53º Zinemaldia 2005

Echemos cuentas: 25 películas vistas en 6 días (o algo menos). Mi cabeza y mi juicio están, en estos precisos momentos, confusos y saturados. La condensación de la memoria que intenta retener consigo las opiniones precisas de todas y cada una de las 25 películas, se va evaporando según pasan las horas. Por ello os dejaré inmediatamente aquí una esquemática opinión telegráfica de mis impresiones.
Antes de todo tengo que decir que la Sección Oficial ha estado más floja de lo que todos esperábamos y que, sin embargo, las Perlas de otros festivales han sabido llenar en abundancia los huecos dejados por los otros. Películas muy regulares, alguna que otra decepción y muchas sorpresas a nivel fílmico en esta 53 edición del Festival de Cine de San Sebastián. Al grano:

Insuperable

L’ Enfer (D. Tanovic).- Con guión postumo y sombra omnipresente del maravilloso Kieslowski, la película nos presenta en un plato maravillosamente adornado y vestido, la Película del festival. Una preciosa historia interpretada por tres fantásticas mujeres. Imprescindible.

Maravillosas

Broken Flowers (J. Jarmusch).- Película extremadamente divertida en la que Bill Murray se encarga de poner cara y gesto a una personalidad que le sienta como un traje hecho a medida. Maravillosa banda sonora y una puesta en escena brutal que concuerda de maravilla con esa dirección tan personal y característica del genio americano.

Tideland (T. Gilliam).- Del famoso director, controvertido y extravagante, nos llega la historia adapatada de una Alicia muy particular. Gilliam se deja ver en todos y cada uno de sus planos y encuadres, obviando la libertad que se ha permitido para rodar este peliculón tremendamente atractivo y sorprendente. Una obra orginal en todos sus sentidos.

Me and you and everyone we know (M. July).- Directamente de los Estados Unidos Miranda July (que hace a la vez de directora y actriz principal en esta película), se dá a conocer en el mundillo del cine con una película divertida y genuína. Personajes extraños que viven situaciones extrañas y de las que salen del paso de modos más extraños todavía. El sexo, aún con todo, no se salva de las extrañezas de estos personajes, que se lo toman con cierta ligereza no exenta de la risa. Una película digna de ser vista.

Muy buenas

Sud Express (C. Peña y G. Velázquez).- Coproducción franco-portuguesa que a modo de collage, nos cuenta la historia de las gentes y sociedades tan diversas y diferentes a las que les une un tren: el sud express que conecta Portugal con Francia a través de Hendaya. Una película cargada de historias y de personalidades y condimentada, de nuevo, con un humor tosco pero eficaz.

¡Viva Zapatero! (S. Guzzanti).- Este documental italiano, atrevido y rompedor, dirigido por la presentadora Sabina Guzzanti, despertó las risas (alocadas, nerviosas y sonoras) de la prensa. Una mirada crítica y satírica a la censura y la libertad de expresión en Italia (ese país que aún hoy sigue siendo considerado semi-libre). Dos ovarios muy bien echados a una situación en la que lo mejor que se podía hacer es lo que hace Sabina.

Gravehopping (J. Cvitkovic).- Desde Eslovenia nos llegaba esta película que se presentó en su momento como la clara triunfadora de esta edición. Mezclando un humor muy negro y cruel con un drama profundo y existencial, nos quedó un film que se alajaba de lo banal y cotidiano y nos entretenía por momentos.


Buenas

Paradise Now (H. Abu-Assad).- Una historia algo típica pero bien contada. Dos amigos que son elegidos para su propia inmolación. Un acto de terrorismo en el que la valentía y la sumisión a las órdenes divinas se ponen por encima del destino. Un clásico de aquí a unos años.

Je ne suis pas là pour être aimé (S. Brizé).- Por mucho que digan sus detractores, así se hace cine hoy por hoy en Francia. No es original, ni especialmente buena. Es una historia simple en el que el amor y la pasión de dos personas no destinadas a estar juntas se combinan con la música del tango. Tensión sexual hasta decir basta. Pero aún con todo, la película tampoco vale maravillas.

Stesti (B. Slama).- Ganadora no merecedora del premio gordo de este festival, constituye el perfil perfecto de película que ‘podría ganar’. Es Checa, habla de la vida humilde en un barrio obrero, y reivindica cómo sí que se puedes er feliz y pobre al mismo tiempo. Típica y utópica pero graciosa. Muy pasable.

Vers le sud (L. Cantet).- Primera decepción. Una película tremedamente plana, que apenas se salva por las intepretaciones de sus maravillosas actrices, pero que, de nuevo, no da de sí a la historia tanto como podría haber hecho.


Regulares

Match Point (W. Allen).- Sí Penny, una decepción como una casa. Woody Allen se nos hace mayor y cada vez cuesta más verle en sus películas. En esta concretamente es tan difícil adivinar dónde está el trabajo de este maravilloso director o dónde habrá dejado caer su personalidad, que acaba perdiendo el interés. Una película muy normalita que podría haber estado firmada por cualquiera.

Malas Temporadas (M. Martín Cuenca).- No es una maravilla, pero tampoco insalvable. Ya se encarga Leonor Watling de darle ese toque de calidad que la eleva a otra categoría. Lo peor de todo, sin duda, Javier Cámara, que aún no he aprendido a soportarle.

Sa-Kwa (K. Yi-kwan).- El cine coreano para nada se ve representado con esta película, que resulta tediosa y típica en todas sus situaciones. Un poco de originalidad no le habría venido mal. Por cierto, ¿a qué coño le dan el premio a mejor guión?


Las demás, malas, muy malas, o peores. No os entretendré con mis comentarios que pueden llegara ser hirientes. Qué duro es el trabajo del crítico, qué duro estar rodeado de este gremio tan (muchas veces) agotador y asqueado.
Próximamente, la crónica (totalmente extracinéfila) de mis días por San Sebastián.