No hay nada más corrosivo que la fuga de tus lágrimas sobre mi hombro en un abrazo sin consuelo que nada lo puede.
No hay nada más absurdo que cinco palabras mal dispuestas que nada tienen que decir.
No hay nada más eterno que diez minutos imprevistos.
No hay nada más doloroso que la impotencia de un silencio que no promete efectividad, ni nada que alivie la pena.
No hay nada más estridente que el ruido de la tristeza resecando tu garganta.
No hay nada más estremecedor que el temblor de tu cuerpo dejándose doler.
No hay nada más amargo que la esperanza de que sea aquel tu último llanto.
No hay nada más hiriente que remover la ropa de invierno y encontrar, como pelos de gato a ella pegada, los recuerdos de la mitad de una vida de dos.
Tan sólo dime si este granito de azúcar que tengo para tí sirve, al menos, para que el hipo desaparezca y caigan a bocajarro en un duelo a traición las sonrisas que levantan al vencido pronunciándolo vencedor...
3 comentarios:
Tu presencia y tu amor son sinceros y fieles.
Saber que existes, y tenerte al lado, debe servir para tener fe y conseguir respirar...
ains...
Para el hipo, lo mejor es un susto, pero con precaución eh!
Un abrazo y un par de granitos de azúcar, por si te quedas sin.
^^
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