lo malo de este despropósito de intenciones es que con la edad, una se vuelve nostálgica en cierto modo. debe ser el motivo de esta traición a mis empeños que hace ahora justo ocho años que este cuadernito virtual estrenó sus primeras letras. otro agosto aburrido, caluroso y presumiblemente asfixiante aquel en que, mientras todos los demás prodigiosos mortales disfrutaban de playa, sol, carretera y manta, yo pasaba el verano detrás de unas cajas de un megacentro de deportes. hoy, ocho años después y con todas las palabras vertidas mediante, cuento días hacia atrás para que los deditos de mis pies rocen el agua salada.
y la verdad es que tengo la sensación de que no tengo nada que contar. pero eso también es mentira. aunque sea para mí misma -en homenaje a las pretensiones con las que este blog nació-, puedo decir que me enamoré hace un mes de una chica que bebía vinho verde helado en la ribeira de Oporto. que, a parte de eso, o no tanto, la ciudad me conquistó. a pesar de no haber visto a ningún conductor de tranvía con un cogote atractivo, Oporto también es una ciudad rara. me hace ir despacito, más tranquila, con dos dedos, torpe, pero acertando las letras que quiero dar.
ai... qué bien... qué bien Oporto...
ai... qué bien... qué bien Oporto...
3 comentarios:
comenzar con oporto de fondo es lindo, si sigues el secreto de sus fachadas desgastadas te daras cuenta de que es mejor no borrar nada, la huella del tiempo y su experiencia te hace mas grande y encantadora.
es curioso. a veces damos tantas vueltas para llegar a nosotras mismas, y otras para evitarnos..
oporto. leire también pudo haber ido a oporto.
un beso, niña buena
Me encanta que te hayas vuelto a enamorar.
Publicar un comentario