Claro que en amor no puede haber nunca calma, porque lo que se logra es tan sólo nuevo punto de partida para más desear. (...) Y, sin embargo, a mi debiera haberme atormentado precisamente lo que, por el contrario, me tranquilizaba, aquello que yo consideraba la felicidad. Porque la felicidad es en amor un estado anormal, en el cual cualquier accidente, por aparentemente sencillo que sea, y que puede ocurrir en todo momento, cobra una gravedad que no implicaría por sí sólo dicho accidente. Lo que constituye nuestra felicidad es la presencia en el corazón de una cosa inestable que nos arreglamos de modo que se mantenga perpetuamente, y que casi no notamos mientras no hay algo que la desplace. En realidad en el amor hay un padecer permanente, que la alegría neutraliza, aplaza y da virtualidad, pero que en cualquier instante puede convertirse en aquello que hubiese sido desde el primer momento de no haber dado todo lo que pedia, es decir, en pena atroz.
Marcel Proust · En Busca del tiempo perdido: 2. A la sombra de las muchachas en flor
3 comentarios:
no creo que lo q aqui el sr. proust describe sea amor precisamente... simplemente deseo, obsesión.
creo q lo q es interesante del amor es precisamente esa felicidad y esa sensación de plenitud y de complementación q te aporta. y cuando lo inestable se vuelve estable, es lo mejor porque de inestabilidad no se puede vivir siempre.
hay q aprender a ver más allá del enamoramiento del principio y encontrar el placer de vivir el resto q es lo q no nos enseñan en las películas.
en esta época de inmediateces q vivimos en donde la permanencia o la perdurabilidad son valores perdidos, hay q apreciar lo auténtico, lo real y no dejarse engañar por espejismos q sólo son caprichos derivados de la mentalidad consumista q nos rodea.
viva la lealtad!! viva el amor!!
BEXETS!!!
Pennylane: amén.
Totalmente de acuerdo con lo que apunta Pennylane, aunque no tiene relación ninguna con el extracto que ha publicado Laura.
Lo que describe Proust es amor, amor puro y no correspondido, nada de deseos superficiales o pasiones momentáneas. La historia de su personaje con Gilberta es una de las más características del romanticismo literario. Proust dice precisamente que no se puede vivir de lo inestable, que una vez que pasas la frontera del flechazo, empiezas a vivir el Amor de verdad, con mayúsuculas. Él cree en el amor en permanencia, que es el que le duele en verdad. No creo que haya otro autor en la literatura moderna que crea en el Amor más que Marcel Proust. Es todo cuestión de cómo se lea.
Laura, ánimo. Ponte buena. Recupérate.
Petonet.
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