Irene se viste hoy de verano nublado, de día de después de noche tormentosa, de corto enseñándose entera, de blanco silencio, de verde como tu iris, de azul de orgasmo, de rojo granada y de tostado en las piernas. Sale al balcón a gritar como Joplin y trata de fumarse las nubes, por si así se fueran y trajeran de vuelta al Sol, que lo echa de menos, aunque hace menos de una semana que lo vio por última vez. Baja las escaleras bailando al son de un argentino y una granaína, temblando, sí, pero con una sonrisa tan grande en el pecho que teme que el sujetador le reviente un día y que ese día sea hoy. En la calle acelera sus pasos, que nunca se le dio bien ir despacito, aunque está aprendiendo, autodidacta, como siempre, con mucha ilusión. Y es que se maquilló antes de salir con ilusión, y con ganas, y esperanza. Se peinó el flequillo con los mañanas que son casi hoy, con las noches en las que entra el sol por la ventana, con los mediodías que están por llegar. Y lee en el autobús, de viaje a Madrid, las palabras espejo que devuelven todo su significado, en las que se mira y se ve con amplia claridad, aquellas que la rellenan, la remueven y la revolucionan. Y es que le gustan los verbos que empiezan por "re". Bonito acorde por cierto. Son acciones todas ellas que vuelven a hacer lo que les sigue. Vuelven a llenar lo que estaba vacío, vuelven a mover lo que estaba parado y vuelven a accionar la evolución que se quedó atascada. Gran mérito, el del verbo, y el de quien lo produjo.
Y tienes que saber que Irene nunca te dirá una mentira. Ni un falso cumplido. Ni una palabra inerte. Ni un "hasta siempre" en el que no cree. Ni un apelativo ya usado. Ni una frase forzada. Ni una promesa vacía. Ni un "jamás" que no existe. Ni un "me arrepiento".
No te dirá que no la llames. Que no cuentes con ella. Que no puede ayudarte. Que no le merece la pena. Que no tiene fuerza. Que no quiere cualquier cosa contigo. Que no abrazará cada una de tus pesadillas. Que mejor otro día. Que vuelvas mañana. Que no está dispuesta a todo. Que no va a estar a tu lado siempre. Que prefiere a otras para que le canten. Que siente lo que no siente. Que no se derrite con este calor. Que hubo tiempos mejores. Que no irá. Que no te recibirá. Que no te abrazará tan fuerte que se disolverá todo lo que en tu vida no sea extraordinariamente bueno. Que no pasará de tu mano por ese pasillo silenciando las voces de los fantasmas que te acompañan. Que no te quiere. Que no lo hará eternamente. Y que eternamente no es para siempre, y que siempre no es atemporal, que lo condicionan los cuándos, los relojes y los calendarios.
Irene nunca te dirá que no.
Y tienes que saberlo.
Los piratas · El equilibrio es imposible
6 comentarios:
Bien por Irene y por su andar calmado y su sincera intención de un 'siempre' :)
Irene lo apuesta todo, no sé que opinarás tú, pero se le ve a la legua.
y 'siempre'... es la mentira más grande del mundo.
PD: Ese vestido es precioso, y para mí que lo he visto en alguna parte :) no puedo creer que estés más gitana que yo. Mala.
un beso
azul... si, bien por ella.., yo la sonrio todos los dias para calmarla y decirle que lo estas haciendo de maravilla...
carmen... no se que opinar... pero casi siempre tienes razon... ese vestido te suena, y el collar que se ve por arriba, seguro que tambien ;)
y si, lola, estoy mas morena que ningun otro verano de mi vida... dentro de nada,voy y te lo muestro :)
Irene es auténtica... o así la concibes.. por favor.. por mi miopia aumenta el tamaño de la letra.. ja.ja gracias..
Aterradora la última entrada (la del 17 de junio) no esperaba esto de ti.
No caben más faltas de ortografía en tan poco espacio. Espero que hayan sido las prisas pero es que, joder, el "a ido" es molt fort.
(sin acritud)
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