Hace ya casi dos años de aquel día. Nadie lo recuerda con claridad, pero era verano, de eso no hay duda, y hacía calor, de hecho, posiblemente hacía un calor insoportable. Sería con seguridad una de esas tardes asfixiantes de Agosto en la que por más empeño que pongas no ocurre absolutamente nada en tu vida, quizá porque todos tus seres amigos se esconden cobardemente bajo techos amables y te dejan sola bajo el sol matador. Y era Barcelona, y en Barcelona el calor es siempre diferente, no se sabe con respecto a qué o a dónde, pero es diferente, y eso lo hace característico.
Ella debió sentir ese letargo aplastante cuando se conectó a Internet desde aquel Ciber deslocalizado. Ese día cualquiera, pero ese en particular, ella mandó un mensaje a una completa desconocida que había encontrado en una página de contactos. Era el aburrimiento, dice. Y ella lo olvidó, hoy ya no forma parte de su memoria, como ocurre con casi todo lo que hacemos sin darnos cuenta que se vuelve algo importante para un otro que no eres tú misma.
Aquel mensaje, que era el tercero que le enviaba en lo que iba de tarde, decía: "Debería cogerte, ponerte una anillita alrededor de tu cuerpo y llevarte de llavero a todas partes. Eres un punto de positivismo (y encima lo haces sin querer.) Aunque eso ya lo debes saber. Algo me dice que eres grande."
Ese fue el comienzo, la primera gota de todas las demás. El chorreo a partir de ahí podía ser imparable. Dicen que en carretera, el momento más peligroso es cuando caen las primeras gotas de lluvia o nieve después de un tiempo sin precipitación. Hay una gran sabiduría escondida tras las páginas de los manuales de conducción. Y nadie le presta atención.
Aquellas palabras quizá no significaron nada para ella. Seguramente fueran tan espontáneas, que ni pasaron por el filtro de su mente, pero las vomitó, que al fin y al cabo, es lo que cuenta. Y al expulsarlo, llegó sin remedio a su destino. Y a su amiga le pareció aquello lo más bello que le habían dicho en mucho tiempo. Consecuencias imprevistas. Eso es así. Ella no lo sabe, pero actuaron como la inoculación de una vacuna. Sí, te deja un redolor gracioso en los momentos inmediatamente posteriores al pinchazo, y te acuerdas del practicante, de su familia, de aquel líquido de color indeterminado y de todos los bichitos que contenía durante horas, pero al cabo del tiempo, cuando tú ya te has olvidado de que la llevas dentro, sus antígenos y tus anticuerpos se hacen amigos dentro de tí, y empiezan a protegerte por su cuenta de los males que están por venir. Quién imagina las batallas campales que se montan dentro de tu cuerpo...
Esa metáfora del llavero marcó su historia, la de las dos ellas, y sin llegar su emisora a ser consciente, le fue devuelta. Dos años después era su amiga quien la llevaba a ella colgada de sus llaves, en el fondo de su bolso y cerca de su corazón. Nadie se deja las llaves olvidadas, nadie entra ni sale de casa sin ellas, son la constante más constante de nuestro día a día, de nuestras idas y venidas. Así que, después de todo, la idea del llavero resultó la más acertada de todas las posibles.
Hay que extremar la precaución. En las tardes de calor pesado y aburrimiento pringoso, a veces decimos cosas que, de pronto, cobran vida autónoma y nos cambian la nuestra propia.
5 comentarios:
vaya... yo nunca lo hubiese entendido así.
En todo caso,
notaría esa asfixia que sienten los Solos
cuando alguien parece amarrarlos
por una esquinita de piel,
y les hace dependientes,
de ritos y ceremonias nuevas.
los Solos no queremos ser domesticados. Queremos que nos cuiden, pero...
Sebastianizada, te digo buenas noches :)
Llevarte en mis llaves siempre me ha dado suerte, ya lo sabes, pero eres tan grande que desafortunadamente no cabes en mi bolso, xD
(48 horas de curro seguido me esperan y 36 q he dejado atrás, menos mal que ya casi es.. es.. miércoles???!!!!!!)
Cuidado con las palabras (que a la mínima de cambio me llamas secundaria).
¿Sabes que te quiero mucho, pedorrilla? Estoy hiper ñoña.
Pues yo te quiero más que esa tal Hada...
Y me alegro de que te quieran como llavero, yo te quiero llevar en mi bolso hasta el infinito y más allá...
contesto con tardanza. disculpen las molestias, en Semana Santa, todo se cierra por vacaciones:
Carmen... la asfixia sólo depende de quien te sujete. yo la he sentido a veces, otras no. me han domesticado, y soy fácil de llevar. las anillas me vienen al dedo y a veces dejo que me las cuelguen. un día te lo explico si quieres, en el bukowski, con el tío que vende revistas entre papiroflexia...
Farera... mi luz guía. ¿sabes que mi bolso es como el de la señorita Poppins? pues en él cabes de sobra. y te prometo que no falta el aire. te llevo dentro, cómo no...
Hadita... te debo una llamada, soy consciente y consecuente. yo te quiero más, siempre te gané en ese juego...
Clara... no sé si existe ese más allá fuera de los cuentos, pero ya me llevas contigo hasta el infinito.
besos noctámbulos a todas...
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