busca entre mis delirios
jueves, mayo 28, 2009
qué noche la de aquel día...
¿Se puede dormir tras noches como esta? Claro que se puede. Pero es que a Irene no le nace. Y no hay que darle más vueltas a cosas tan simples como ésta. Hoy, por hoy, ayer y mañana, piensa hacer lo que le venga en gana. Es una licencia que se permite porque sí. Y esto tampoco hay que pensarlo demasiado... Es el modo que ha encontrado, a expensas de alguno mejor, de sentise satisfecha consigo misma. Y sólo por eso, merece la pena seguirlo...
Aparece ahora por casa, de puntillas, intentando esquivar miradas incómodas de los que viven con ella, pero ya dentro se da cuenta de que ni siquiera es necesario evitar el ruido, porque por suerte, se fueron todos a trabajar.
Es curioso, ahora que se sienta tranquila, se pone a hacer memoria, acto no muy habitual en ella, y se da cuenta de que nunca había vivido una noche tan larga. Tan larga. Cerró tres bares, uno detrás de otro, dejando a su paso apresurado a curiosos seres de la noche madrileña, fauna marina, de esa con tentáculos y ventosas. Nunca se había caído por la calle, y nunca de un modo tan grotescamente divertido. Nunca había dejado pasar las últimas horas de la noche profunda sentada en la Plaza Mayor de un país de otro mundo. Nunca había desayunado en el Brillante de Atocha con el rimmel totalmente corrido. Nunca había gritado tanto dentro de un bar. Nunca había pasado por su casa, la de ella. Nunca había sentido esa enorme alegría al volver a la suya en un tren tan cargado de gente de bien que va a trabajar cuando a Irene le pesa aún el mediodía, la tarde y la noche del día anterior. Y todo esto, queda añadido de un modo casi automático a la lista que inauguró hace unos meses, precisamente junto a ella, de primeras veces realizadas. Suerte que queda el Casino. Y robar un coche e irse muy lejos...
Así que sí, hoy va con desfase horario. Un jetlag bienintencionado y muy feliz, que viste con soltura y elegancia, como si aquí no hubiera pasado nada.
Cuánto cinismo...
Ahora se da cuenta de que las palabras no sirven de nada. De hecho, seguramente se trate de un elemento más de disuasión del gobierno para mantenernos drogados con algo a lo que aferrarnos. A ellas.
Inútiles.
Vacías.
No, no hay nada como una mirada. Es lo bonito de la mirada; que en ella eres tú, la que la recibe, la que inventa y crea el enunciado en ella contenido. Y te puedes equivocar, claro, pero ahí está la gracia. Que cuando te quieres dar cuenta del error en la traducción, ya es demasiado tarde, porque te la has tragado hasta el fondo. Como una niña. Y es que Irene le gusta ser un poco niña a veces. Una niña buena, claro. Y le ha encantado descifrar lo que sus ojos brillantes y luminosos decían bajo las luces fluorescentemente azules de un bar atestado en sustitución de sus palabras. Que el juego de las preguntas no tiene ninguna gracia si se hace con los ojos cerrados. Abiertos, los ojos siempre abiertos, que hay que darles la libertad de expresión que se merecen. Que no vamos a poner trabas a los derechos básicos, no a estas alturas de la película.
Qué ironía, se replica a sí misma al paso de la toallita desmaquillante por sus ojos... Haber esperado hasta el final para empezar a vivir lo mejor. No, esto no puede ser un adios. Ni un nos veremos en otra vida. Esto tiene que continuar, aquí donde lo dejaron, en el portal de un edificio que podría ser cualquiera, pero que ha hecho suyo totalmente. Y no importa cuando eso ocurra. También se lleva el enorme regalo de matar las prisas y la impaciencia para dejarse caminar a pasitos pequeños, que son más lindos, y que hacen que todo se disfrute mucho más.
No se le olvidarán nunca todos los regalos contenidos en una bolsa verde (¿esperanza?), ni los que se guardó dentro de sí misma para que no se mojaran de copas derramadas, ni de Igor ni de su ex que olía igual que ella, ni de todo lo que calló esperando que fuera leído, ni de la magia que estalló para hacer de su ciudad el lugar de sus sueños, ni del paseo noctámbulo por un Madrid aún dormido, ni de la victoria del Barça, ni de la dedicatoria amateur, ni de su balcón vegetal, ni del desayuno justo debajo del Mediodía, ni de esta tremendamente larga despedida, ella que precisamente deseaba hacerla lo más corta posible...
Se prometió no mirar hacia atrás, y como siempre, se traicionó girándose.
Se prometió no decirla que la quería, y como era de esperar, lo hizo.
Se prometió no declarar el voz alta lo mucho que la iba a echar de menos, y ni siquiera está segura de haber llegado a cumplirlo.
Se prometió no llorar, y, por una vez, se sorprendió a sí misma no haciéndolo. No al menos hasta que estuvo lo suficientemente lejos, ya sentada en el Cercanías madrugador, y cuando éste se puso en marcha. Porque la lágrimas hay que soltarlas cuando una se mueve. Sea hacia donde sea, eso es lo de menos. Pero en movimiento. Que eso también lo ha aprendido hoy, por ayer; que hay que moverse, para encontrarse, a sí misma, o a lo que haya por llegar.
martes, mayo 26, 2009
Portugal
Irene anda buscando una terraza donde el sol caiga perpendicular.
Quiere un café, con hielo, quizá algo para comer y un cenicero cerca, por si acaso.
Se ha marchado a Lisboa, en una escapada sin huir, simplemente deseando estar lejos.
No hay penas, ni agobios, ni siquiera dolor en su movimiento.
Es consciente, sin más, de que a veces hay que estar lejos para verlo todo más claro.
Hay pocas mesas en esta plaza.
Y las que hay, están ocupadas.
Nunca se le dio bien incluirse en círculos ya poblados.
Por eso permanece en pie, a la espera de que se haga un sitio para ella, tranquila, serena, feliz.
Se pregunta de qué color serán ahora sus ojos.
Nunca la vio llorar, pero sabe de sobra que el tono de su mirada será diferente.
Quizá más verde, más verde aún.
Quizá brillante.
Quizá electríco.
Cómo ahogará sus penas, cuando nacen previsibles y al mismo tiempo, inevitables.
Y sobre todo se pregunta por qué ella no estuvo allí, o no lo está siempre, por si acaso un abrazo es requerido en un momento concreto.
Que ya ha dejado de fiarse de los mensajeros que llevan encargos de un móvil a otro.
Que esta vez lo va a hacer bien, y va a ser desde el principio.
Irene es reconocida como la chica que siempre está.
Ahí, aquí, donde se la necesita.
O donde se la quiere, que viene a ser más o menos lo mismo.
Le ha costado toda una vida ganarse ese distintivo y no están ahora las cosas como para perderlo.
No con ella. No ahora.
No, de ninguna manera.
Alguien se levanta en esta plaza, arrastrando las patas de aluminio de una silla ruidosa.
Dejan los dos amigos unas tazas y un plato gastados y vacíos, y con sus pasos alejándose, un hueco que rellenar, que mira a Irene incesante y hambriento.
Irene se da media vuelta.
Siempre se le dio bien girar.
Y se marcha de esa plaza, de esa ciudad, con una sonrisa satisfecha en la cara.
Bastaron sólo unos minutos para sacarle provecho a la escapada.
Que ese café se lo tomará al sol de otro país, el suyo.
En otra plaza con sillas calientes.
En otra ciudad de acento distinto.
Que ya se ha cansado de envíos sin acuse de recibo.
Que empieza desde hoy a entregar en mano, cuerpo y alma.
Que lo suyo es de ella.
Y nadie le debe arrebatar lo que se ha ganado...
A pulso.
Quiere un café, con hielo, quizá algo para comer y un cenicero cerca, por si acaso.
Se ha marchado a Lisboa, en una escapada sin huir, simplemente deseando estar lejos.
No hay penas, ni agobios, ni siquiera dolor en su movimiento.
Es consciente, sin más, de que a veces hay que estar lejos para verlo todo más claro.
Hay pocas mesas en esta plaza.
Y las que hay, están ocupadas.
Nunca se le dio bien incluirse en círculos ya poblados.
Por eso permanece en pie, a la espera de que se haga un sitio para ella, tranquila, serena, feliz.
Se pregunta de qué color serán ahora sus ojos.
Nunca la vio llorar, pero sabe de sobra que el tono de su mirada será diferente.
Quizá más verde, más verde aún.
Quizá brillante.
Quizá electríco.
Cómo ahogará sus penas, cuando nacen previsibles y al mismo tiempo, inevitables.
Y sobre todo se pregunta por qué ella no estuvo allí, o no lo está siempre, por si acaso un abrazo es requerido en un momento concreto.
Que ya ha dejado de fiarse de los mensajeros que llevan encargos de un móvil a otro.
Que esta vez lo va a hacer bien, y va a ser desde el principio.
Irene es reconocida como la chica que siempre está.
Ahí, aquí, donde se la necesita.
O donde se la quiere, que viene a ser más o menos lo mismo.
Le ha costado toda una vida ganarse ese distintivo y no están ahora las cosas como para perderlo.
No con ella. No ahora.
No, de ninguna manera.
Alguien se levanta en esta plaza, arrastrando las patas de aluminio de una silla ruidosa.
Dejan los dos amigos unas tazas y un plato gastados y vacíos, y con sus pasos alejándose, un hueco que rellenar, que mira a Irene incesante y hambriento.
Irene se da media vuelta.
Siempre se le dio bien girar.
Y se marcha de esa plaza, de esa ciudad, con una sonrisa satisfecha en la cara.
Bastaron sólo unos minutos para sacarle provecho a la escapada.
Que ese café se lo tomará al sol de otro país, el suyo.
En otra plaza con sillas calientes.
En otra ciudad de acento distinto.
Que ya se ha cansado de envíos sin acuse de recibo.
Que empieza desde hoy a entregar en mano, cuerpo y alma.
Que lo suyo es de ella.
Y nadie le debe arrebatar lo que se ha ganado...
A pulso.
sábado, mayo 23, 2009
la fuerza
Facto delafé · La fuerza
los principios y los finales se confunden tantas veces que no merece la pena atender a sus límites. mucho menos, esforzarse por preveer sus virajes incontrolados. esta copilota, experta en caídas, agarra con firmeza los mandos de esta nave, que no se para, porque continúa, con rumbo fijo hacia el interior de mi felicidad. y no importa si hay turbulencias, ni si pierdo el control... que todo se recupera si tiene fuerza el motor.
hoy decido que comienzo. de frente a todo lo que haya por venir, con sonrisa y todo mi poder, que es mío porque me lo he ganado...
llego con la emoción humedeciendo mis ojos en un concierto que es, ya desde hoy, el más especial de mi vida. con "conmigo" cantada para mí, sólo para mí, con dedicatoria inolvidable, y mirada universal de alcance personal, que me conquistó del todo. con un "cumpleaños feliz" cantado a capella por treinta personas que me hizo temblar en la silla y con tres abrazos, suyos, que me han llenado de justo todo lo que necesitaba para el resto del año. todo su cariño en mi copa, sus miradas en mi sonrisa, sus palabras llenando mi corazón y el mejor regalo, sin duda alguna, de los que podía recibir hoy.
llego con la huella de tu piel aún inscrita en mis manos, de un jueves en el parque de diez horas alargadas, sí, con mi poderosa musa, con la gracia aún sonando en mi risa, tu abrazo en el mío, y las ganas sobresalientes. tu beso, mi llamada. tu palabra, mi ilusión. tu mirada, tremenda tentación...
llego con la mano tapando de reojo el calendario. negándome a contar hacia atrás los días que le quedan al verano. mordiéndome la palabra, para callarme la comunicación. esperabdo a septiembre, como agua de mayo. y sonriendo desde aquí, esperando que te llegue la energía que la estira y propulsione tu motor.
llego con los planes acumulados, con propuestas atrevidas y energías de tracción. con abrazos que renuevan, futuros imprevistos, regalos envueltos en amor, viajes sin mapa, naranjas cortadas a la mitad y felicidad que donar.
llego con esperanzas de mejorar, con ganas de más, con impulso al movimiento, rechazando cada pausa si ella implica parar. tomo las herramientas para reparar lo que se estropeó en el último viaje. que todo mantiene intacta su estructura, y a veces, es lo único que importa.
y llego con notable en mi aperitivo de futuro profesional, son risas en el cesped, gente interesante, lecturas que alimentan y gracias por estar.
así que empiezo, justo ahora, con estos no-se-cuántos-gintonics en el cuerpo y una rosa de regalo para rematar la noche, porque éste es el momento.
no pido ningún abrazo, porque los regalo incondicionalmente. porque sí, tengo un compromiso con...
dani y su sonrisa
eva y su sonrisa
lu y su sonrisa
carmen y su sonrisa
mamá y su sonrisa
elena y su sonrisa
flor y su sonrisa
bea y su sonrisa
con mis queridos, neus, mj, papá, noe, jose, clara y tiza...
y lo lo intento porque siento, que cuento con expertos, capaces de cagarla, y reirse en el intento...
y me vuelvo a emocionar... está claro que es mi sino de este principio...
que habéis hecho de mí algo súper bonito.
que no puedo dejar de agradeceros que me hayáis hecho llegar hasta aquí con la fuerza de vuestras manos en las mías.
que os quiero, con locura, delirante...
que tengo ganas, ilusión y fuerzas de sobra para este viaje.
que tengo todo conmigo para hacer de este año, mi año.
pero por supuesto, os quiero a vosotros a mi lado, muy cerquita, conmigo.
sí!
domingo, mayo 17, 2009
de viaje
este viaje lo emprendí hace unos días, aunque esperé hasta hoy para publicarlo... y el momento es importante, porque anticipó acontecimientos. y eso es lo bonito de los viajes; que los empiezas tú, pero se hacen solos, autónomamente, sin que tú misma te des cuenta y cuando aparecen las casualidades significativas, sólo puedes sonreir, que es lo mejor que se me da hacer últimamente, por cierto.
la compañía fue inmejorable, aunque los sandwiches se quedaron sin tocar, el picnic lo dejamos para otra ocasión, y la cámara, por supuesto, vacía de recuerdos. y es que hay veces que estás tan inmersa en la aventura, que no tienes tiempo ni para pestañear a través de un visor. sonó Anni, claro, y otras más...
volví con la cara colorada, de tanto sol, los labios quemados y los pantalones mojados, de la hierba de una vía de descanso.
lo malo de los viajes, es que nunca sabes cuándo han terminado. porque aunque el coche se para, y tú te despides de nuevo en el andén, sigues sintiendo esa inercia del movimiento que te empuja a moverte hacia un destino concreto...
lunes, mayo 11, 2009
a media voz
hay días a medias y eso no tiene por qué ser malo necesariamente, aunque todo parezca indicar lo contrario. da igual lo que pase, que mi optimismo me gana siempre y acaba convenciéndome de que me he de ir con una sonrisa a la cama. y yo no estoy para discutir, no esas cosas. así que me la calzo sin rechistar y pido perdón por ese concierto al que no pude ir, y ese plantón tan irremediable. y ya empiezo a pensar en mañana, que será un día completo, o al menos yo haré todo lo que esté en mis manos para que así sea. y en pasado, que lo será aún más... ¿cómo parar de sonreir?
sábado, mayo 09, 2009
primaverano
Cat Power · Sea of Love
El verano ha llegado a Madrid. Irene lo defiende con firmeza, aunque todos los demás se empeñen en corregirla, que no, no es verano, que sí, aún sigue mayo, que sí, lo que toca es la primavera. Pero de cualquier modo, ella nota por todos lados los efectos de un verano adelantado.
Para empezar ya tiene en su espalda una hermosa 'V' tostada al sol de un mediodía traicionero. Aprende con ella la valiosa lección de que ir escotada por delante y por detrás tiene, sin duda, consecuencias imprevistas. También se le ha quedado la marca del anillo de su mano derecha, y por supuesto, esas piernas aún de un blanco virginal, que no se han estrenado, todavía, en paseos sin medias por la ciudad.
Ya huele a piscina por la calle. A cloro, a cremas protectoras, a autobroceadores que delatan, a aftersun de gente poco precavida como ella. Huele a toalla aún mojada. Huele a patatas fritas y a cerveza en el cesped de la pisicina.
Y huele a hierba mojada, claro, a los aspersores que lo ponen todo perdido. Y a los niños empapándose con su más simple y divertido juego bajo ellos.
También huele un poco a quemado. Porque el sol quema. Irene recuerda aquellas primaveras en el patio del colegio donde jugaban a quemar con una lupa los bancos de madera. Iban dejando su nombre ahí marcado, para siempre. O formas desdibujadas, por el simple placer de ver de lo que es capaz el sol. Aún no entiende muy bien por qué hacían eso. No era piromanía. Cree, en cambio, que ahí y entonces empezó su curiosidad por experimentar, por probarlo todo. Hay a quien les da por beberse el detergente de la cocina. A Irene le dio, entre otras muchas cosas, por probar el poder de la luz.
Así que es verano. No hay duda, no para ella. Ya ha sudado el calor más intenso una noche. Menos mal que fue sólo una, aunque no le importaría repetir... Se viste con atrevimiento faldas y vestidos cortos, riéndose con simpatía, de aquellos que aún llevan chaqueta y pantalones de pana. Pobres ingles, pobres axilas, pobres miembros, superiores e inferiores... todos ellos deben sufrir la inmensa tortura consecuencia de la vestimenta de sus dueños.
Madrid está bonita ahora. Dejará de estarlo en poco. Antes de que termine el mes, hay que sacarle partido, se dice. Piensa cerrar bares, ir a conciertos, repetir en teatros, comer y cenar en todos los restaurantes posibles, seguir de tapitas, no dejar las terrazas, celebrar su cumpleaños con la mayor de sus ganas este año, y prepararse para Junio, que con suerte, Madrid recuperará todo su encanto, volverá a enamorar y recibirá en ella a una nueva horneada de hadas y seres mágicos que vienen de fuera, de muy lejos, de otro mundo, dispuesta a hacerle sonreir hasta desgarrarse la cara. Horneada, que acertado sustantivo...
martes, mayo 05, 2009
al maaaaaaaaaaaaaar
hay veces que crees que nada más de lo que hagas superará el límite que con él marcaste. eso pasó con el video de "conmigo".
hay otras veces, que sobrepasándolo ligeramente, te prometes que ya no más, que ya está bien, que hasta aquí has llegado. eso sucedió con el anterior podcast.
pero hay ocasiones en que algo te sale de dentro. y no puedes evitarlo. porque es casi orgánico, como una necesidad. esa imperiosa fuerza emocional que te revuelve todo y consigue hacerte atrever, olvidar los límites, llegar un poco más lejos, a pesar de todo, a pesar de las vergüenzas, a pesar del ridículo.
y es que a veces hay que dejarse llevar.
olvidarse las corazas en casa y cantar bien alto, sin miedo a nada, disfrutando de ese momento porque es tuyo. y sólo tuyo. es una lección que tengo que enseñar a Irene, en cuanto la vea...
yo comparto mi momento con vosotros.
no he podido sacarme esta canción de la cabeza en todo el fin de semana.
tanto ha sonado, que como véis, logré hacerme con ella. ya es mía. y tuya, claro.
despertó en mí recuerdos, pasados y futuros, y fue muy bonito el viaje que hice.
coger la moto y largarse muy lejos de aquí, al otro lado del mundo, justo hasta la playa. y bañarnos juntas, claro, que eso no lo hemos hecho todavía...
perdonen las molestias, por cierto...
no me juzguéis por mis delirios, si us plau....
hay otras veces, que sobrepasándolo ligeramente, te prometes que ya no más, que ya está bien, que hasta aquí has llegado. eso sucedió con el anterior podcast.
pero hay ocasiones en que algo te sale de dentro. y no puedes evitarlo. porque es casi orgánico, como una necesidad. esa imperiosa fuerza emocional que te revuelve todo y consigue hacerte atrever, olvidar los límites, llegar un poco más lejos, a pesar de todo, a pesar de las vergüenzas, a pesar del ridículo.
y es que a veces hay que dejarse llevar.
olvidarse las corazas en casa y cantar bien alto, sin miedo a nada, disfrutando de ese momento porque es tuyo. y sólo tuyo. es una lección que tengo que enseñar a Irene, en cuanto la vea...
yo comparto mi momento con vosotros.
no he podido sacarme esta canción de la cabeza en todo el fin de semana.
tanto ha sonado, que como véis, logré hacerme con ella. ya es mía. y tuya, claro.
despertó en mí recuerdos, pasados y futuros, y fue muy bonito el viaje que hice.
coger la moto y largarse muy lejos de aquí, al otro lado del mundo, justo hasta la playa. y bañarnos juntas, claro, que eso no lo hemos hecho todavía...
perdonen las molestias, por cierto...
no me juzguéis por mis delirios, si us plau....
Manel (i jo) · Al mar
domingo, mayo 03, 2009
eso
¿Qué se siente al escuchar por primera vez la voz de una persona al otro lado del teléfono después de un montón de tiempo siendo de modo casi anónimo tus mañanas, tus mediodías y tus noches, indistintamente cada vez, pero intensamente vuestras y sólo vuestras?
Irene lo sabe ahora, porque lo acaba de vivir: Eso. Eso es lo que se siente.
Y un montón de tiempo es mucho tiempo. En diez días harán dos años. Nunca se le dieron bien las fechas, pero los comienzos de cosas bonitas los graba a fuego en su memoria. La acusan a menudo de tener mala memoria, pero es que nadie la entiende: olvida lo malo, lo regular, para dejar espacio suficiente a lo bueno, lo mejor.
Lleva todos esos días en dos años, que no quiere ni calcular para no asustarse, escribiendo y leyendo. Leyendo y escribiendo. Cada vez más palabras. Cada vez más personales. Cada vez más frecuentes. Cada vez más dentro. Han pasado noches tristes, noches de agobios, noches de crisis existencial, rupturas, reconciliaciones, enfermedades, traspiés, risas... ¡Hasta les dio por montar un puzzle!
No fue por aburrimiento, de eso está segura. Quizá al principio sí, pero ahora, después de todos estos meses y todas estas circunstancias, está más que claro que lo que les une es bonito porque sí.
No hay nombre, porque no hace falta. A veces no es necesario nombrar las cosas. Basta un "eso" o un "así" para condensar todo lo que significan.
Irene vuelve a casa esta noche contenta, más de lo normal, muy contenta. A lo largo del día de hoy le han dicho que tiene una sonrisa preciosa -esa de la que tanto reniega constantemente-, que hace muy bien su trabajo -por muy sencillo que parezca, se ve que es posible hacerlo mal-, que tiene nariz de ser buena gente y nada egoísta -el mejor piropo de entre todos los demás-, que es guapa de dentro a fuera -aunque lo duda, lo duda mucho-, y que su voz pone nerviosa. Y no hablamos de autoestima, porque Irene renunció a ella hace tiempo. No está bien contar con ella porque cuando falta se nos viene todo abajo. Es mejor dejar que nos haga visitas esporádicas, y mientras tanto, sonreir y creérselo un poquito, sólo un poquito, sin que apenas se note.
Así que hoy, después de casi dos años, ha escuchado su voz, y por fin, la ha hecho real. Porque Irene es así, necesita una palabra, una voz y una mirada para hacer realidad a una persona. Y podría decir alguien que aún le falta la mirada en la ecuación, pero eso a Irene no le importa, porque ya la ha visto, en el mundo bonito de los sueños.
Por cierto, hoy ha aprendido que hay que tener cuidado con lo que se hace en sueños, sobre todo en los que no son tuyos, sino ajenos. Que puedes cagarla de sobremanera sin darte ni cuenta, y no, Irene no quiere cagarla con ella. Que empezó todo muy bien, sigue todo muy bien, y ha de continuar mejor.
Podría decir muchas cosas más, pero no lo hace. Quizá sólo podría añadir una canción. Quizá, incluso, y ahora por primera vez, debería cambiarla por otra. Quizá sea verdad que basta así, que no hace falta nada más, pero no lo puede evitar, porque hay veces que no se quiere ni se puede evitar. Así que añade la canción, aunque esta noche suene diferente. Pues eso...
Irene lo sabe ahora, porque lo acaba de vivir: Eso. Eso es lo que se siente.
Y un montón de tiempo es mucho tiempo. En diez días harán dos años. Nunca se le dieron bien las fechas, pero los comienzos de cosas bonitas los graba a fuego en su memoria. La acusan a menudo de tener mala memoria, pero es que nadie la entiende: olvida lo malo, lo regular, para dejar espacio suficiente a lo bueno, lo mejor.
Lleva todos esos días en dos años, que no quiere ni calcular para no asustarse, escribiendo y leyendo. Leyendo y escribiendo. Cada vez más palabras. Cada vez más personales. Cada vez más frecuentes. Cada vez más dentro. Han pasado noches tristes, noches de agobios, noches de crisis existencial, rupturas, reconciliaciones, enfermedades, traspiés, risas... ¡Hasta les dio por montar un puzzle!
No fue por aburrimiento, de eso está segura. Quizá al principio sí, pero ahora, después de todos estos meses y todas estas circunstancias, está más que claro que lo que les une es bonito porque sí.
No hay nombre, porque no hace falta. A veces no es necesario nombrar las cosas. Basta un "eso" o un "así" para condensar todo lo que significan.
Irene vuelve a casa esta noche contenta, más de lo normal, muy contenta. A lo largo del día de hoy le han dicho que tiene una sonrisa preciosa -esa de la que tanto reniega constantemente-, que hace muy bien su trabajo -por muy sencillo que parezca, se ve que es posible hacerlo mal-, que tiene nariz de ser buena gente y nada egoísta -el mejor piropo de entre todos los demás-, que es guapa de dentro a fuera -aunque lo duda, lo duda mucho-, y que su voz pone nerviosa. Y no hablamos de autoestima, porque Irene renunció a ella hace tiempo. No está bien contar con ella porque cuando falta se nos viene todo abajo. Es mejor dejar que nos haga visitas esporádicas, y mientras tanto, sonreir y creérselo un poquito, sólo un poquito, sin que apenas se note.
Así que hoy, después de casi dos años, ha escuchado su voz, y por fin, la ha hecho real. Porque Irene es así, necesita una palabra, una voz y una mirada para hacer realidad a una persona. Y podría decir alguien que aún le falta la mirada en la ecuación, pero eso a Irene no le importa, porque ya la ha visto, en el mundo bonito de los sueños.
Por cierto, hoy ha aprendido que hay que tener cuidado con lo que se hace en sueños, sobre todo en los que no son tuyos, sino ajenos. Que puedes cagarla de sobremanera sin darte ni cuenta, y no, Irene no quiere cagarla con ella. Que empezó todo muy bien, sigue todo muy bien, y ha de continuar mejor.
Podría decir muchas cosas más, pero no lo hace. Quizá sólo podría añadir una canción. Quizá, incluso, y ahora por primera vez, debería cambiarla por otra. Quizá sea verdad que basta así, que no hace falta nada más, pero no lo puede evitar, porque hay veces que no se quiere ni se puede evitar. Así que añade la canción, aunque esta noche suene diferente. Pues eso...
Zahara · Cartas entrelazadas
sábado, mayo 02, 2009
palabras que se escuchan
hay palabras pronunciadas a deshoras, que no a destiempo. no es lo mismo...
he tomado las tres de la mañana como mi hora favorita.
hoy tiene menos sentido que otras veces, pues esta noche, por primera vez en muchas otras, mis palabras hablan en soledad, hablan para vosotros, sin más compañía que Mozart sonando de fondo, alegrándome la noche, acompañándome en este viaje sin más equipaje que un buen montón de sonrisas.
llevo para todos...
servíos vosotros mismos...
he tomado las tres de la mañana como mi hora favorita.
hoy tiene menos sentido que otras veces, pues esta noche, por primera vez en muchas otras, mis palabras hablan en soledad, hablan para vosotros, sin más compañía que Mozart sonando de fondo, alegrándome la noche, acompañándome en este viaje sin más equipaje que un buen montón de sonrisas.
llevo para todos...
servíos vosotros mismos...
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