;-)

Deli... claro que te entiendo. Solo te puntualizo.

Besoooooooootes de un oso amoroso!
;-)

delirante dijo...

si ya sé que me entiendes, papi... demasiado bien ;)

la cosa está en que aún no entiendo muy bien... ¿es que acaso se pueden evitar los recuerdos? contéstame a eso, papi. ¿puedes evitar de algún modo que te aborden recuerdos del pasado?

yo puedo vivir perfectamente sin ellos, por tanto estoy perfectamente dispuesta a perderlos... pero ¿es eso posible acaso? ¿sugieres que es posible que dentro de un tiempo, si paso por cierto cine, o veo una copia de Vorvik en la FNAC, podré no acordarme de algo que me ha pasado, podré no asociarlo a una persona, a lo que ella significó para mi, etc? ¿en serio? ¿y no tendré que hacerme un escáner y descartar amnesia?

delirante dijo...

por cierto, papi... has visto "eternal sunshine of the spotless mind" ("olvidate de mi")?

es que todo esto me recuerda mucho muchísimo a esa película...

Anónimo dijo...

Hola Deli,
Realmente no se trata de eliminarlos, se trata de no tenerlos presentes... de no darles importancia. De que no sean necesarios.
Se trata de pasar por delante de un cine y reconocerlo, pero conseguir no pensar nunca en ese cine si no pasas por delante o alguien no te pregunta sobre él.
Se trata de dejar la mente en blanco, de estar observando siempre. Si observas no recuerdas.

Yo, desde hace un par de semanas (creo que es un "efecto secundario" de una cosa que hice... te imaginas cual, no?) consigo con cierta falicidad ir por la calle con la mente TOTALMENTE en blanco, consigo meditar mientras ando.
Si les das importancia a los recuerdos éstos te atrapan y de vez en cuando aparecen por si solos.

Nop, no he visto esa pelicula. De hecho desde hace mas de un año no voy al cine ni alquilo peliculas...y lo que es mas increible... la TV de mi casa no se pasa encendida ni una hora al dia. ES POSIBLE VIVIR SIN TELEVISION!!

Anónimo dijo...

pues yo stoy entre las dos cosas... q unos días sólo vivo de recuerdos y otros ni si quiera pienso en ellos....

por cierto papi, la peli te la presto yo (cuando la recupere... adivinas quién la tiene?? y es q no me ha devuelto ninguna de mis cosas!!)

BEXETS!!

Nesk dijo...

Yo tengo un montón de recuerdos. Obviamente no se puede vivir de ellos, pero son necesarios.
Los recuerdos son las instantaneas de la vida y aquello que guardamos, los pequeños tesoros.

Anónimo dijo...

Nesk... te puedo asegurar que los recuerdos no son necesarios en absoluto, muy al contrario pueden terminar convirtiendose en remoras que no hacen mas que complicarte la existencia.
Que sea dificil vivir sin recuerdos no tiene nada que ver con que sean necesarios. De eso nada... es cuestion de trabajar en ello y... terminan desapareciendo por si solos.
Esos pequeños tesoros que tu crees que son los recuerdos, como tesoros que son, tienen un peso, y a mas peso mas cuesta avanzar en la vida.. y cuanto mas te cuesta avanzar menos feliz eres y menos te desarrollas como persona.
Hay un tesoro que no pesa nada y que le da mil vueltas a esos "pequeños tesoros" que tu dices que son los recuerdos: la propia vida.
Vive, aprende a vivir el momento y olvidate del pasado. Ese es el autentico tesoro, eso es justamente lo que antaño se conocia como "la piedra filosofal", pues cuando aprendes a vivir asi, todo brilla, resplandece y te hace feliz.

Venga nesk... animate a quemar los recuerdos. Hagamos una hoguera ahoras que llega san juan.


Penny... espero la peli con los brazos abiertos (que dicho sea de paso es como mejor estan... abiertos)

Anónimo dijo...

Guau, cuánta polémica a partir de una palabra: recuerdos.

Supongo que se trata de eso, de que son inevitables. A veces es agradable también mirar detalles que te rodean y dedicar una tarde a recordar, hay tiempo para todo en esta vida ¿no?

También entiendo lo que dice papa oso, los recuerdos pueden convertise en eso, en lastres, en velos que no te dejan ver lo que tienes delante de tus narices y que te hacen dejar escapar miles de oportunidades, aunque consista sólo en eso, en una oportunidad de ver cómo el sol se va, o como refresca la brisa ese día... cositas de esas que te hacen sentir viv@

Pero los extremos nunca me convencen del todo :S, una cosa es no depender de los recuerdos y otra muy diferente desvalorizarlos del todo... no sé, no sé. Supongo que es algo muy personal.

Besos!

delirante dijo...

Jo, que guay... Me encantan estas polémicas!

Yo tengo un dilema enorme, porque, como penny, estoy un poco con todos.

De acuerdo con Papa Oso con eso de tratar de vivir sin ellos. Lo del ejemplo del cine me define. Yo no me acuerdo de situaciones así por así, sino cuando el recuerdo me viene a mí.

Pero tambien estoy de acuerdo con Nesk (holaaaa!!!! ;) ) con que son nuestras pequeñas joyitas. Pero además es que es de lo más NUESTRO que podemos llegar a tener. Son historias, pequeños cuentos, relatos cortos que escribimos junto a otras personas, y que queramos o no, son dificiles de olvidar porque nos marcaron en su momento.

Pero sí, que nunca se conviertan en lastres, ni en motivos para llorar o amargarse. Son sólo parte del album de fotos de nuestras vidas. Lo miras de vez en cuando, o se lo enseñas a algún amigo, y ahí estás tú cuando tenías 7 años menos. Esa es tu vida

Un beso enorme a todos y feliz fin de semana!!!!

Anónimo dijo...

Deli lo define a la perfeccion: "Yo no me acuerdo de situaciones así por así, sino cuando el recuerdo me viene a mí."

Los recuerdos no deben irse a buscar. Ese es el autentico problema... ir a buscarlos.


Besoooooooooootes!!