busca entre mis delirios

lunes, abril 27, 2009

mucho petardeo

Irene se está volviendo una petarda de la hostia. Escucha a Mari Trini a todo volumen mientras sus vecinos de arriba aporrean su suelo, el techo de ella, clamando piedad. Sus padres la miran con aires de consternación. Piensan que entre el "Corazón contento" de Marisol, la sonrisa constante y la Meditación, la niña se les ha metido en una secta. Pero ella está permanentemente feliz y es eso lo único que la importa. Aunque, claro, eso también pasa cuando le lavan a una el cerebro...

Anda una borrasca allá arriba mojándonos a todos pero ella sigue creyendo que la primavera llegó para quedarse. Tiene ganas de enseñar las piernas, así que se ha comprado tres vestidos de lo más retro. Más petardeo, pero del que mola. Le han invitado a un guateque y ya sabe qué se va a poner para ir vintage y no desentonar. Le dirá a su madre que le enseñe a maquillarse como cuando ella era una golfa. Así dejará de pensar en el asunto de la secta para creer directamente que su hija se ha vuelto loca.

El otro día se animó, por aburrimiento, que es por lo que se suelen hacer las grandes cosas, a entrar a una tienda que le cae bien desde hace tiempo. La tienda le cae bien. Es raro, pero ella es así. Actúa por las pulsiones de buen rollo que le dan las personas, los lugares, y también las tiendas. Así que entró por aburrimiento y salió con una bolsa completita. Le vendieron una crema para la cara que está hecha de cristales de azúcar. La dependienta le contó que el azúcar absorve y mantiene tanto la humedad que podría crecer un cactus en cristales de azúcar. Irene sólo espera que no le crezca ninguno en su cara.
El caso es que si alguien le chupa ahora la cara, le sabrá dulce. No está segura todavía, tiene que comprobarlo...

Junto al 'suero facial' (que es otra forma de llamar a la crema con otro nombre para decir exactamente lo mismo pero encarecer el precio) se llevó una leche corporal de yogur, "comestible", apuntó muy seria la dependienta. Irene se quedó con ganas de pedir que le especificara un poco más, pues dudó de si en caso de hambre o necesidad imperiosa, podría pegarle un trago. Pero parece que no. Sigue pareciéndole, al extenderla, una crema normal y corriente. Tóxica por vía oral, aunque en la etiqueta no lo avise. Y debería, porque le dan ganas de comprobar por sí misma si le han engañado en su compra. Una nunca puede estar segura de lo que compra, si no lo puede probar.

Sigue durmiendo abrazada al cojín que Ella le regaló. A ver si así, por casualidad, consigue mandarle un poco de esas buenas energías que tanto le sobran y a Ella tanto le faltan. El cojín, por cierto, también es del rollo psicodélico-retro-ochentero.

Se ha vuelto a pintar las uñas de color naranja-mandarina. Echa de menos su pijama y se olvidó de sacar una foto de alguna de las noches que durmió cerca de él. Las noches no han vuelto a ser lo mismo. Y los días tampoco, para qué engañarse. Y eso no es petardo, es una lástima, sin más.

Y sigue mirando opciones para la aventura de vivir y trabajar fuera en unos meses. Qué difícil es el Neerlandés. Podrían haberlo inventado más sencillo. La gente que crea los idiomas tiene muy mala leche. Así no hay quien se entere. A saber dónde acabarán... Espera que lo que sea de ellas finalmente, resulte de una decisión conjunta y así puedan compartir la culpa en caso de que todo sea un desastre. Pero será un desastre divertido, en todo caso, porque con ella al lado, no hay nada que no lleve una sonrisa por contagio adjunta.
Se pelea con los mapas, la wikipedia y las páginas de alquiler de vivienda temporal, con los tres al mismo tiempo, en un claro desequilibrio injusto de fuerzas. A este paso le van a acabar estropeando la manicura...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A lo mejor no me atrevo con un vestido rollo retro, pero a mi el petardeo me iba, me va y me seguirá iendo.

Donde quiera que vaya, no importa el idioma, solo esa gran sonrisa que caracteriza a Irene, dispuesta a utilizarla hasta en caso de emergencia. Que la saque a relucir con o sin la secta, yo me uno por detrás a ver si se me pega.

Joder, porque siempre me riman las frases? jajaja

Carmen dijo...

al final casi nada es un desastre del todo.

y las uñas con manicura perfecta no tienen ningún encanto.

Mari Trini no se enamoró nunca. A ella la saco del petardeo (si no te importa :))

ah, por cierto... no se hacen fotos cuando una está demasiado ocupada en bien-vivir.

qué bien que los gatos tengan ombligo.

Pàola Morillo Saaghy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pàola Morillo Saaghy dijo...

A Paulette le gustan mucho tus textos. También son muy petardos.

Mola.
Un beso fluorescente,
;)

delirante dijo...

farera... una sonrisa puede salvar el mundo, ¿lo sabías? imagina que otras muchas cosas más simples puede conseguir... quédate cerca, que sé que se pega. lo he visto con mis propios ojos hace muy, muy poco... y sigue rimando, que queda precioso. casi tanto como toda tú :)

carmen... es verdad. hay una extraña capacidad en las cosas y circunstancias que consiguen enderezar hasta lo más torcido. también tienes razón en eso de las fotos. pero da tanto miedo olvidar... casi tanto como decir adios... yo sigo buscándole a la mía el ombligo... creo que su madre lo remató tanto con los colmillos que no lo encontraré nunca.

paulette... a Irene y a mí nos encanta tu blog. con tu permiso, pasaré a tomar café de vez en cuando. por supuesto, te invito a lo que quieras por aquí...

un besito grande para cada una de vosotras...

claradriel dijo...

Me gusta el detalle del cojín. Porque estoy segura en un 100% de que esas energías llegan, y tango que llegan...

Me encanta el rollo retro-ochentero, y el petardeo.