Este año fue diferente. Pero… ¿diferente mejor o diferente peor? Sencillamente, diferente en todos y cada uno de los sentidos en que podríamos diseccionar estos días de vacaciones y trabajo. A veces no es nada fácil emitir una opinión objetiva y directa de las impresiones y sentimientos padecidos y sentidos durante un periodo de tu vida. Pero aún con todo, y dejando de desvariar suficiente como para que sigáis leyendo, diré que, a pesar de todo, han sido siete días maravillosos. Las películas ya sabéis más o menos lo que me han parecido. Algunas contribuyeron a alegrarme el día (o la tarde, o la noche… que había momentos en que no era totalmente consciente de si era de noche o de día allá fuera) y a casi mosquearme en otras. En cualquier caso, las cinco películas diarias, las ruedas de prensa, las carreras del Kursaal a los Principal, las esperas en el Hotel Maria Cristina en las llegadas de los actores, actrices y directores y el tener en cuenta el reloj en todo momento, no hizo más que incrementar mi ya agotado estado de estrés natural. Un agobio que tan sólo se difuminaba cuando por fin llegábamos a la maravillosa pensión (cuando vayáis a Donostia avisadme y os doy referencias) y abría con cuidado y desesperación las sábanas de la cama. Pero, con todo, repito: maravillosa experiencia.
Ya sabéis algunos lo que opino de Donostia, una de las dos o tres ciudades más bonitas que conozco. La ciudad que mejor conjuga playa y montaña. La ciudad en que una podría pasar horas y horas paseando sin parar, perdiéndose entre las calles por las que pasó hace dos minutos. Una ciudad para disfrutarla, en soledad o en compañía. Perfecta. Limpia, sencilla, preciosa y tranquila. Una especie de antítesis de Madrid. Dos minutos allí sirven para rejuvenecer el espíritu a cualquiera. Sólo basta con respirar su aire.
La compañía este año, aunque con bajas que espero que se remedien en años venideros, ha sido excelente. Mi compañero de butaca y mi redactor jefe, dos personajes en la misma persona, supo soportarme (en el más estricto y literal sentido de la palabra) en aquellos momentos en el que el asqueo, el agobio y las preocupaciones de doña delirios, alcanzaban el máximo esplendor. Eso sí que es arte y no del que se enseña, precisamente. A él y a su paciencia le debo todo lo bueno de este viaje.
Justo ahora acabo de echarle un vistazo a lo que escribía en este mismo blog hace ahora un año acerca de mis impresiones del Zinemaldia de aquel entonces. Y de paso, miraba con estupor las fotos que lo ilustraban. ¡¿Cómo es posible que hayamos cambiado tanto?! ¿Qué hay de esa chica de por entonces veinte años? Debió de quedarse en el camino, porque hoy me cuesta encontrarla. Me encanta verme cambiar.
Reconozco también un ápice de añoranza cuando hablaba en aquel topic pasado de el taxista, mi bilbaíno favorito, con quien coincidí una tarde accidentalmente por esa maravillosa ciudad que convertimos en nuestro Tokio. Qué nostalgia tener esa libertad de poder estar a las siete de la tarde tres horas encerrada en un bar con alguien, charlando, poniéndose al día, conociéndose. Este año hubo taxista, pero nada más. Faltó charla, faltó tiempo y faltó suerte. Y se echó de menos.
También faltó Medem (que canceló la firma de libros de un libro que acaban de publicar sobre él), y María Valverde (que debió de huir según llegamos). Nos perdimos a Unax Ugalde (que llegó justo el último día para la gala), Winterbottom y a tantos otros famosillos.
Peero… os prometí fotos glamourosas y no os iba a defraudar. Siento deciros que no soy en absoluto ese tipo de persona que persigue a los famosos en busca de una fotografía conjunta. Me da muchísima rabia ese tipo de actos y suelo rehuir de ellos. Asi que sí, he estado cerca de todas estas personas, pero no he llegado a tocar a ninguno. Profesionalidad hasta con quien me llama la atención. De momento…
Verónica Sánchez, ¿debilidad personal o una simple cara bonita? Por otro lado… ¿por qué escoje películas tan mediocres?
Emmanuelle Béart y Marie Gillain, dos de las preciosidades del cine francés que ponen rostro a L'enfer
Terry Gilliam, director de Tideland (y 12 monos, y Miedo y asco en Las Vegas, y…) conocerle en persona tiene que ser la hostia. Es un crack de personaje
Y… ¡¡¡Leonor Watling!!! Sabéis que iba a presentar “Malas Temporadas”, película que se estranará en España el día 11 de Noviembre (salvo cambios recurrentes de última hora). Con cierto aire mezcla de melancolía y cansancio, mostró una de sus caras más amables y bonitas a todos los periodistas depredadores y a las cámaras que, como yo, la miraban con atención. Ella me dedicó esta sonrisa, y yo, como me he levantado de buen humor, la comparto con vosotros.
P.S: Tengo fotos como para montar un fotolog. Si queréis ya subiré más ;)
5 comentarios:
Es uno de esos viajes llenos de recuerdos... tanto buenos como malos... que crean un conjunto ... INOLVIDABLE.
Repito: qué envidia me das.
Ains.... y Leonor... ¿me parece a mi o tiene una cara de embarazada que no puede con ella?
Ummm leonor me quedo con ella por cierto muy bueno el ultimo disc de marlango..
toma, y yo!!
y no sé, a mi no me parezca que tenga cara de embarazada... debieron de ser los pintxos xD
si si más fotos más fotos!!
q envidia, eso sí q es un viajazo!!
BEXETS!!
Ains Kesher, como echaba de menos que me dijeras cosas bonitas. Eres un cielo! Va por ti ;)
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