- Buenas
- Hola, buenas tardes
- Hola. ¿Está delirante?
- Depende del día
- ¿Y cuándo está?
- Pues… hoy por ejemplo. Está a punto de bajarme.
- ¿Perdone?
- (Sonrisa)
- ¿Bajarle a dónde?
- ¿Cómo que a dónde?
- …
- ¡Pues abajo!
- Creo que me he perdido…
- A las bragas
- ¡¿Qué dice?!
- ¡¡¡La regla!!!
- ¿¿??
- Déjalo chiqui, ha perdido la gracia. Me va a bajar la regla, así que sí que estoy un poco delirante.
- No, no, no. ¡¡¡¡Laura!!!!… delirante… se supone que trabaja aquí…
- ¿Laura? Pero… qué forma más curiosa de preguntar por ella. Mira en el bar.
[…]
- Piénsatelo. Habla con ella. Tus prioridades y las suyas no tienen por qué ser idénticas, pero sí complementarias. Ambas tenéis que llegar a un acuerdo. Tú quieres que paséis más tiempo juntas, mientras ella te pide libertad. Ambas podéis quedar satisfechas, pero no permitas por nada del mundo que sus ansias de hacer SU vida sacrifiquen la VUESTRA. Como en todo, en las relaciones de pareja, las cosas funcionan a través de un sistema de prioridades. Llevas varios años pensando que las suyas son más importantes que las tuyas propias. Y eso es fatal. Olvídalo. Parte de cero. Resetea tu coco. Piensa. ¿Qué quieres, qué necesitas, qué te gustaría vivir ahora mismo? ¿Un viaje con ella? Propónselo. Buscad una fecha libre común a ambas, elegid un destino tranquilo, un pueblo perdido por el norte, donde no haya comunicación con el mundo exterior. Nada de internet, de televisión, de móviles. Dejaos los relojes en casa. Y vivid. ¿Tres días? Pues tres días. Pero déjaselo claro. No quieres tener que esperar años para que esos tres días sucedan de nuevo. Pasar tiempo con ella no debe ser en ningun caso un eclipse… Haceros la promesa; vacaciones para vosotras una vez al mes. Es lo menos que la puedes pedir. Ah y por favor, deja de pensar que le debes algo por estar saliendo contigo. No lo hagas, no, porque duele, pica y escuece. Ella no es más especial que tú. Y para nada te está haciendo un favor. Eres una tía inteligente, atractiva, simpática y cariñosa. Tienes todos los ingredientes para que cualquiera pueda enamorarse alguna vez de ti. Mientras no comprendas este punto, ella podrá seguir sintiéndose por encima y eso no lleva a nada positivo. Deja de sobrevalorar lo que tienes y sé objetiva por una vez en tu vida. No soy la más adecuada para dar este tipo de consejos, pero no sigas pensando más en los demás que en ti misma. Va, no tengas miedo, todo saldrá bien…
- O mal, eso ya me importa poco… a estas alturas, sólo puedo esperar que salga. Muchas gracias, de verdad. ¿Te debo algo?
- Una invitación, dentro de unas semanas, cuando el viaje haya caducado. Y me cuentas. Por cierto, ¿dónde te has comprado ese bolso?
1 comentario:
¡Me han encantado tus últimos tres post! Para que luego digas que no sabías con qué actualizar el blog!
Bsos!
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