busca entre mis delirios

domingo, julio 18, 2010

domingo de amistad

A veces, una separación prolongada, a la vez que amortigua los rencores, despierta la amistad.
Marcel Proust

la amistad está sobrevalorada. y ahora voy a ser lo más cínica que me sea posible.
sí, como las películas, los artistas, la política. está sobrevalorada. y lo malo de cuando idolatras, veneras y riegas con tanta importancia a una cosa, es que se te escapan por los laterales todos sus fallos, que los tiene, claro, como todas las personas humanas que interpretan, personifican y dan sentido al término. y lo malo es que cuando éstos naturalmente aparecen -los fallos, digo-, corremos a por el reproche, llegando demasiado pronto con el rencor y arrastrando con desgarro el dolor. y todo por valorarla mal y en exceso.

a lo mejor es un problema de lenguaje, del engrandecimiento del término, o de la concepción simbólica de su significado, tan inflamada y desproporcionada. igual es el desequilibrio entre demanda y oferta, entre operación y resultado, entre inputs y outputs. quizá sea una variable entre agorafobia y anuptafobia. puede que se trate simplemente de un placebo más para tener excusa para estar mal.

sea como sea, no se pueden perder de vista esos fallos que inherentemente tiene la amistad. no hay que depender demasiado de ella, ni volcar absolutamente tu sino en alguien portador del término. la gente va y viene -libre circulación de personas por ley- y por lo general, la mayor parte del tiempo no están.
yo, por ejemplo, cuento los amigos que tengo en la distancia emocional con una calculadora y recurriendo a la memoria para no dejarme a ninguno, pero cuando necesito a uno sólo cerca, a veces desisto, por imposible, del álgebra.

hay varios tipos de amigos: con los que te vas de cañas, los que te piden favores por trueque, los que sólo acuden a tí en busca de consejo cuando no están bien, los que están lejos y echas de menos cada día un poquito, en los que no confías para nada, los que te llaman para salir de fiesta a partir de las once de la noche, los que en cuanto te descuidas te la clavan por la espalda, los "amigos-muelle" que desaparecen durante años y aún así sabes que están ahí y que si los llamas volverán, los que se mantienen en silencio pero siempre tienen una palabra para tí, con los que envejeces, los que comparten contigo trabajo/ocio/estudios, los de "por interés...", tus ángeles de la guarda, los que te conocen con sólo una mirada, los que toman el brazo y el tronco entero en un descuido, los de la empatía que parece inmortal, los que te defraudan y te hieren, los que fueron antes tu pareja y aunque ha cambiado todo los sigues queriendo con locura, los que siempre te dan plantón, los que están tan ocupados que tienes que quedar quince veces antes de poder verlo...

y otros muchos más, que aún no he conocido.
la moraleja de todo ésto, porque siempre tiene que haber alguna lección moral que anime al desanimado por la crudeza de la vida real, es que hay que saber perdonar a quien hiere, defrauda o traiciona, aprender a respetar la distancia de quien se aleja durante un tiempo, ser prudente con los excesos y saber ponerles freno a tiempo, tener paciencia y tolerancia con los que no están absolutamente siempre no dando importancia a la reciprocidad y sobre todo, lo más importante de todo, no dejar nunca de querer incondicionalmente a los que te quieren bien.
como diría mi madre, ésta es mi frase del día.

4 comentarios:

Beatrize Poulain dijo...

me ha dao hipocondria de palabras.

Carmen dijo...

prefiero no definir.
muy complicado para mí, you know... pero creo que lo dejo todo bastante clarito si te digo que tengo muchas ganas de verte, niña buena.

mua

Argax dijo...

La cuestión no sólo es cómo son tus amigos, en que tipo puedes encuadrarlos, sería más bien necesaria una reflexión sobre los papeles que nosotros interpretamos para los demás, porque también somos varios tipos de amigo dependiendo de la persona que haya al otro lado.

Me quedo con la lección moral y con una tarea pendiente, a mi me cuesta especialmente, y es mantener la noción de la verdadera manera de ser de las personas que están por mis alrededores, ni endiosarlos ni convertirlos en "jitlers" de andar por casa.

Sicos

Alberto dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada, porque soy de esos que se ha apoyado muchisimo en las amistades a lo largo de los años. Y por esto mismo, tambien me he llevado palos muy muy grandes, pero esto es como el amor... por muchos golpes que te des, ¿uno va a dejar de intentar querer a alguien? Sonaria demasiado pesimista para mi modo de ver las cosas.

Una anecdota:

Hace tiempo estaba yo en esa tipica epoca de mal de amores, escuchando sabina, extremoduro,... lo tipico. Y quise querer apoyarme en un amigo. Este amigo, es bastante cazurrete y al pedirle opinion por cómo lo estaba pasando yo me dijo:
"mira alberto, yo no ze de ezah cozah azique zolo puedo te puedo zacah a tomarnoh unah birritah"

Me gustó la sinceridad y como le doy vueltas a todo, me puse a reflexionar que tengo amigos de todo tipo y que es necesario que uno mismo catalogue esos amigos, para no llevarte desilusiones... como bien dices, el aceptar las limitaciones de los demas para no hacerte un catacrocker.

En fin, que me llamó la atencion el blog y me pasaré por aqui de vez en cuando.