busca entre mis delirios

martes, octubre 13, 2009

transgrediendo la cuarta pared

Aquí metida, forzada a salir por horas, arrastrando mis pasos involuntarios, queriendo quedarme toda una vida encerrada si no es a tu lado donde tengo que ir. Aquí, entre las cuatro paredes de este cuarto que ahora es mucho más pequeño. Sí, las casas sienten. Y no, no quiero ventanas en mi habitación. Mirando sin mirar nada. Elucubrando diferentes maneras de pedir perdón. Inventando idiomas en los que contarte lo mucho que te quiero. ¿Cómo se dice "única" en esperanto? Dándole barniz a los sueños que lijamos y preparamos juntas. Las horas transcurren lentas, y desde el viernes parece que han pasado ya dos meses. Estiro la mano algo más de veinte veces al día por si alguna pudiera rozarte, pero no lo consigo. Juraria que mi gata acaba de maullar tu nombre. Rodeada de imágenes en las que me sonries que me niego a despegar de la pared. Escuchando una y otra vez esas mismas y eternas canciones que no puedo escuchar sin sentir nada. Tragándome los reflujos de mis propios errores. Reafirmándome en mi verdad de que jamás quise a nadie como a tí. El pelo se me cae formando madejas en el desagüe de la ducha. Leo a ratitos un libro de radiología médica. Tengo una bolsa de lunares con un poco de arena de playa dentro con la que me mojo los dedos. Contemplando los recuerdos, a modo de video homenaje que yo misma he editado para mi agonía. Condenándome por no encontrar remedio ni cura. Sabiéndote, sintiéndote así como estás, y yo, impotente y desarmada, sin poder hacer nada. Perdida por perderte. Vacía y vaciada. Deshojada, como la margarita que me dijo sí. Me alimento sin hambre ni comida. Me trago la sal de mis lágrimas, y ellas me hidratan para seguir respirando. Te pienso sin remedio. La guitarra ya no suena por mucho que apriete. Pierdo kilos y cada vez me pesa más tirar de mí. Gasto klinex por cajas. No sé dormir, he olvidado cómo hacerlo, sin tí a mí abrazada. La almohada está dura. Todo me resulta incómodo. Ni el paracetamol alivia este perenne dolor de cabeza. Me consumo con cada cigarro que se amontona en la mesa. Caen por cajetillas y tu mechero se queja por lo quemado que lo tengo. Me persigue tu olor allá a donde voy, desde la ducha con tu gel hasta mi ropa con tu esencia. Y he descubierto que el dolor es el olor con una 'd' delante. Todo tiene sentido. Me bebo yo sola la última botella de Coto que quedaba de la cesta de navidad. Aún no he limpiado las manchas de aguaplast de mi bolso. Todavía no he abierto la mochila. Y no me atrevo a escribir nada aquí, porque sigue sin haber mejor lugar que las nubes de tu pelo.



Deneuve · Playa Romano

3 comentarios:

Marta dijo...

si ella tb está enamorada... el perdón se hará inevitable

y sea como sea que acaben las cosas, sabes que tú tb puedes llamarme :) me apetece hablar contigo!

un abrazo fuerrrrrrte!

pd. ¿¿estás fumando o es metáfora?? O.o

claradriel dijo...

Sólo quiero que te haga feliz...
Este post es tan ambivalente, mi bonita...

Miles de besos en todos tus lunares.

claradriel dijo...

Te dejé un texto que me inspiró el tuyo en mi blog.

Mil besos, preciosa.

Por favor, sé feliz.