me gusta mayo. me gusta su tiempo dual, mutable y contradictorio, como su astrología. sus días de lluvia y tormenta con camiseta de tirantes y zapatillas de tela. su casi equidistancia entre el principio y el final del ciclo anual, que parezca que aún es pronto para algunas cosas y quizá un poco tarde para el resto. me gusta pensar en todo lo que queda por hacer, en las oportunidades que quizá brinden los días, que aún es posible que sople las velas con alguna alegría de más que celebrar, que grandes cosas han pasado en la historia en un mes como éste. me gusta creerme el dicho aquel de que lo bueno se hace esperar, que aunque se cumpla un año ya de aquel mayo pasado, definitivamente habrá algo mucho mejor para mí ahí fuera aguardando el momento adecuado.
que nunca es tarde si la dicha es buena, que a quien madruga dios le ayuda, que más vale maña que fuerza y al saber lo llaman suerte, que el que algo quiere, algo le cuesta, alguien vendrá que bueno te hará, mira adelante y no caerás atrás y hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo, que a mal tiempo buena cara, que cuando una puerta se cierra, cientos se abren, el que busca encuentra y el que espera, desespera, el que no corre, vuela y el que la sigue, la consigue, que la esperanza es lo último que se pierde, mal de muchos, consuelo de tontos, que la paciencia es la madre de la ciencia, que no hay mal que cien años dure, que querer es poder y vísteme despacio que tengo prisa, siempre hay un roto para un descosido, que quien hace lo que puede, hace lo que debe, que cada palo que aguante su vela y cada loco con su tema.
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