busca entre mis delirios

lunes, julio 26, 2010

de rojo y más colores



Me da un poco igual no parar de limpiar. Y el cansancio acumulado. Y la duda con el rotulador rojo en la mano. Siempre se me dio mal poner etiquetas. Ahora, delante de las cajas, y con la casa cada vez un poco más vacía, la misión parece imposible. Rojo, como mi vestido de lunares blancos con el que me disfrazo de gitana al más petardo estilo swing. No sé bailar sevillanas, pero dile al dj que pinche a Django Reinhardt y verás... Hay que echarle un par de ovarios a esto de perder la vergüenza. Hay que bailar mucho. Porque es una pena que sólo pongan a Marisol a las 3 de la mañana cuando están cerrando el local, que si no, sería la reina de la pista. Eso lo sabe todo el mundo. Ovarios. A mi el lobo no me acojona más. Me río en su cara. Que esta caperucita se ha cansado de correr. Ya ni siquiera la segunda palabra más aterradora del lenguaje médico consigue asustarme. Yo he perdido el miedo ya, por prescripción médica. Y hablando de perder...y de encontrar, consecuencia perfecta de lo primero: Poulain encontró ya su Amélie. Y no es que la hubiera perdido, es que no se habían encontrado hasta ahora. Y en verdad no es una historia de ahora, pero es que se me había olvidado contároslo. Poulain encontró a su Amélie probablemente subida a lo más alto de un tejado, mientras ella desconectaba la tele de su vecino y se preguntaba cuántos orgasmos estaba teniendo París en aquel instante. Es bonito verlo desde fuera como si se tratara de una película; si cierro mucho los ojos, casi puedo ver el grano de la saturación de color... Fuera, me quiero ir lejos, pero contigo. Lejos. Vacaciones. Necesito vacaciones. Pero contigo. Abrazos, reencuentros, amigos, vosotros, ellos. Necesito un poco de todo. Un te quiero, media docena de bailes transnochados, un par de kilos de abrazos y todos los mimos del mundo. Sin parar de reir pero sin dejar de moverse. Mudanza. La casa vuelve a parecer un almacén en un escorzo de déja-vu de sus comienzos. Tengo que escribir bien grande “Frágil” en cada uno de los paquetes, para que traten con mucho mimo lo que hay dentro. Inevitablemente frágil: siempre se escapa un poco de tristeza en estos giros de espiral, pero hay una cosa cierta y es que, desde hace un tiempo, todos los cambios son a mejor. Y el vestido de lunares, bien dobladito, para que no se arrugue. Que queda mucho por bailar. Con dos ovarios.

4 comentarios:

B. dijo...

Con dos ovarios! si señora!

Beatrize Poulain dijo...

el vestido de ovarios. no son topos ni lunares, son huevos de vida, ovarios. ahora cada vez que te lo vea te lo voy a decir: "tu vestido de ovarios literales!". debería de ser escatológico, pero a mi me parece irrepetible y es tuyo. eso mola.

respecto a las películas y las azoteas, las princesas que no se buscan y se encuentran y los colores... simplemente te diré que yo pregunté al blanco y ya tengo un color definido que no me esperaba pero que es perfecto para vestir mi vida de ahora, incluso para llevarla en bolas corriendo por ahí.

no me da la gana escribir más existiendo el césped.

Argax dijo...

Ay, las mudanzas, yo y tengo mono de una y todo se va encaminando para que cuando pasen los calores se produzca.

Me gusta tu búsqueda de fuerza, la reafirmación, sólo los que insisten acaban por tocar la japines

Carmen dijo...

va
lien
te

...

como las leires que deciden quedarse en lisboa, eh?

felices, pues claro.

un beso, preciosa