Como ya se mencionó, el azul que pone título a esta película hace referencia a la Libertad.
En realidad es un film que cabalga entre la ruptura y la búsqueda ansiada de la misma libertad.
Libertad para la prostituta, libertad para la amante –la mujer a la que de verdad amaba su marido- y la libertad forzada y no deseada de la personaje principal que es abandonada en un punto de su vida obligándola a partir desde cero.
Película tremendamente triste que comienza con el final de las vidas de los dos miembros más importantes de la vida de Julie Vignon (J. Binoche), su marido –un importante compositor de música al que ella misma escribía sus obras- y su hija.
Julie sale con vida y a pesar de que la cuesta asumir que debe vivir, toma la carga impuesta de la eterna infelicidad.
La película está rodada bajo la sombra de una amplísima gama de azules, brillos y sombras siempre presentes.
La estética en Kieslowski es algo a tener muy en cuenta puesto que como ya es conocido, le gustaba apostar por los pequeños detalles.
Detalles por ejemplo como el precioso plano sin precedentes del reflejo del médico en la pupila de Julie, según está despertando de su real pesadilla.
Entre pestañeo y pestañeo se puede vislumbrar la figura del doctor que la explica que acaba de perder a sus dos seres más queridos, sus dos pilares principales.
Otro de los detalles que difícilmente se olvidan después de haber visto esta joya es la escena del terrón de azúcar empapándose en el café.
Es, digamos, la seña de identidad, la firma del autor.
Kieslowski se propuso una meta. Aquel terrón de azúcar debía tardar en mojarse del todo 5 segundos. Ese era el tiempo justo que le tenía que llevar. No más, no menos. 5 segundos, tiempo suficiente para que seamos conscientes de lo que está sucediendo, y no demasiado como para llegarnos a cansar o aburrir.
Tenía que captar nuestra atención, y lo logra.
Kieslowski se propuso una meta. Aquel terrón de azúcar debía tardar en mojarse del todo 5 segundos. Ese era el tiempo justo que le tenía que llevar. No más, no menos. 5 segundos, tiempo suficiente para que seamos conscientes de lo que está sucediendo, y no demasiado como para llegarnos a cansar o aburrir.
Tenía que captar nuestra atención, y lo logra.
Cosas como estas impresionan y lo que es más importante, crean escuela.
Directores como Jeunet en Amélie, Lynch en Mulholland Drive y Kelly en Donnie Darko han tomado de Kieslowski, y en concreto, de esta película, muchas referencias fáciles de descubrir.
El ejemplo más descarado por su clara analogía es el de 21 gramos, película en la que el papel de Naomi Watts es muy, muy, muy parecido al de Juliette Binoche, tanto que reproduce la secuencia del accidente y sobre todo, la de la posición de feto en la piscina.
Y como no podia ser de otro modo, Kieslowski no prescinde de lo anecdótico.
En este caso se puede citar a los viejecitos reciclando el vidrio que aparecen en la trilogía y anteriormente, en La doble vida de Verónika.
He aquí el ejemplo correspondiente a Azul.
El final, épico, deja ese sabor de boca que pide más.
Y es que con Kieslowski no puedes ceñirte a una sola película; una vez que empiezas, es difícil parar.
4 comentarios:
Enhorabuena por el blog, tiene muy buena pinta, sobre todo si hablas a menudo de películas tan maravillosas :) Además, me gusta mucho la estética de colores fríos que le has dado, queda genial.
Mucha suerte!! A ver si un día me animo yo a hacer -y mantener- uno, aunque creo que a los esquizofrénicos nos resulta algo más complicado ser constantes.
Fdo. El Marqués de la Enchilada bastardo
Está genial el blog, gracias por contar conmigo como uno de los primeros en enterarse. Mucha suerte y que dure mucho la nueva andadura.
El Señor Toldo
Bueno, no sé si conocerás a los que comentan tus muestras. Pero está muy bien promocionar un perfil tan particular.
Me gusta que se hable de Kieslowski, y de esas muestras de la vida tan particular que hizo el cineasta.
De casualidad he visto tu blog, y lo que mas me sorprendió fue el primer mensaje; fresco, y claro.
Sigue así. Y te seguiré leyendo!!!
Muchas gracias, anónimo.
Qué gusto tener tan pronto lectores, y además agradecidos.
De nuevo, miles de gracias.
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