busca entre mis delirios

lunes, noviembre 02, 2009

efecte trivial

se oyen las teclas de un piano tocado casi sin mirar, casi sin saber, casi sin querer, suaves, tranquilas, pausadas, rítmicas y perfectamente acompasadas. un, dos, tres, cuatro, cinco, seis... imagina que se suma un bajo y un acordeón y más tarde, un coro que susurra un ritmo ininteligible. palmas, plas-plas-plas, y vuelven a quedarse solas las teclas... casi como en un sueño...

el ave vuela a trescientos kilómetros por hora, muy lejos ya de donde vengo, pero nunca es demasiado rápido, siempre podía darse más prisa, siempre podría llegar antes, y sin embargo, esta vez, por no poner pega ninguna, llega justo a tiempo. a la hora de la comida, sin retraso al encuentro ansiado. estar de vuelta es como sentirse en casa sin siquiera pasar por ella. y todo por el abrazo, el del encuentro. porque es la constante que determina toda la ecuación. puedes tener una agujetas terribles, puedes estar pasando un calor impresionante dentro de tu gabardina roja, puede que no durmieras bien la noche anterior, puede que te tocara un taxista algo así como gilipollas, puede que tengas hambre, y cansancio acumulado, y ganas, y todo al mismo tiempo, pero cuando la ves cruzar esa calle y acercarse despacito a tí, con ese movimiento tan suyo al andar, y con esa mirada que lo dice todo -y un poquito más- y el espacio entre los dos cuerpos se reduce a nada en un abrazo espontáneo, no puedes más que cerrar los ojos y dejarte sentirte bien. casi como en un sueño...

estar bien es lo mejor.
no hay duda, ni nadie que me lo cuestione.
si estás bien te atreves a subir a un escenario delante de cerca de 300 personas a cantar un verso improvisado con etiqueta personalizada y perder la vergüenza entre el público que coreaba, te cargas de energías extras que sacas de nadie sabe donde -pero todo legal- para estar dispuesta y preparada por si tus manos son requeridas en la obra, sonríes por el metro a los que amenizan en los pasillos a los viajeros con su música, no pica en los ojos el despertador de cada mañana, no hay sueño, no hay cansancio; sólo hay ganas de más, cantas en voz bajita al oído esa canción que no hace más que pedirte porque dice que le calma, y tú que no has cantado jamás en la vida para nadie, te decides a hacerlo, sólo para que te compense con su sonrisa... casi como en un sueño...

me he traido de Barcelona un queso, por nombrar sólo una cosa trivial. no tengo prisa por sacarlo de la maleta porque sé que no necesita refrigeración, que aguanta, que no se pone malo, ni caduca.
van tres.
una torta del casar, un queso de holanda, uno de cabra de Montserrat.
tres son los quesos que componen mi colección. y dos de ellos me los guardas tú.
quizá, del sur, me traiga un cuarto... quién sabe dónde lo meteremos...

4 comentarios:

claradriel dijo...

Así me gusta que estés, en buena compañía y con recuerdos felices...

Marta dijo...

:)

tú lo has dicho, nada mejor que estar bien

Griada dijo...

Mételo enla depensa, hija, en la despensa.
¿Dónde si no?

Ja, ja, ja.

Argax dijo...

Que bien que te has metido a coleccionar quesos.

Y sí, estar bien es lo mejor.

Un beso