busca entre mis delirios

jueves, marzo 16, 2006

Todo me huele a Mar

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Algunos llegásteis a enteraros. Otros no. Yo y mis viajes relámpago. Mis improvisaciones y yo. Para los que quedaron descolgados, informo que estos días anteriores he estado en las Islas, en Las Palmas. Me llevó allí algo muy parecido a una sirena, la misma que cantaba y me robaba las palabras en hilos de este blog semanas atrás. Bueno, eso, y la fantástica idea de hace unos días de las compañias aéreas de hacer un 50% en los vuelos nacionales. Llegué, pues, a ella y al Mar cuatro días atrás y aún sigo sintiendo la brisilla matutina en mi rostro. Pero, como todo lo bueno, el viaje acabó donde empezó, aunque demasiado pronto para mi gusto; primero en el aeropuerto de Madrid, más tarde en el metro y al final en mi cuarto. Y aún así, sigue oliendo a aire salado. Y hoy me levanté dispuesta a ir a la Universidad, cargadas las pilas y dispuesta con ánimos. Y cogí el autobús y ya empezó a ser raro. Ya no se llama guagua, ahora es verde y esquiva con tesón y algo de torpeza las miles de zanjas que hay en la carretera (y en todo Madrid por extensión de las málditas obras de la Comunidad). Y luego llego al metro y todos se apelotonan para entrar en peso al vagón, chillando, nerviosos y estresados. Nadie mira a nadie. Cada uno en su propio mundo. Ya no hay acentos, ya no hay esa calma tan linda que suaviza los nervios. Y luego llego a Ciudad Universitaria y un poco más de lo mismo, pero peor. Porque hoy todos tenian calor. La gente en manga corta tirada en el cesped. Todos mirándome mal por esa preciosa chaqueta roja mía que tanta falta me hacía. Qué podía hacer si yo tenía frío. Mi cuerpo se acostumbró a los 26 grados de allá. También a la hora menos. También al calor humano que allí sentí y que hoy, en lo que va de mañana, echo en falta. También a sentir de cerca las olas. También a la sensación de estar flotando permanentemente. También a la idea de saber que estoy lejos de todo lo malo que pudiera tener la Península. Tambien a la tranquilidad de mi imaginación fantasiosa de que allí se me paró por tres días el tiempo a modo de paréntesis para que pudiera tomar todo el aire limpio que quisiera, para que él me renovara por dentro. También a la gente de allá, a la amabilidad propia de ellos, a su música vocal, a sus giros y a su inestimable compañía y diversión. También a las canciones que Marta me dedicó, a todos y cada uno de los momentos que se me apelotonan en mi cajón de recuerdos. También a Tania y a su non-stop conversación, siempre ahí, para poner la guinda a nuestras risas.
Y en cambio aquí, todos, envidiosos ellos, se esfuerzan en recordarme que estoy en Madrid. Pero me da igual. Me queda Canarias para rato. Yo sigo oliendo a Mar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy tenías frío? NOOOOOO... Con un frigofóbico ya teníamos suficiente. Madre mía... tal para cual! XD


Besos

Anónimo dijo...

Jijijiji k aki poniendo Guindas :P Poss na, un placer tenerte en la isla XD. A ver si vuelves k la Mar no es la misma sin ti ;)

Anónimo dijo...

Hoola!! He tardado en comentar por diversas razones, primero porque me dejaste en las nubes y no sabía que poner y que quedara bien xD y luego bueno, luego ya sabes por qué.

Pero aprovecho este inciso, antes de irme a dormir prontito hoy, para decirte que, aunque parezca mentira, el olor de Laura parece perseguirme también y estar en todas partes... ains

Prometo que la próxima vez verás mucho más la isla, que haremos excursiones verdaderas xD y que lo pasarás mejor aún, si cabe.

Subiremos de nuevo a esta nube juntas :)

Un beso mi niña!!!!

Fausto dijo...

Qué genial que volviste! Yo lo haré dentro de poco..jijiji..

Besines enormes, sin sal!

delirante dijo...

Si tiaaaaaaaaa... el frigofóbico me lo ha pegado!! Brrrr, que frio en Madrid!!! xDDD

Meike... que sepas que te contesté al email ;)