busca entre mis delirios

jueves, junio 04, 2009

"siempre"



Que no, que ya no hay quien se lo quite de la cabeza. Que las palabras sirven de tan poco que sólo el hecho de nombrarlas es un acto inútil y kamikace al mismo tiempo. “Siempre”...
“Siempre” a veces es “ahora”. “Ahora” puede ser “sólo hoy”. Y cuando “hoy” fue ayer, el lío se torna en dolor de cabeza.

A Irene se le cierran los ojitos esta noche. Quién pueda que le diga si es de lo poco que ha dormido en las dos últimas noches, o de las lágrimas que al final, cómo no, tuvieron que salir, cúmulo de “todo”, que esta vez, y para ella -que sea un secreto entre nosotros- es mucho, muy intenso y muy diverso.
Pero que nadie se engañe. Que no todo lo que acaba mojando las mejillas es algo triste. Que Irene se termina de secar los restos de la emoción para dejar aparecer la sonrisa que no puede esconder mucho más y que resume, después de todo y mejor que nada, un viaje improvisado.

Granada no es sólo una ciudad más. Para qué engañarse, nunca lo fue… Irremediablemente se fueron edificando nexos de anclaje en algunas de sus esquinas que le vinculaban a diferentes personas. Pero con fortuna, las obras públicas que taladran las calles y abren zanjas sin piedad, han ido echando abajo esas cadenas. Hoy, para Irene, esa ciudad es sólo de Ella. La ha soñado, la ha pensado, la ha recreado, la ha imaginado. Ha pintado situaciones durante dos años, y especialmente frecuentes en los últimos meses, en los que había una sola protagonista a espaldas de variados escenarios. Pero el albaycín siempre fue su predilecto. Quizá por eso eligió dormir a sus faldas, con la Alhambra saludando discreta a través de los amplios ventanales. Hay un misterio por resolver que a Irene le intriga lo justo: ¿por qué será que los viajeros más exquisitos eligen hoteles con vistas a grandes sitios? ¿acaso piensan gastar minutos en el balcón soleado contemplando semejante maravilla en lugar de cerrar las cortinas desde dentro y disfrutar del micromundo que se cuece en el interior?

En fin, que le pesa un poco el alma. Ha descubierto en su rodilla unos interesantes moratones, agujetas en alguna extremidad, un cansancio alocado, y los labios, de nuevo, abrasados.

Irene llevaba en la bolsa de viaje, por excusa, la compañía de un ser pequeño y suave con pretensiones de perpetuidad. Quería que estuviera con Ella para siempre, aunque, como ya he dicho, se dio cuenta pronto de que quizá ese “siempre” no sirva para todos por igual, aunque para ella significarán "nunca más". Y fue esa tortuga la que le condujo hasta aquella ciudad, hacia un encuentro necesario, ahora más que nunca. El tiempo vuela, eso ya lo sabe, pero no se dio cuenta de lo irremediable de su partida hasta que hubo montado de vuelta en el tren cavernícola que olía a cristasol. Y tenía que ser un tren su medio de transporte. Ya que su Transiberiano quedó averiado temporalmente por fallo eléctrico desde la semana pasada, se acabó conformando con el Talgo ralentizado, a pesar de que el camarero del coche bar no le guiñaba el ojo con igual complicidad.

Ha pasado el viaje proyectando en la ventanilla los recuerdos de un día y medio inolvidable. Reflejando en ella el verde cristalino de sus ojos brillantes tras un telón de lágrimas necesarias. Su herida en el brazo izquierdo, aún por sanar. Los ventiladores dando vueltas. Las tapas sin tocar. Sus cuatro pies a sus pasos, peinando senderos. El sonido del estallar de su risa, más que viva, vital. El tacto de su piel en una caricia inadvertida. El baile de acentos cruzando el atlántico. Los susurros de secretos confesados. El calor de un abrazo nocturno para ahuyentar pesadillas. Sus ganas, infrenables, por cambiar su realidad. Las promesas, en el aire, de un futuro mejor en el que habrá de confiar. La seguridad, intentando ser convincente, de que Irene sí, puede hacerlo realidad. Los escudos y corazas que algún día conseguirá derribar. El primer bar cerrado con Ella por compañía. La nueva paleta de colores con los que pintar por encima todos sus fantasmas. El dulce de leche, que confirma lo que ya sabían. Un café, dos, tres, o los que sean necesarios. La lectura, entre líneas, de las heridas bajo sus tatuajes preciosos. Y otras muchas cosas más para las que no existen palabras justas, que se explican sólo en un grito.

Irene no lo sabe, pero yo sí, que la sigo de cerca. Este viaje ha sido, sin duda, una de sus mejores y más brillantes ideas. Que puede que esta noche le pese todo lo que se ha dejado. Que puede que se le queden diminutas sus pretensiones de solidez en sus afirmaciones convencidas. Que quizá se tenga que volver un poco más cínica para dejar de dar crédito a palabras que sólo se demuestran empíricamente. Pero sin duda, el olor de sus manos, el sabor del último abrazo, el sonido de todo lo que ha escuchado, la plenitud de su perfección, donde Ella sólo ve desperfectos, los escalofríos a flor de piel, la chispa, la chispa… quedará para siempre dentro de su músculo bombeador. Y siempre, para Irene, que ha vivido lo que es eso, es mucho. Es eterno. Y sustituye ahora si te atreves esa palabra por cualquier otra. ¿Qué te crees, valiente, que serás capaz de cambiar lo que siente? Como si las palabras gozaran de semejante poder…



Cat Power · Breathless

9 comentarios:

Carmen dijo...

ahora Irene podrá digerirlo todo. Hay cosas que las palabras no lograrán jamás, pero (me traiciono con esta frase) quizá no haya otro modo mejor de intentarlo.

besote, a la espera del video de la pantoja :)))

delirante dijo...

no, tú no!!! que eres el apoyo para que deje de creer en la valía de un montón de letras organizadas!

ains...

el video de la pantoja no sé si llegará a aparecer, aunque haré lo posible... :)

un beso, guapa

Null dijo...

Por primera vez Julietta sintió que alguien podía desmontar empíricamente su pirámide de hipótesis inamovibles y todos los músculos se le tensaron en forma de escudo.Sirvió de poco. La atmósfera perdió oxigeno y durante esa noche creyó sin fisuras en lo Eterno. Menuda hazaña la de Ella, con solo tres cervezas había conseguido que Julietta se guardara en el futuro las promesas que entre líneas desafiaban sus imposibles en vez de apartarlas de un manotazo, cordial eso si, pero definitivo. Y no se trataría de un gesto frio en señal de indiferencia, sería la consecuencia lógica de su golpeado pasado. Pero por primera vez Julietta sintió que Ella llegaría donde nadie había logrado llegar. Y sus ángulos se relajaron, la prisa se detuvo, la alambrada eléctrica se desactivó y aunque ya no podía decirle que le encantaría que escribiera la palabra siempre en su espalda (el tren se había ido y el teléfono no devolvía las miradas),confiaba en el Poder de las letras.

delirante dijo...

hay un hecho claro y evidente, y es que Julietta deja sin palabras a Irene.
quiza sea en lo único que se deje ganar, porque la derrota es tan irremediable que pelear sería absurdo.
pero me dice al oído que se equivoca Julietta en algo: los móviles sí que devuelven la mirada. son capaces, aún no sabemos cómo, de ver el tono, de descubrir los gestos y hasta de comprobar entre sonrisas, el rubor de unas mejillas lindas.
ya no tiene miedo a las corazas y escudos. ha comprendido que en ocasiones son necesarios. y que cuando se vulneran, aunque sea levemente, es tan fantástico, que hasta explota el aire...

Beatrize Poulain dijo...

Hállome perdidica, pero eso de arriba tiene buena pinta no?

Anónimo dijo...

Tus pasos por Granada crean curiosidad en mi barcelona natal, ^^

null dijo...

y de qué forma explotó, y no solo el aire sino la galaxia entera.
Al ver el nuevo big bang alguien le preguntó a Julietta porqué no echaba a correr hacia el noreste(no sabemos porqué pero esa siempre fue tu direccion, quiza porque tb es la de siberia)asi sin mas, guardandose su Pasado en un lunar cualquiera y comenzando sin repara en el aire que entraba por la puerta entornada.-Qué frio que teneis en casa ¿no?- ¿si? pues no lo habiamos notado...

Julietta no respóndió a aquella pregunta. Miró a Irene, se mordió el labio y sonrió traviesa al ver cuáto se equivocaba la gente.

Que si,que de a poquito se tarda mas en llegar pero cómo dejar de saborear cada segundo simplemente por alargar los pasos, por acortar el tiempo...

El tiempo,que gracia,si conocieran a Irene se darian cuenta de que las horas nunca tienen 60 minutos y que con Ella solo se puede hablar en eternidades.

irene dijo...

si, todos se esfuerzan en resaltar lo lejos que esta siberia... distancias... que ilusos! si conocieran a Julietta sabrian que no existe con ella el adverbio "lejos"...

y que explote el aire, la galaxia o la via lactea entera, que a veces hace falta que salte todo por los aires para que la limpieza sea definitiva...

el transiberiano espera en la estacion, en mi coche sigue sonando facto, en tu moto deje colgado mi bikini marinero, y las piezas del puzzle, por fin, sonrien satisfechas al comprobar lo bien que encajaron... Julietta, inocente, que pensaba que cuando llegara el momento seria desilusionante... como al creer que dentro de los iglus se pasa frio...

Carmen dijo...

a veces todo es un pequeño circo. Nos pongas o no a la pantoja, aplaudamos o pataleemos.

aprendiste la lección. El enigma nos hace interesantes, eh?

:)