busca entre mis delirios

sábado, marzo 21, 2009

un día en el mundo



Vetusta Morla · Un día en el mundo


Madrid quizá sea la ciudad más grande que conozca. No tanto en proporciones geográficas, como en la amplitud de su radio. A veces es capaz de convertirse en una gran burbuja imperfecta, que no para de admitir nuevas entradas y que conserva en su interior a miles de cientos de seres caminantes y autónomos que no reparan en la existencia del de al lado. Es uraña, o nos vuelve uraños a unos cuantos. Yo ya aprendí de su juego, y hoy camino como extranjera por aquí. Eliminé el vicio y la bactería de la impersonalidad y transcurro por aquí siendo amable como en el Sur. La gente me mira raro cuando les dedico sonrisas injustificadas, o eso deben de creer ellos, que no tienen razón de ser, cuando en cambio es un regalo a la felicidad de la vida, nada más grande nunca donado. Es inmensa Madrid, sobre todo, porque no puedes encontrarte a nadie conocido en ella. Algo misterioso, deberían estudiarlo. No ocurre aquí como en otras ciudades -leáse Barcelona, Granada, Donostia o Sevilla- donde en un paseo espontáneo se suceden encuentros insospechados cada 25 minutos. Comparto esta ciudad cada día con millones de personas, a las que no conozco más que de vista y cuando alguna de estas se cruza conmigo, me sumo en un estado de deja-vu que me pregunto si tendrá consecuencias neurológicas para mí. Quizá sea un acto de terrorismo del estado... Pensamientos rápidos e improductivos se suceden constantemente consistentes todos ellos nada más que en averiguar de dónde, por qué, de cuándo o cómo conozco a esta persona, o a aquella. Con todo esto, hace un año y pico que pisa esta mi ciudad una de las personas más importantes de mi vida, una de las que incesantemente más me han ayudado y aportado en los últimos tiempos. Un niña que viene de Granada a quedarse aquí durante unos días, mientras dibuja con acrílico planes de estancia permanente. Pasea en paralelo conmigo, pero nunca llegamos a una intersección. Deja rastros, que yo sigo, pero siempre circula a una velocidad y a un tiempo dispar al mío. Tiene en el Retiro un metro cuadrado de césped que le pertenece, pero aún no he dado con él. Su nombre está escrito en la puerta de los baños de diferentes salas de conciertos, y todavía no he podido escribir el mío junto al suyo. Le reservan un par de baldosines en bares de cañas del centro, pero sigo esquivándolos inconscientemente. Tiene asiento preferente en las salas de mi cine, aunque aún no ha pasado por él. Buscóla y no la encuentro, y sé que está.
Aún no lo he dado por imposible. Como aquel personaje de cuento que mi madre me leía años atrás antes de dormir, ella va dejando piezas del puzzle que compone su vida a lo largo de su camino vital, y a veces me encuentro con alguna de ellas, que corro rauda a captar y guardar en mi bolsillo. La colección se hace cada vez más grande, y el puzzle por fin empieza a tomar una forma preciosa. Ahora que se vislumbra el contenido, me doy cuenta de que sus lugares comúnes son los míos y que por tanto, no será tan difícil que un día coincidamos en alguno de ellos.
Ella es Vetusta Morla, y por eso este post con esta canción que tan bien define mi momento actual, va por ella. Que la recuperación sea pronta, que no te quiten mucho tiempo la capacidad de volar, que vuelvas a caminar por mis espacios y que aumentes así las probabilidades de un encuentro fortuito y feliz. Cada día en tu mundo es un día en el mío. Y nuestro globo es pequeño, íntimo y personal. Nos encontraremos en él. Antes de lo que tú crees.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

en Sevilla se han agotado las entradas, lo cual viene traduciéndose en que no puedo ir :(

Carmen dijo...

Para mí Madrid estira y encoge, es una ciudad-chicle.

Y es pequeño y grande Lavapiés. En unas poquitas calles tienes a mano el mundo entero.

Es pequeña, sí... por eso tropiezo con amigos en el metro, por la calle, en la frutería... Me ocurre mucho. Y las redes invisibles empiezan a tejer toda la ciudad, cubriéndola, con un manto protector. Y de repente la compañera de trabajo del ex novio de tu amiga, es a su vez amiga, de la compañera de piso de... esas cosas :))

Pero es inmensa cuando te pierdes, y tropiezas y todo se vuelve borroso, con el fango por las rodillas.

Escuché por primera vez Vetusta Morla en el backstage de los conciertos de la casa encendida, hace más de un año. Ni salí a mirar. Me andaba contando un chiste Chico Ocaña, el de los Mártires, al que no le gritaban chiquillas guapas, pero a mí me hizo reir uno de esos días de pánico.

beso

Carmen dijo...

uy, qué despliegue de palabras. Sorry :)

Anónimo dijo...

los mismos lugares comunes... acabas de encender todas las farolas de mi periferia.. ahora lo entiendo, las piezzas son las coordenadas que descubren nuestros escondites. poco a poco van encongiendo el mundo para que un dia sin darnos cuenta nos pisemos la punta del pie izquierdo (ya sabes, siempre la izquierda) y en un sobresalto se produzca de nuevo el big-bang, solo que esta vez seremos nossotras quien dispongamos el orden de la galaxia... que curiosidad¿quien reconocera primero a quien?

claradriel dijo...

Tienes tanto amor a tu alrededor...

Fíjate que en Madrid, yo siempre sufro encuentros inesperados...

Pero sí, es grande, y en sus calles también andas tú, lo que la hace mucho más agradable...

delirante dijo...

aniku... vaya, lo siento... si te sirve de consuelo, yo aún no he ido a ningun concierto suyo... gracias por pasarte... sigue haciéndolo cada vez que quieras ;)

carmen... me gustan los derroches de palabras, es mi droga favorita :) empiezo a creer que madrid es una ciudad diferente para cada persona que en ella habita. las diferencias en impresiones entre una y otra hace que verdaderamente parezca que hablamos de lugares diferentes. es bonito dotar a tu ciudad de lo que tú quieras, huyendo de convencionalismos, consensos y objetividades.

null... je... qué decirte, si ya lo he dicho casi todo... me ha gustado lo de las piezas como coordenadas, ahora entiendo por qué nunca me pierdo en mi camino hacia tí. nos veremos pronto, lo sé, y ahora, después del video del post de arriba, se despeja la incertidumbre; serás tú quien me reconozca a mí!!

clara... y dentro de muy poco también andarás tú por ella, con lo que se hará más inmensa todavía. o diminuta, según cómo se mire, porque al menos a mí, sólo me importará el espacio que ocupe tu aura y tus pasos al caminar por ella...

mil besitos repartidos para todas!!

Griada dijo...

¿El 1 de mayo?
¿Vas a ir?
¿Tienes acompañante?
¡Me ofrezco!
Si ya tienes acompañante... ¡puedo ser la otra! :)

Griada dijo...

Quizá vayas pasado mañana.
Entonces te odiaré un poquito.