busca entre mis delirios

jueves, octubre 26, 2006

Asfixia

- No encuentro nada anormal, su graganta está en perfectas condiciones orgánicas -me informó cuando hubo finalizado las pruebas-. Sin embargo las cuerdas vocales están muy faltas de tono, no hacen bien su trabajo y esa es la causa de la afonía. ¿Tiene problemas emocionales?
¿Tenía problemas emocionales? No, o sí, depende de lo que estuviéramos hablando.
- ¿A qué se refiere? -quise saber a mi vez.
- Se trata de algo funcional, pareciera que ha olvidado cómo se habla correctamente. Sus cuerdas necesitan una rehabilitación foniátrica y le aconsejo que la haga cuanto antes. ¿Usted expresa sus sentimientos con facilidad?
Quedé sorprendida. No esperaba este tipo de disquisiciones holísticas en una ocnsulta de hospital, pero era evidente que no iba desencaminada.
(...) De regreso a casa especulé sobre el diagnóstico. La médica había dado en el clavo y no podía por menos que estar de acuerdo con ella. Le había contado mis dudas y pesares a casi todos mis amigos pero no a la interlocutora más válida. Nunca le había hablado sin tapujos de mi arrebatada angustia por su relación con Carlos, ni de mis celos, ni de la reencarnación de Penélope que me poseaía en sus frecuentes ausencias. No sabía de mi llanto, ni de mi pánico a perderla, como tampoco del rígido autodominio que me había impuesto para no importunarla con preguntas. Desconocía, en síntesis, buena parte de mis sentimientos, y estos, asfixiados, se habían amotinado colpsando mi garganta.
El remedio a tal desaguisado era obvio: tenía que sincerarme con ella y cuanto antes mejor. No podía postergar más mi tiempo de reserva si quería sanar mi afonía y mi relación, y mucho menos permanecer prisionera en la telaraña que muy probablemente había tejido mi propia paranoia.

"La insensata geometría del amor", Susana Guzner, 2002


Cuídense de decirlo todo este invierno. Que te calle una afonía es de lo peor que le puede pasar a una persona que disfruta diciendo. Por cierto, mis cuerdas vocales abandonaron la huelga y por fin se dignaron a hablar. Hoy ya han recuperado el tono casi del todo.

2 comentarios:

Beatrize Poulain dijo...

Oye, pues ayer en la uni en las mesitas de la segunda planta con el chico ese y el portatil no estabas muy afonica no? :P

delirante dijo...

:O

Eemmmm... vale, debería empezar a mirar un poco más a mi alrededor. Pero tía ¿por qué no dijiste nada? La próxima vez no te me escapas :P
Y no, la verdad es que ayer (y hoy) la afonía ya casi ni existía.

por cierto... sigues en el turno de tarde?