busca entre mis delirios

jueves, febrero 10, 2005

Ray, 2004



… o cómo realizar un buen biopic de quien ha sido y es uno de los grandes ídolos del mundo de la música, sin caer en los errores de siempre y que han llevado al fracaso al pseudointento de Scorsese con el señor Hughes.

Taylor Hackford, director apenas conocido dentro del cine norteamericano se pone al mando de una de las películas preferidas por la Academia de los Oscar en esta actual edición. Atrevido proyecto: El traslado a la gran pantalla de una personalidad muy querida por casi todos, y muy tarareada por la masa. Ray Charles, el genio del gospel y la música negra. Un dios al piano y dueño de una voz que conquistó a cientos en la década de los 50. Un proyecto que tenía en mente Taylor desde 1987 cuando le fue imposible encontrar estudio que se hiciera cargo de financiar la película.


Ha sido ahora, con el maravilloso Jamie Foxx (que acababa de ver hace unos días en ese papelón de taxista en Collateral, gran película, recuerdo), que no sólo es capaz de tocar al piano las canciones del verdadero Ray, sino que le clava, y no exagero, en todos sus gestos, su mímica, los temblores, los tics nerviosos, la forma de sonreir, de abrir la boca, su sonora carcajada, de tambalearse al andar… es impresionante porque aunque obviamente no he llegado a conocer a Ray en persona, he tenido el gusto de verle en conciertos grabados, en documentales, entrevistas… y es auténticamente escalofriante lo mucho que se acerca Jamie en su intento de representarlo. Sólo por eso es merecedor del Oscar o del premio que se precie porque si no te dicen que no es Ray, te lo tragas enteramente. En eso consiste ser un buen actor, en el ingrediente credibilidad.


Pero volvamos a la película que afortunadamente no toda ella es Jamie Foxx. Que nadie se queje de la historia porque no hay más vuelta de tuerca cuando se rueda un biopic, no hay cabida para muchos giros y no se permite intromisiones externas. Tal cual la cuenta Ray, así nos es presentada. Y da fe el mismo R. Charles, al que se le transcribió a braille el guión. Por cierto, que el verdadero Ray Charles murió el 10 de junio del pasado 2004, justo antes del final del rodaje de esta, su película.
La banda sonora, como musical que es y tratándose de Ray, es maravillosa, eso sí, si te gusta mínimamente el compositor del que se trata.


Merece la pena, porque es una buena película y porque descubre al espectador aspectos de la vida más privada del cantante que seguramente desconocía hasta el momento y que le ayudarán a comprender mejor por qué ese estilo de música y qué es lo que suponía para él. Una buena forma de acercarnos el mito a la realidad y de mostrarnos una subida esplendorosa hasta lo más alto y su posterior y consecuente descenso a los infiernos.

2 comentarios:

PennyLane dijo...

lo malo de las biopics es q normalmente son bastante flojillas y solo nos cuentan el lado "bueno" o
"benévolo" del personaje en cuestión, veáse Tina, Una mente maravillosa y una larga lista de etcs.

igual esta me animo a verla.
BEXETS!

delirante dijo...

una mente maravillosa me pareció un perfecto bodrio... que asco de película, de verdad! Esa en cambio se lleva bastante mejor porque sí que cuenta aspectos vergonzantes de la vida del cantante.
ya me dirás si al final la ves, pero tampoco te perderás gran cosa si no lo haces ;)


por cierto, chicos y chicas, cuidadme bien el blog este fin de semana que no voy a estar por aqui.
y a ver si os veo a alguno por barna que sé que alguno y alguna son de por allí.
Besos y nos vemos a la semana que viene!!!