Había una vez esta tarde, en el ascenso de las escaleras lentas pero mecánicas que ascienden de los infiernos de la línea 10 de metro hacia la luz exterior de la calle Fuencarral, un pensamiento flotando en mi mente. Nadie, ni yo, sabe qué corría en esos instantes por el flujo nervioso de mis neuronas. Cosas de chicas, seguro.
De pronto, y cuando el primer rayo de luz de tarde nublada entró en lo más profundo de las córneas de mis ojos, mi boca lanzó un silencioso aullido de sorpresa. Un ah! perfectamente intercambiable por todas las vocales existentes ahogado en el impacto de una imagen externa. Un camello en Tribunal. Y no uno de los de finde, no el Chavi ni el Puma. Un camello con joroba. Un ungulado. Y no uno, sino dos, haciéndose compañía culo con boca. En procesión. De desfile. Y yo preguntándome concretamente si el tren que había tomado me había llevado a una época pasada. O a una peli de Kusturika. O (por-dios-espero-que-no) de vuelta a Babel. O a una escena típica desarrollada en algún país árabe. O a Indiana Jones. Y entonces me acordé de lo mal que lo pasa la pobre chica por culpa de la lengua curiosa y entrometida de uno de esos animales. Y me entró el miedo, así que empecé a andar. Y vi a un tucán. Y entonces mis esquemas mentales volvieron a descolocarse. ¿Entonces ahora había abandonado Oriente Próximo para irme a Sudamérica? ¿Qué coño pasa con el Metro últimamente?
Asi que de pavor e incertidumbre, aceleré el paso, bajando fuencarral lo más rápido que pude, adelantando así a los jorobados que querían ganarme la carrera, y pasándolos finalmente de lado. Y entonces me vi en la puerta del Mercado, lejos ya de los animales que habían tomado una perpendicular, con todas esas crituras humanas encantadoras, sus chapas, sus Vans, el Starbucks, el Lateral, los pelos cortos, las faldas de colorines, las miradas inquietas, las sonrisas curiosas... y respiré (de alivio).
9 comentarios:
coño que es cierto!
yo estaba allí y ahbía bichos por toda la calle... yo ya pensaba que se habían escapado de algun circo y que iba a aparecer el ejército de un momento a otro... y me habia dejado la camara en casa!!!
Bueno...pues...mejor encontrarse con eso que no con otras cosas, digo yo, je. Creo que me hubiera quedado un rato a un ladito observandolos sacando de "mis adentros" el ladito este de naturaleza-campo que me corre por las venas, que me tiene preparada para esperarme la fauna o flora mas variopinta en cualquier momento...
Por suerte tenías nuestra fauna y flora del siglo XXI a la vuelta de la esquina, je ;-)
Un saludo.
pd. lo que hubiera dado yo por verlo...
Qué guay! O sea que tienes un lado salvaje dentro de tí misma... el instinto de supervivencia de darwin o algo por el estilo. Muy interesante...
Creo que te hubiera gustado la situación estrambótica de ayer ;)
mmmm....creo que tiene que ver mas con el hecho de que "soy de campo" y estoy acostumbrada a ese tipo de cosas...jajajaja
Aunque ahora que lo dices...si, también supongo que tendrá que ver con mi lado salvaje...y...sin duda, la situación me hubiera gustado muucho, jejejeje
saludos en azul!
Pues, insisto, me encanta. No sé, creo que los vivimos en las grandes ciudades (léase en este caso concreto, Madrid) tenemos demasiado tipificados los paisajes, el entorno, la propia ciudad y viandantes. Hacemos de cada calle como un prototipo, y en cuanto se ve alterado por algo como lo de ayer, se nos descoloca todo el sistema.
Te envidio, que lo sepas ;)
....Jumanji!!!! Ay que miedo, me pasa a mí eso a las ocho de la mañana y me viene justo. Y ya, si el camello se gira y te da los buenos días....puffs. Al final qué era eso?
Jajaja... sí Jumanji total!!!
Pues al final se intuía que era un acto del Safari de Madrid por la festividad de San Antón (el patrón de los animales).
Pues...supongo que si, que de algún modo tengo suerte...es lo que tiene vivir en "pueblo grandes" como Sevilla...después de haber pasado algún tiempo en Madrid, no me extraña que eso os descolocara...que curioso, ahora la "fauna" extraña me pareceis vosotros,jajajja....todo es ponerse, no creas, hacer escapaditas al campo de vez en cuando...y encontrarte con cabras, vacas, y cualquier tipo de bicho por las calles de los pueblos para creerse que hay vida también alli,je. Y fíjate que ahora que lo pienso, por no ver, no veía ni perros andando por las calles...en fin...jejeje...
un saludo en azul.
jijiji... estás hablando con la chica de las escapadas campestres!
disfruto en las aldeítas perdidas de la civilización, donde parece que la vida es diferente y donde sin quererlo acabas por creértelo.
El campo tiene algo mágico. Que no lo pierda nunca!
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