Ya ha llegado abril y yo casi ni me he dado cuenta. Suele pasarme con estos meses de transición en los que no estás en una estación ni en la otra. Aún me escurro la lluvia de marzo y no he sacado aún las camisetas de manga corta para mayo.
Vuelo, como antaño, en un ave motorizado que corre deprisa atravesando media península. Mi compañera de travesías duerme a mi lado, con su cabeza apoyada en mi hombro. Y yo, que no puedo contemplar su onirismo, giro la cabeza hacia fuera. Apenas distingo la silueta de los árboles que dan color al otro lado de la ventanilla. Es complicado distinguir formas cuando se va tan deprisa… Hace tanto que no piso Sevilla que me pregunto si seguiré siendo capaz de andar por sus calles como si fuera parte viva de ellas.
Intuyo un sol increíble en la plaza del Salvador. De esos que dan ganas de salir a la calle y no recogerse hasta la tarde. Día de tapitas, de no parar. Hace ya tres años de la primera vez que me pusieron delante un plato de caracoles, que están en su mejor época ahora, por cierto. Mi primera vez. La desvirgación de tan tremenda orgía gastronómica. Aún veo el plato de pequeños moluscos gasterópodos al lado del “cardito” y los palillos. Las cabrillas. El bar del amigo. Casa Diego. Muchas sillas, o sólo dos. Todo dispuesto para disfrutar. Mis reparos se vieron animados por un “toesponerse” que llevaba toda la razón. Si no tienes miedo y te atreves, ganarás un poco de cultura. Porque hay cultura hasta en un plato de caracoles. Sobre todo en esa pequeña perversión para las mentes enfermas como las mías que no dejan de ver algo tremendamente sexual en la introducción y sorbo de algo tan viscoso y sabroso como lo que se esconde tras esa concha.
En fin, sólo espero que me esperen en la estación con un coche con aire acondicionado que me lleve a Triana y me inviten a una cerveza helada y un plato de papas aliñás (a ser posible con huevas o chocos) que me rompa todo este jet lag inducido.
[pueden seguir dejando sus cuatro palabras... que yo os las robo sin pudor y les doy la forma que me de la gana. ea!]
1 comentario:
Sí, se_ñor! :-D
Interesante lo de los caracoles y ese instito primario que te lleva contnuamente, que divertido :-)
pd. aún queda un poquito para los caracoles, aunque en Casa Diego seguro que ya los ponen.
pd.2.La ciudad sigue igual de 'intuitiva' que siempre, todo es dejarse llevar por los pies hasta que aguanten, el sábado pasado tuve un día maravilloso de esos.
pd.3. Siempre serás_eis bienvenid@s
Publicar un comentario