escriben las buenas plumas que Gabo ha emprendido finalmente su deseado éxodo al que será su lugar de retiro y descanso, por fin, después de casi cien años. nadie quiere que esto parezca la crónica de una muerte anunciada, ni el relato de un náufrago, ni la más grande de sus obras periodísticas. es sólo la increíble y triste historia de un viaje sin retorno en el que no hay mala hora para llegar. ha decidido hacer esperar a los ángeles y el réquiem de los funerales suena tan lejano que ya casi le parece una cumbia. ha vivido para contarlo y ha fundado entre las páginas blancas encuadernadas un país al alcance de los niños. ese país tiene como capital una ciudad que algunos dicen inventada, pero eso es sólo porque, como en todo buen laberinto, no supieron encontrarla.
ve llover en Macondo donde despunta un verano feliz. allí le esperan Juan, Julito, Pablo y aunque reniegue, también estará Jorge Luis, cebando el mate. mientras beben, ríen y fuman, se explicarán unos a otros cómo se cuenta un cuento y juntos, escribirán del amor y otros demonios.
puede que ahora dedique su eternidad a la bendita manía de contar, al periodismo militante, aquel que, cuando era feliz e indocumentado, afirmaba que era el mejor oficio del mundo o quizá se decida a continuar las memorias de sus putas tristes.
sólo espero que él sí que tenga quien le escriba...
3 comentarios:
mejor que las putas tristes cuenten su propia historia.
¿esas memorias? lo único que no le voy a perdonar.
http://www.lamarea.com/2014/04/24/garcia-marquez-el-genio-al-que-le-perdonaron-todo/
lo único. prometido.
con la licencia creativa hay que aprender a saber perdonar lo que no nos gusta, la política, las opiniones divergentes... incluso los delitos.
el arte...
me niego.
ya no quiero artes ciegas, ni egoístas, ni cómplices.
no voy a leer a poetas que aplauden fascismos, ni a machos latinoamericanos haciendo apología de la violación. y si lo hago, no se lo voy a perdonar.
tengo un pacto con la coherencia.
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